El año del covid, en la peor temporada taurina que se recuerda, dos localidades que hacía muchos años que no daban toros han resucitado. Astorga y Alcalá de Henares son dos ciudades que, han vuelto a la actualidad taurina en la nueva normalidad. Algo que es muy ilusionante, en el devenir de la fiesta.

Volver a recuperar y reactivar bastiones taurinos, es muy importante en el devenir de la fiesta. Todo suma, todo lo que se haga con cariño y respeto a la tauromaquia. Paradógicamente después de 5 años sin dar toros, vuelven con 3 festejos respectivamente, algo que tiene mucho mérito, y un valor incalculable para la tauromaquia.

Julio Norte –Astorga-y Manuel Martínez Erice junto a Jorge Arellana –Alcalá de Henares- son los empresarios que han apostado por retomar la actividad taurina en las ciudades leonesa y madrileña, respectivamente. Saliéndose de la zona de confort y apostando por el futuro, han puesto en marcha, que probablemente den mucho que hablar.

Los empresarios dejan claro su talante emprendedor al apostar por algo que estaba en desuso, con el desembolso económico que ello conlleva. No han temido echar la “pata pa’lante” y pasarse a los antitaurinos que provocaron la caída de esas plazas por las femorales. La moneda está en el aire, ojalá que la afición responda a esta llamada a resurgir, y cierre filas en torno a estas ferias.

Dos ferias, con figuras, toreros jóvenes, y buen aire. Que pueden invitar al aficionado a ilusionarse con el futuro de su ciudad. De momento, la primera piedra ya está puesta, ahora solo falta volver a cimentar la afición, y consolidar la plaza. Eso solo está en manos de los aficionados, y la habilidad de los empresarios para innovar.

En tiempos de covid, con los antitaurinos divulgando bulos y atacando duramente la tauromaquia, la recuperación de dos plazas, que en su tiempo fueron importantes, es un pequeño paso para el éxito. Hay que seguir luchando, y recuperando bastiones perdidos. Pero tenemos que luchar hoy, porque mañana puede ser tarde. Todos juntos, será difícil que nos sometan.

Por Juanje Herrero