El alivio que hemos sentido los aficionados a los toros tras la debacle social comunista en Madrid es tan grande como si hubiera desaparecido la pandemia por completo. Un logro sin precedentes que, para nosotros, como aficionados, alcanza el rango de hito puesto que, de momento, la fiesta de los toros no peligra en Madrid y sus aledaños, la prueba es que este mismo fin de semana, concretamente hoy, empieza la feria de Leganés, en la semana próxima Vistalegre y, a no dudar, en plazo muy breve, Las Ventas del Espíritu Santo.

Es cierto que, la hecatombe que ha supuesto la caída del comunismo en Madrid ha sido de unas proporciones insalvables, hasta el punto de que, como sabemos, ha “muerto” Franco. Si, el mismo que era secretario general de los sociatas en Madrid, el propio amo del partido le ha decapitado por inepto, -sin culpa alguna ese pobre desdichado- por tanto, estamos de funeral, tanto en lo que a Franco se refiere como al inútil de Gabilondo que, el muy estúpido accedió a ser dirigido por su mentor y amo y, así les ha ido a todos. La “muerte” de Franco en manos del tipo de la cara de cartón piedra tiene mucha lectura pero, como primordial, habría que saber por qué se le ha elegido como chivo expiatorio para dicho funeral de tercera que, en realidad, es lo que ha quedado de aquel partido admirable que un día dirigiera Felipe González.

Mucha es la rabia que tienen encima los sociatas de turno que, dictadores como ellos solos, no saben perder; y digo que no saben porque utilizaron todas las artimañas y maldades con la certeza de que iban a ganar en Madrid y, por ende, aplicar la dictadura que llevan dentro de su ser. Dictadura para el pueblo borreguil porque ellos viven todos como reyes, que se lo digan al comunista de Iglesias que, como confesó, prefería comunismo a libertad; sí, porque el comunismo sería cosa de los demás y la libertad era lo que él ya gozaba. A Dios gracias, se marchó para siempre al apestado al lugar que le corresponde, a las cloacas; eso sí, mientras tanto y nadie sabe hasta cuándo, los españoles le seguiremos pagando una fortuna de jornal, amén de la escolta.

Nos hemos desayunado con la noticia macabra –todo un ejercicio de libertad y democracia- de que Joaquín Leguina y Redondo Terreros han sido destituidos como socialistas en su partido. Esa es la democracia de Pedro Sánchez, estás conmigo o contra mí y, lógicamente, los señores citados estaban contra él, por una razón lógica, porque ambos socialistas, honrados y cabales, aspiraban a la democracia, la verdad, la justicia dentro de lo que ellos entendían como su partido; claro, cuando se dieron cuenta de que en las filas del PSOE anidaban oportunistas y traidores a España no dudaron en apoyar a la señora Ayuso que, en realidad, se trataba de un acto de justicia.

Claro que, las declaración del señor Leguina en el día de hoy han sido para enmarcarlas que, a no dudar, así quedarán, esculpidas en el corazón de las gentes socialistas que, como Leguina, quedan algunos. Dijo el señor Leguina: «Ahora resulta que la culpa de la derrota de estos imbéciles va ser mía y de Nicolás» Refiriéndose, claro está, a Nicolás Redondo Terrero.

Así entendía antes el partido socialista, como un deber hacia España y hacia sus votantes, todo lo contrario que en la actualidad que, nos intentar colar el comunismo disfrazado y muchos imberbes se ponen contentos; nada que ver con el señor Leguina que, si como presidente de la comunidad de Madrid fue todo un ejemplo, ahora, a sus años, no podía perder su sentido cabal por la vida e incluso por su partido que, como ha quedado demostrado le han traicionado por aquello de no compartir la dictadura de aquellos que dicen repartir democracia a manos llenas cuando, como el mundo sabe, es toda una mentira.

Pedro Sánchez sigue cortando cabezas pero, por el amor de Dios, el único vestigio que nos quedaba del pasado, Franco, que le haya decapitado como dirigente del socialismo de Madrid, nos parece un crimen de lesa humanidad. Entiendo al mentiroso y tramposo de Sánchez que, al verse derrotado tira cornadas por doquier porque se ha visto vencido por su adversario y, lo que se dice saber perder, sociatas y comunistas no saben cómo se digiere dicho asunto. La guerra ha comenzado en las filas socialistas, algo que los españoles les debemos de agradecer porque, al final, si se destruyera para siempre dicho partido, tal y como ha quedado el indeseable de Iglesias, en España todos viviríamos muy tranquilos.

En la foto que mostramos, Joaquín Leguina, al que han apartado del PSOE, sencillamente porque se le ocurrió votar a un partido decente y a una señora admirable. ¡Eso se llama libertad y democracia, sí señor! Lo demás son cuentos chinos.