Confieso que, ante todo me emociona el toro porque sin la emoción del animal encastado, lo demás son parodias para engañar a los bobos de turno que, como en política, los hay a puñados Digo esto porque hoy, para mi fortuna, gracias a Canal Sur he disfrutado como un niño chico con su primer juguete; no era para menos puesto que en la corrida Pictórica del Aceite celebrada en Villacarrillo, los bovinos de Araúz de Robles han sido de una presentación bárbara, incluso se ha dicho que la corrida estuvo reseñada para Madrid y, lo afirmo tras ver la estampa de dichos bicornes que, en realidad, han dado un juego desigual pero, solo por su presentación, pitones, casta y poseedores de la más viva emoción, lo hemos disfrutado a placer porque, ante todo, unos hombres se estaban jugando la vida y, lo que es mejor, ello se percibía desde el tendido y, sin duda, mediante las cámaras; tres diestros se han jugado la vida y uno de ellos, Octavio Chacón, ha inundado el ruedo con su torería inenarrable.
Corrida fuerte, seria, digamos que para hombres capaces de afrontar el máximo riesgo aunque, como es sabido por todos, eso no vende porque si dicho festejo lo comparamos con el de ayer en Don Benito con tres figuras en el cartel y con toros de Virgen María, lo de hoy de Villacarrillo era para enmarcarlo y, lo de Don Benito, para llevarles detenidos tras la salida en hombros por la burla que supuso dicho festejo pero, es la maldita realidad que asola al toreo, no queda otra.
Frente a los de Araúz de Robles había mucho que torear, muchísimo; unos toreros han tenido mejor suerte que otros, como suele suceder pero, los toros no han aburrido a nadie, han sembrado el pánico en banderillas, han sido bravos en varas, hasta el punto de que uno de los toros ha levantado al piquero como si de un muñeco se tratare.
Sin duda, orejas al margen que me importan muy poco, el gran triunfador ha sido Octavio Chacón que, en Villacarrillo, una vez más, ha dado la auténtica dimensión de su torería. A su vez, ha sido el único diestro que ha toreado con el capote en unos lances a la verónica bellísimos puesto que, torear de capote a dichos torazos era todo un milagro que Chacón ha llevado a cabo con una torería fuera de lo común. Su primero tenía mucho que torear, muchísimo sería la acepción correcta pero, a base de entrega a dominado a la fiera que se lo quería comer y, al final, el toro, entregado, le ha regalado tres series de embestidas para que Chacón mostrara lo que todo sabemos pero que tantos quieren ocultar puesto que, se trata de un torero inmenso al que han querido postergar para luto del toreo y de los aficionados. En su segundo, sin duda el toro de la tarde, fiero, pero con enorme bravura, ha permitido a Octavio Chacón mostrar ese caudal de torería que corre por sus venas para, tanto al natural como con la mano diestra, firmar varias series de una rotundidad fuera de lo común. Una caricia para el alma ha sido la faena de Chacón puesto que, insisto, no existe nada más bello en el mundo que un toro bravo y encastado y, para colmo, con un gran torero enfrente. Tras gran estocada y dos golpes de cruceta le han dado las dos orejas que, de haber acertado con la primera estocada eran dos orejas de Madrid, que nadie lo dude; si de Madrid era el trapío de los toros, lo faena de Octavio Chacón así se hubiera premiado en la primera plaza del mundo.
El toreo es para recomendados, amiguetes y lame-traseros de los empresarios porque, entiende alguien que El Fandi, Cayetano, Ferrera, Ginés Marín y “trescientos” pegadores de pases se hagan ricos con el toreo mientras que, un torero cabal, artista, con enorme valor, con una técnica depurada como es Octavio Chacón y, si no recuerdo mal no ha sumado media docena de festejos y, lo peor es que tras muchos años de alternativa se nos puede perder para siempre.
Adrián de Torres ha tenido un primer enemigo rajado por completo que, hacerle faena era un sueño irrealizable. Lo ha matado como ha podido. En su segundo, con más boyantia y empuje, De Torres ha intercalado pases de buen son y muchos enganchones y muletazos deslavazados cuando, en realidad, el toro pedía una muleta poderosa porque, cuando se ha dado cuenta que le había podido al torero se ha rajado en tablas y allí ha terminado con su vida Adrián de Torres al que, tras un pinchado y media lagartijera, le han dado dos orejas que no aumentarán para nada su cotización.
Francisco de Manuel se ha jugado la vida de verdad. Cierto es que, logros artísticos había poco que resaltar dada la fiereza de sus dos enemigos. El chaval ha estado con una dignidad admirable y bastante ha hecho que ha salido ileso del trance.
Insisto lo que he dicho mil veces, cuando el toro adquiere el protagonismo que le corresponde por su fiereza, casta, pitones, trapío y demás componentes necesarios para la emoción, el éxito ya está asegurado. Y no hablo del triunfalismo que vemos a diario con las figuras y sus acólitos porque, insisto, pude ver las corridas de Melilla y Don Benito, las últimas que he podido ver y, repito, con aquellos animalitos era de pura angustia por muy bonitos que se pusieran sus lidiadores, como sería la cosa que, en Don Benito, hasta un chaval llamado Juanito, junto a Talavante y a Ginés Marín, cortó cuatro orejas y un rabo pero, ¿recordará alguien mañana este festejo? Esa es la diferencia de las corridas aborregadas que se olvidan nada más salir de la plaza, con los festejos donde, gracias al toro queda una huella imborrable. H atenido lugar hoy, en Don Benito, provincia de Badajoz, todo ello de la mano de ese empresario modélico llamado Camelo García.