La corrida torista de ayer en Madrid supuso otro reto importante para los toreros porque, salvo un ejemplar de Valdellán, el resto de los toros mostraron fiereza, mansedumbre y muchas ganas de buscar el bulto para hacer presa, la prueba de todo ello es que Luis Gerpe, con el deseo de agradar inició una serie de manoletinas que, justamente era lo que no quería su enemigo, resultó cogido y dándole gracias a Dios de que salió ileso. Corrida difícil por ambos “lados”, es decir, Valdellán y Juan Luis Fraile que, salvo el ejemplar citado del Valdellán, el resto, mejor olvidarlo todo.
Acudía Paco Ramos ilusionado a Madrid tras la bellísima faena que hizo en Valencia con un toro del Parralejo que, por cierto, aquel animal le brindó unas embestidas sensacionales que el torero de Onda aprovechó por completo, de ahí que llegara la oportunidad venteña de ayer pero, no pudo ser, su primer enemigo no tenía apenas opciones y, Ramos se jugó la vida de una forma descarada, nada que objetarle. En su segundo, un criminal de guerra, el muchacho no pudo hacer nada, era totalmente imposible y, por si faltaba algo, el agua que cayó durante la lidia de los tres últimos toros que, todavía complicó mucho más las cosas. Digamos que, Paco Ramos pasó por Madrid de una forma digna pero, su gran cruz, la que lleva prendida en su mente no es otra que la espada y, sin acierto con la tizona, hasta esa gran obra que hizo en Valencia se esfumó toda posibilidad de éxito y, no digamos ayer en Madrid en que, el hombre, pasó un verdadero calvario.
El que nos sorprendió de forma grata fue Damián Castaño que, en su primero de Valdellán, pese a la fiereza de su oponente, en la muleta le dio por embestir y permitió que el diestro luciera una capacidad de torería que nos sorprendió a todos; faena muy bien estructurada en la que brilló, por momentos, hasta la excelencia de su arte puesto que, varios naturales tuvieron un empaque sensacional, algo fantástico que nos dejó boquiabiertos porque, ya se sabe, ante una corrida torista, esperar que salga un toro como el que le salió, nos supo a milagro pero, insisto, el salmantino estuvo a una altura fantástica frente a su oponente. Hubo mucha entrega, pasión en su quehacer y como digo, por momentos, una torería fuera de lo común. Es cierto que, al final de la faena, todos tuvimos la sensación de que quedó algo por hacer; digamos que, conforme estaba el ambiente por todo lo realizado por el diestro, tuvimos la sensación de que dejó algo por hacer; otra tanta más de naturales que no dio nos hacían presagiar un triunfo grande y, nada fue así. En un segundo se quedó la gente fría porque, repito, el aficionado esperaba el colofón final con otra serie rompedora que, tras haber matado de una estocada tenía las dos orejas en su mano. Falló con el acero y se quedó todo en una vuelta al ruedo. En su segundo hizo un esfuerzo bárbaro ante un animal de nulas opciones; se jugó la vida de forma descarada con el desencanto de comprobar que, lo que podía haber sido no fue. Una pena, pero ahí quedó su torería, su gusto, su buen hacer y mejor decir.
Volvía Luis Gerpe a Madrid con una ilusión que le desborda pero, no tuvo opción; ni un toro ni el otro le permitió apenas anda. Luis, claro, mostró una voluntad tremenda, incluso se atisbó en su persona que tiene gusto para el toreo, que no es un chalado que quiere molestar a las empresas porque, repito, en las pocas opciones que tuvo atisbó momentos de gran calidad. En el último de la tarde, el chaval, por agradar quiso dar manoletinas que, como sabemos, a esos toros no les gusta el toreo por arriba; es más, se enfadan con los toreros, la prueba es que en el primer intento, el animal prendió a Luis Gerpe para matarle porque la cogida resulto dramática pero, a Dios gracias, salió ileso.
Una pena que, en este tipo de festejos, apenas había gente en los tendidos pero, imaginé la faena de Damián Castaño con esa plaza llena, con ese toro vibrante y, hasta me emocioné ante dicho pensamiento. Seguro estoy que, Damián Castaño, estará todavía en vela al pensar que, sin duda, le tocó el suerte el toro de su vida que, dudo mucho que le vuelva a salir un animal como el citado y, para su pena, no pudo consumar lo que tenía que haber sido un triunfo de escándalo.
Imágenes de nuestro admirado compañero y maestro, Andrew Moore