No entraré jamás en las valoraciones que nos indiquen los expertos al respecto de la Pandemia porque para eso la iglesia tiene doctores. Claro que, si los doctores citados son como el tal Simón y el innombrable Illa, que Dios nos pille confesados. Vaya par de tarados que no acertaban ni equivocándose; pero eran los responsables de la cuestión pandémica y no teníamos otra opción que creerles; era, el sí o sí, no cabía más alternativa.

Ahora, al respecto del mundo de los toros en que, sus empresarios están como locos por organizar espectáculos, cosa la más lógica del mundo, se habla de que se podrán dar toros, pero con aforos no superiores a quinientas personas; esa es la última información que nos han contado y, el disparate no puede ser más grande; en realidad, con los dirigentes que tenemos que algo tenga sentido común sería hablar de un puro milagro.

Es cierto que, muchos de los contagios que se dieron en su momento tuvieron lugar en los actos masivos en que, por lógica, se podía uno contagiar pero, por ejemplo, en las corridas que se dieron el año pasado en Córdoba, Jaén y algunas otras plazas, había tres mil personas y nadie dijo que se habían contagiado. Y era lógico porque, había mucho espacio entre los espectadores y, para colmo, son espacios al aire libre. Recordemos que, por ejemplo, Raphael, actuó en un sitio cerrado hace pocas fechas con cuatro mil espectadores. Y si ese ingente número de espectadores pudieron acudir a ver al astro de Linares, ¿qué pasa entonces con los toros?

En España hemos perdido el sentido de la lógica y, para que la desgracia fuera la más grande del mundo, Pedro Sánchez, en otra de sus genialidades dejó todo en manos de cada Comunidad Autónoma, razón por la que cada cual con cada quien ha campado a sus anchas. Cierto es que, hacerlo peor que el gobierno en pleno era muy difícil, yo diría que imposible. Lo ideal hubiera sido un plan coherente para todo el mundo dictado por el gobierno de la nación pero, a las pruebas me remito, mientras nos dirigían en los primeros meses de la pandemia los descerebrados del gobierno tampoco se adelantó nada, es más, todo empeoró.

Siguen poniendo trabas a los toros y eso me parece una crueldad extrema. O sea que, cualquiera podemos acudir a cualquier centro comercial en que hay decenas, centenas de personas comprando y según la ley, no pasa nada. Por dicha razón han dejado en la ruina a cientos de miles de personas que se ganaban la vida en la hostelería, en los bares y restaurantes y todo se ha ido al quinto coño por una mala administración del poder. La norma, si es buena o mala, la dictan otros, pero sin aplicar lógica alguna, es decir, hagamos ratios comparativos y será entonces cuando comprenderemos las atrocidades que se han cometido en tantísimos sectores.

Imaginemos entonces una plaza de toros cualquiera en que, por ejemplo, tenga doce mil espectadores. ¿Qué ocurriría si en dicho recinto al aire libre se concentraran cinco mil personas? Nada, no pasaría nada porque el riesgo de contagio es totalmente nulo, pero no lo digo yo que soy inexperto en materia, lo dice la lógica que es la “ciencia” más exacta del mundo. Y no digamos ya si esas cinco mil supuestas personas las metemos en Las Ventas, vamos, ni se notaría que hay gente como suele pasar en las malditas novilladas que año tras año dan en dicha plaza que no son otra cosa que el enterramiento de chicos desesperados que acuden a dichos festejos como la gente compra la lotería para ver si le toca.

Todo son trabas para que puedan celebrarse festejos taurinos y, entre tantas cosas, nuestros dirigentes ignorantes y bobos, deberían saber que en 1918, cuando la mal llamada gripe española, salvo en Zaragoza y creo que muy pocas plazas más no dejaron de celebrarse la corridas de toros y, echemos la vista atrás, apliquemos la lógica y pensemos en los medios que se tenían en aquellos años. Nuestras cabezas pensantes tienen miedo de que nos contagiemos si nos reunimos pero, ¿qué pasa con el metro de Madrid, por citar un tren abarrotadísimo de gentes? Miles y miles de personas utilizan este medio de transporte a diario y nadie ha dicho nada; es verdad que, el medio es imprescindible pero, si de contagios hablamos, ¿no será ese medio de locomoción el foco más grande para los contagios?

Se pueden dar toros, claro que sí. Es cuestión de abrir la mano y dejarnos de estupideces y, como antes decía, si no se puede con el aforo completo, en el peor de los casos, un tercio del mismo, la prueba la tenemos en los festejos del año pasado en que, por ejemplo en El Puerto de Santa María entraron cinco mil personas y no pasó nada. ¿A qué jugamos entonces?