Verás, amigo innombrable: Esto, más que una polémica va a parecer unos juegos florales. Tú dices que me la tenías guardada desde hace treinta años porque te puse mal una ‘corrida’ en Alcalá de Henares… y poco rencor debías guardarme porque más que meterte con mis torillos de Buenamadre lo que se notaba eran ganas de putearme un poco. Como verás, tampoco yo quise echarte a los lomos en la respuesta.

El viernes vi tu contrarréplica (sin mentarme como han ordenado los jefes) y voy a contestarte a paso de banderillas con el debido cariño a nuestra vieja amistad. Porque ten por seguro que si fueras otro te tenía un mes sin salir de casa. Lo único que me preocupa de tu réplica es la falta de memoria, porque el de la memoria senil debería ser yo que soy notoriamente mayor que tú. Pero tengo que llamarte al orden porque atraviesas una amnesia delirante.

Siento no tener a mano la revista ‘El Ruedo’ donde se publicó aquella crónica, pero uno de esos amigos que colecciona todo lo que escribo ha prometido mandármela. De todas maneras, en este caso, lo tengo muy claro porque fue la primera crónica de mi vida donde censuraba abiertamente a una gran figura del toreo. Cuando lleguen las pruebas veremos si estoy en lo cierto.

La corrida se celebró en agosto de 1966, la temporada de la reaparición de Ordóñez, la crónica se titulaba ‘Querer y no poder’, dedicada al rondeño y no ‘Las bicicletas de Carreros’ como tú dices. Llevaba un antetítulo: ‘Escándalo en Alcalá’ y varias fotografías donde se demostraba la ‘categoría’ del ‘festejo’. Ordóñez no cortó cuatro orejas como tú dices. Arañó sólo una en el primero. El resto fue una bronca continua y en el sexto el ruedo se llenó de almohadillas que le impedían acercarse al animalito.

En el tercero hubo otra bronca cerrada y fue devuelto a los corrales. Creo recordar que se cayeron todos. Y que Antonio Bienvenida cortó una orejita en el quinto. Creo también que había unas fotos de la pequeñez de los pitones y no se publicó ninguna tuya, diciendo que eras el único que iba sin afeitar. En cambio, tienes toda la razón cuando dices que una novillada así deberías haberla reservado para uno de los festivales que toreábamos entonces. Donde yo maté algunos (aquel castaño de Haro) bastante más grande que tus ‘toros’ de Alcalá, cuya lidia transcurrió «entre broncas y almohadillas».

El titular dedicado a la actuación de Ordóñez era: «Si no puedes, ¡vete!». Si el amigo que colecciona estas crónicas, me manda la de esta corrida tuya, voy a tener el capricho de reproducirla en el suplemento del próximo miércoles, para que veas con el cariño que te trato a pesar del escándalo de todo aquello. Siento no tener un archivo, como tú. Pero siendo varios años mayor creo tener mejor memoria. Y ya verás cómo en las fotos los ‘churros’ tuyos, tampoco estaban más regalones que los míos.

De todas maneras, me agrada que te hayas tomado la valentía de contestarme aunque sea después de varios días de meditación. Y no te vayas a enfadar. Porque yo te agradezco mucho que me llames buen ganadero y digas que mis torillos tienen clase para dar y tomar. Pero si llega la crónica, ya verás cómo estaba escrita sin ánimo de hacer daño. La verdad duele pero sólo hay una forma de contarla. A mí no me podía doler que tratarais a mis torillos de Buenamadre de «flojos» porque fue su gran defecto. Lo que no podía tolerar es que se silenciaran las grandes virtudes que tuvieron.

No se me ha ocurrido sacar pecho por la cantidad de orejas que les cortaron. A los tuyos sólo les cortaron dos y era un festival, como el mío. Aunque estuviera anunciado como corrida de feria. En aquellos tiempos, como no había control de la edad, se lidiaban muchos utreros como toros. Y bastantes erales. Y ahora no dejes que te calienten la cabeza más de cuatro cizañeros. Que tú y yo nos podemos decir las cosas a la cara, sin veneno ni mala intención. Y como los dos somos escribidores, de vez en cuando no viene mal un ‘cambio de pareceres’.

Alfonso Navalón, mayo de 1998

En el espléndido dibujo de Cristina Gálvez vemos a los amigos de Pla Ventura, El Pana, Alfonso Navalón, Facundo Cabral, María Domecq, Cesarina Pla, Antolín Castro y el niño Pla.