Ahora que se acerca la hora de Madrid, que San Isidro ya se atisba en el horizonte, y más viendo la poca seriedad que estos días está reinando en el “Coso del Baratillo” en nuestra bonita Sevilla, no me dejo de acordar de ese pequeño rincón, el cual, los modernistas, los del toreo 2.0, los del baja tú no quieren ni oír, ni ver, ni entrar, ese pequeño “redil de ovejas descarriadas” en los tiempos de verbena que corren, no es otro que el tendido 7.

Y es que la apuesta al 7 para los que amamos esto del toro es una apuesta segura, es una apuesta ganadora, apueste todo al 7 y no fallará porque en tiempos donde la tauromaquia sufre ataques constantes, en épocas de “vacas flacas” el tendido 7 y esos abonados y aficionados que tarde tras tarde, visitan la dura piedra del coso Venteño, siguen resistiendo al “invasor” a ese aficionado moderno del Viva España, del triunfalismo y el hedor a Gin.

Visto lo visto estos días por el sur, la propia Sevilla necesita como agua de mayo un tendido 7 como en Madrid, un tendido donde se aplauda y respete el espectáculo, la emoción, la verdad y las cosas bien hechas y replique los ataques de un público ansioso de fiesta y verbena. Condene las vueltas al ruedo a toros mansos, con escasez de fuerza y poca presentación, que reproche al “pica” de turno que coloque la vara en el sitio y no simule el tercio de varas, que a la figura de turno le exija colocación y rigor en las lidias.

Para ciertos aficionados y espectadores como el gran Rubén Amón Sevilla es el respeto, el silencio, la perfección y Madrid una plaza irrespetuosa y que entiende poco del argot taurino y es que para algunos es mejor callar, otorgar y vivir en la mentira, difamar la verdad y poco a poco cargarse una afición que reconocer que todas las plazas de España necesitan en su interior un grupo de gente, que no es ni más o menos entendido, que tampoco, como algunos insinúan revientan a los toreros y a sus faenas que no son del gusto de algunos, simplemente busca la verdad y las cosas bien hechas, para través de ello buscar la emoción.

Decir a esa gente ingenua, que un servidor ha visto llorar de emoción en ese tendido a mucha gente, de dejarse las palmas en acto de servicio, y calentar la piedra no solo en una feria que cada vez tiene menos sentido, y que algunos solo se dejan ver por la plaza por esas fechas ya tan cercanas donde el figureo y el clavel hacen actos de presencia. El aficionado de ese tendido llueva, haga frio, apriete el calor torrante del mes de julio o sea feria, va a llenar con su presencia su localidad, donde otros que se jactan de “buenos afisionaos” están al cobijo del ventilador, el abanico, la estufa o la calefacción.

Por eso y más señores y señoras, buen público y aficionados del mundo del toro que no les engañen, porque la verdad solo tiene un camino, lo demás son todo carreteras secundarias que no llevan nada más que a callejones sin salida, apuesten todo al 7 y será una apuesta segura.

Por Borja García