En el pueblo de Ciudad Rodrigo, tierra de maletillas por excelencia, sus calles rezuman torería y sabor añejo, situado en el corazón del campo charro, este viernes pasado empezaron los tan afamados y esperados “Carnavales del toro”, y hasta su localidad se acercó el novillero Francisco Montero, no podía dejar pasar la oportunidad de verse las caras con los toros de diferentes encastes que iban a saltar a la plaza “mirobrigense” e intentar hacer un poco de ruido, o buscar esa oportunidad tan merecida y que tanto le está costando que llegue.

Un recital de torería y saber andar por la plaza, de desparpajo, valentía, coraje, ganas, hambre, y vergüenza torera, de viernes a martes ha acudido a cada capea, encierro y evento taurino que en Ciudad Rodrigo se ha celebrado, dejando un gran sabor de boca entre los aficionados, espectadores, curiosos, vecinos de la localidad y demás personas que se han congregado para admirar los tan afamados y diversos festejos taurinos.

Este novillero se ha jugado literalmente la vida, ha sido variado, toreando con capote y muleta, con derechazos y al natural, “a porta gayola” y a la verónica, haciendo el péndulo, pases por la espalda, y un sinfín de muestras de su valor y técnica.

Durmiendo estos 5 días en un coche y comiendo bocadillos, -la economía no da para más-, pero las ganas que tiene de conseguir su sueño pueden a la comodidad, un estilo de vida, dedicado por y para el toro, todo por tener una oportunidad y vestir de luces en una plaza donde pueda demostrar lo que lleva dentro, donde pueda volcar ese sentimiento tan grande que le acompaña desde niño y hacer una faena de “dos orejas”.

Su camino no es fácil, poca luz al final del túnel, engaños y desilusiones los cuenta por decenas, promesas vacías y falta de compromiso por algún indeseable que juegan con las vidas ajenas, pero su empeño no desiste, cada vez que cae se levanta con más fuerza, como los torero de antaño,  ahora solo falta que los empresarios tenga la sensibilidad y el valor para darle esa oportunidad. Los aficionados y muchos profesionales están con él, saben que tiene madera para triunfar.

Ojala le llegue ese momento, en el que pueda vestirse de luces, y cuajar a un toro, recibir el cariño del público desde el tendido, y el reconocimiento que se merece. Que no quede en el olvido como tantos toreros sin padrino que no tuvieron oportunidad, que se haga justicia, no solo por él, sino por lo que él representa, por los valores que defiende, que al final eso es la tauromaquia en estado puro.

 

Por Juanje Herrero

Por Raul Garcia