LA TAUROMAQUIA EN LOS CARTOONS NORTEAMERICANOS

Hace pocas semanas llegó a los cines la película “¡Olé! El viaje de Ferdinand”, producción basada en el cuento de Munro Leaf realizada en esta oportunidad por Blue Sky Studios y animada en 3D por la 20th Century Fox. Muchos recordarán la primera versión de la obra de Leaf que fue “Ferdinando, el toro”, realizada por  Walt Disney en el año 1938 dentro de la serie “Silly Symphonies”, en la que resaltaba la imagen de un toro “diferente” que vivía desentendido del mundo real y solo le interesaba pasarse el día oliendo las flores del campo bajo la sombra de un viejo alcornoque, mientras los otros astados se daban de “testazos” y trataban de mostrar su fuerza y bravura con el afán de ser escogidos para presentarse en la corrida de Madrid, pero tras un “pequeño” accidente con una abeja, el toro Ferdinando empezó a destrozar todo lo que había a su paso, sorprendiendo a los cinco hombres con sombreros graciosos que seleccionaban el ganado, quienes de inmediato lo eligieron; más adelante nos presentan una imagen burlesca de la capital española (con ciertos aires mexicanos); el toro, pese a su estampa, no hizo más que mostrar su naturaleza, colmando la paciencia del matador que terminó llorando y el toro devuelto a casa. Quizá muchos se sientan ofendidos por cómo se plasmó en aquella oportunidad la imagen de las corridas de toros y del mismo REY de la fiesta, desde la forma de cómo se realizaba el paseíllo, la forma de andar y comportarse de los toreros, el accionar de los espectadores, entre muchas otras cosas, lo que generalmente era la intención satírica de estas caricaturas, ya que si la comparamos con otros capítulos de la serie, nos daremos cuenta que ningún evento cotidiano se escapaba de ser “ridiculizado” por los animadores de la Casa del Ratón. Y si hablamos del Ratón Mickey, emblema de Disney, fue protagonista de un corto en el año 1936 titulado “Micke’s Rival” donde este debe salvar a Minie de un toro furioso, el cual fue incitado por un personaje entrometido, saliendo ambos airosos tras burlar a la fiera con una tela roja. Quienes también tuvieron un acercamiento con la fiesta brava fueron Timón y Pumba, primero en el año 1995 en “The Pain in Spain” donde los amigos tienen que enfrentar a “El Toro”, un bravo personaje que no se dejaría arrebatar el título del más bravo ante un Pumba disfrazado; en 1999 los amigos vuelven a España para ser protagonistas de los encierros de San Fermín en “The running of the Bullies”. Quienes también viajaron a Pamplona en el año 2015 fueron nuevamente el ratón Mickey y compañía, en el corto titulado “Al rojo vivo” donde experimentan una serie de periplos de los que finalmente salen airosos; como hemos podido notar, a Disney, al igual que los fabulistas, le encanta usar mucho la prosopopeya, atribuyéndole cualidades humanas a objetos y animales (principalmente a los segundos) con el fin de hacer llegar sus mensajes con mayor facilidad a los más pequeños, que son sus principales consumidores, pero no con ello ha dejado de reconocer la bravura y carácter del toro de lidia, el cual por su naturaleza ha sido muchas veces antagonista. Explorando en otras compañías norteamericanas de dibujos animados nos remontamos hasta el año 1935, en una de las primeras referencias taurinas en los estudios Terrytoons de Nueva York, con su personaje Puddy the Pup, en el cortometraje “The Bull Fight” la cual influiría en muchas caricaturas posteriores; una de ellas es “Mighty Mouse” (Super Ratón) en el episodio “Throwing the bull” de 1946 apreciamos a un grupo de ratones antropomorfos celebrando una corrida de toros donde ninguno de los toreros daba la talla ante un bravo animal, hasta la aparición del protagonista; también lo harían Heckle y Jeckle (Las Urracas parlanchinas o Tuco y Tico) en 1951 en el episodio llamado “Bulldozing the Bull” donde enfrentan a un toro peleando con la espada a manera de esgrima. El mismo nombre recibió en 1938 un capítulo de Popeye, El Marino, producido por Fleischer Studios, este con un claro mensaje en contra de la muerte los toros en el ruedo. Warner Bros en sus diferentes producciones hizo referencia a la tauromaquia, principalmente con influencia mexicana, empezando en el año 1938 en el corto “Little Pancho Vanilla” de la serie “Merrie Melodies” donde un “diminuto” personaje se presenta a un concurso de toreros, siendo rechazado en un inicio por su tamaño, pero que por “accidente” logra entrar y hacerse con el triunfo. En 1940 “Looney Tunes” presentó “The Timid Toreador”, protagonizada por Porky Pig que hace su ingreso a la arena, logrando salvarse de la furia del Toro con ayuda de sus “tamales picantes”. El más famoso de todos es el episodio “Bully for Bugs” de 1953, donde Bugs Bunny, tras perderse en su viaje bajo tierra, aparece en medio del ruedo durante una corrida de toros, donde tomara el lugar del matador, que huyó horrorizado al ver tremendo bicho; tras una serie de estrategias, típicas del pícaro conejo, que logró triunfar ante uno de los adversarios más difíciles que tuvo. La Metro Goldwyn Meyer incluyó a varios de sus personajes en el mundo taurino, el más emblemático es sin duda la Pantera Rosa que hizo el paseíllo en dos oportunidades: la primera en 1953 en “Bully for Pink” donde tras observar unos carteles le nace la ilusión de ser torero, encuentra una montera y un traje en la basura, luego toma “prestada” la capa de un mago para poder ingresar al ruedo, con resultados nada favorables para el toro, víctima de la magia de la capa; en 1979 volvería a la arena en “Toro Pink”, pero ahora sin la ayuda de su mágico capote. Tom y Jerry, creados por William Hanna y Joseph Barbera, tendrían referencias en distintas representaciones del arte taurino, primero en “Mucho Mouse” de 1957, episodio que transcurre en Madrid, donde el ratón es un ladino habitante de una casa que tiene por mascota a un gato perezoso, ante ello la dueña contrata a Tom, un reconocido cazador con méritos a nivel mundial, pero que al final termina “toreado” por “El Magnífico”. En 1962 en el episodio “Carmen get it!” se interpreta la famosa opera de Georges Bizet, Tom logra colmar la paciencia del director de la orquesta (gracias a Jerry), y al final del episodio termina “sorteando las embestidas” del enfurecido hombre; lograrían finalmente ponerse delante de un astado en 1975 en “The Bull Fighters” donde entablan amistad con “Toro El Terrible” en su travesía hacia Tijuana, allí se enfrentarían a su amigo en una “corrida arreglada”, pero debido a un accidente previo al festejo terminarían en aprietos ante un toro mucho más bravo. De la misma casa, el perro Droopy (Motita) tendría algunas escenas de este tipo, primero en “Señor Droopy” de 1949 donde compite con un experimentado matador en pos de ver quién era el mejor y obtener un “encantador” premio; en “Caballero Droppy” de 1952, capítulo con muchas referencias tanto en música como costumbres mexicanas, el can enfrenta a su rival Crisco Kid por el amor de una fémina, primero en una serenata y luego toreándose entre sí. En los últimos años la siempre irreverente serie animada Los Simpsons también tuvo un acercamiento al mundo taurino, en el episodio “Million Dollar Abie” de 2006, donde Springfield convierte su estadio en una plaza de toros, teniendo al abuelo Simpson como matador estrella; con su humor “ácido” la familia amarilla hizo una parodia de todo lo que supuestamente ocurre en una corrida, satirizando a la afición y brindando un claro mensaje animalista al final del programa.

Así como estos, existen muchos más ejemplos de cómo la tauromaquia llego a encantar o disgustar a las grandes productoras norteamericanas; es clara la influencia de la cultura taurina mexicana en la mayoría de casos, esto por la cercanía entre ambos países, sumado a que la tauromaquia en la nación azteca por aquellos años vivió una de las etapas más importantes del toreo, encontrándose en boca de todos y traspasando fronteras; otra característica observada es la ridiculización del “matador”, el cual se muestra en la mayoría de casos temeroso, cobarde y siempre huyendo, para luego ser remplazado por el protagonista, que enfrenta a un toro imponente, bravo, cruel, constantemente afilándose las astas y con una manía por destruir todo aquello de color rojo; este siempre terminará burlado y sometido a las estratagemas del personaje estrella. Un punto en contra de los guionistas y animadores, quienes conocían poco o nada sobre la liturgia del toreo, lo que posiblemente generó la tergiversación del tema, confundiendo a cierto sector del público que  nunca tuvo la oportunidad de estar presentes en un festejo taurino para contrastar lo que ocurría en la ficción y en la realidad. Y en medio de tanta violencia, golpes y explosiones, podemos rescatar el que quizá pudo ser un mensaje común: la astucia siempre se impone sobre la fuerza bruta.

Que mejor momento para las productoras estadounidenses revivir a un personaje como Ferdinando (ahora que parecen también estar quedándose sin ideas nuevas), cuando la tauromaquia nuevamente está tomando protagonismo, en medio de este cambio generacional, con el surgimiento de grupos que pretenden su abolición, pero que frente a ellos se han encontrado a una sólida e incólume afición, la que ha ganado además nuevos protagonistas, ha retornado a lugares donde se habían prohibido o llegado a lugares insospechados donde antes por tradición no existía y ha sido bien recibida y aceptada por los nuevos espectadores; es claro el mensaje que pretende dar esta película, más aún cuando muchos movimientos animalistas han logrado ganar sitio en Hollywood, pero pese a ello, en lo personal, veo a “Olé, el viaje de Ferdinand” como un buen pretexto para abrir nuevamente el debate, para que el público en general hable de toros y para los taurinos como una oportunidad perfecta para defender, explicar y refutar los argumentos que pretenden dañar y desacreditar nuestra Fiesta.

Gerson Rolando Valdivia Cardozo

Asociación Cultural Taurina TauroChot