Son tantos y tan reveladores los puntos de reflexión que nos dejó el acontecimiento mayor de 2017, la Corrida Benéfica del 12 de Diciembre en la plaza «México», que nos han merecido más de una sola columna. Hoy continuamos después de haber tratado anteriormente las actuaciones de JOSÉ TOMÁS y «El Juli».

El rejoneador PABLO HERMOSO DE MENDOZA se pasó de faena. Y no me refiero precisamente a su actuación del día 12. Han sido ya muchos años de carrera, un número sin precedente de corridas toreadas y es natural y humano el cansancio. Ya no muestra la misma entrega, la misma ilusión, la misma espectacularidad; no hay ya nuevas suertes. Si es recomendable retirarse en el pináculo, a PABLO se le pasó ese momento porque su trayectoria va en franco descenso. El festejo benéfico hubiese sido un bonito marco para el adiós. Pero se ha pasado de faena. De cualquier modo, gracias muy cumplidas a él por dejar a México ser testigo de su revolución y por su contribución a la causa filantrópica.

JOSELITO ADAME dejó muy claro su propósito: le dio la espalda a la Escuela Mexicana de Toreo; esa que sabe aprovechar las bondades del encaste Saltillo. Su decisión es más que respetable. Él prefiere la orientación española de pases cortos y tandas breves de figura especialmente erguida, todo lo cual se favorece con la rama Parladé. Ello, sin embargo, conlleva un alto riesgo. Los «parladés» mexicanos son bastante malitos en términos generales, adolecen de debilidad endémica y una bravura relativa que dura muy pocos minutos antes de que los toros de esta estirpe se dediquen a otear las tablas. Con su «parladé» de Santa María de Xalpa, aunque se caía con frecuencia, tuvo muy pocos pases y acabó desparramando la vista, lució JOSELITO «su» toreo valiente, de aguante y raza. Esa faena por sí misma, valía una oreja. Pero además mató impecablemente con el excepcional y encomiable alarde de hacerlo a cuerpo limpio (foto) y eso, para mí, justificaba de sobra la segunda oreja que algunos protestaron. Muchas gracias JOSELITO ADAME.

La carrera de OCTAVIO GARCÌA «El Payo» ha sido pésimamente llevada. Por ese mal asesoramiento encontró ya su techo y es un techo bajísimo. Tardes innumerables sin triunfar, quitando o malgastando sitios y cuando llega a tocar pelo lo hace con obras muy medianas. Un acopio de fechas más conseguido por componendas y compadrazgos que por justificación legítima en los ruedos. Para colmo, él y el ganadero se equivocaron al selecciononar un toro de FERNANDO DE LA MORA con pobre presencia y hubo de ser sustituído por un mansurrón sin paliativos de Jaral de Peñas ante el cual, el torero queretano mostró una vez más sus limitaciones. Le agradecemos, no obstante, su participación desinteresada.

Con SERGIO FLORES puede ocurrir algo semejante. Tiene cualidades tan innegables como extraordinarias, hace el toreo largo, lento y corta orejas pero, por alguna razón no acaba de ser taquillero para colocarse como figura. Me temo que esa razón pudiera ser su incontenible tentación de ejecutar algunas suertes con cierta vulgaridad. Un vicio que se acentúa marcadamente hacia el final de sus trasteos. Un poquitín de refinamiento, de torería, no le vendrían mal. Aprovechó el magnífico toro de Villar del Águila (ganadería hermana de la de Xajay) y le cortó cumplidamente las orejas. Un agradecimiento también para el tlaxcalteca.

Hasta aquí por hoy me da el espacio para el análisis de un gran acontecimiento que sirvió para poner muchos puntos sobre las íes.