Desde la contrabarrera: «No hay rejón que castigue al rejoneo»
El mundo del rejoneo afronta horas duras, oscuras, muy densas. A la disminución de festejos en los últimos años, se ha sumado el parón por la pandemia del Covid-19. Cero ingresos y toda una cuadra de caballos que alimentar y cuidar. Una auténtica ruina económica, que sólo encuentra remedio en el fuerte amor al toro