Tras el resultado de lo que han sido las elecciones municipales y autonómicas al respecto de Madrid, uno siente una satisfacción inmensa al pensar que los grupos de derecha serán lo suficientemente autónomos y coherentes para que unidos, gobernar, tanto el ayuntamiento como la propia comunidad que, dicho en cristiano, nos ha salvado la campana de la hecatombe. Ha ganado la derecha, por tanto, tienen el compromiso de entenderse para formar gobierno y tratar de arreglar todo lo que los apestosos de izquierda habían destruido como es su forma natural de entender las política.

Es de celebrar que Madrid haya abierto los ojos a última hora, pero felicitémonos de que lo hayan hecho. Son muchos los temas que podríamos enumerar, pero en el caso que nos ocupa, el de los toros, recordemos todo lo que hizo Carmena cuando llegó al poder, clausurar la escuela taurina del Batán, amén de que en todos los festejos en honor a San Isidro en que los toros son el primer referente, la tiparraca en cuestión no los aludió en lo más mínimo. Y menos mal que la plaza de Las Ventas no dependía del ayuntamiento que, a estas horas estaría clausurada. Eso se llama rencor del bueno, lo demás son simplezas.

Escribí mi temor al respecto de que las fuerzas de ultraizquierda pudieran llegar a la Comunidad de Madrid puesto que, como ha sucedido en muchos lugares de España, -La Coruña podría ser un válido ejemplo-  la fiesta de los toros corría un serio peligro; pero no se trababa de broma alguna, es una verdad que aplasta. De todos es sabido que dichos partidos lo único que pretenden es destruir todo lo que encuentren en su camino; eso sí, la tal Carmena potenció la fiesta de los maricones y lesbianas, -cursimente ahora lo llaman orgullo gay- pero estaba en contra de la fiesta de los toros y, la prueba no era otra que lo que tuviera competencia con el ayuntamiento, caso de la escuela taurina, se la cargó de inmediato. Por ello, prohibir lo que a ellos no les gusta es algo que les fascina. A Dios gracias, barrunto que Carmena ya no prohibirá nunca nada al se defenestrada.

Menos mal que existe un Dios que iluminó a los madrileños para que mandaran a la mierda a la abuela y al nieto, Carmena y Errejón, ambos por gilipollas. Y lo triste para ellos es que estaban convencidos de que iban a arrasar, como lo estaba el tipo del partido socialista que decía que había que restablecer el impuesto de sucesiones, valiente imbécil que, como sabemos, ha quedado defenestrado.

Debe de saber Errejón que la putada que le hizo al que era su jefe, al final no le ha servido para nada, y por eso ha perdido, por traidor, sí señor. Confiemos que, ambos, Iglesias y Errejón vayan cayendo por su propio pie, es decir, que los españoles se den cuenta del fraude que esos tipos suponen y que no les voten jamás. Esos que defienden la cruel dictadura de Venezuela debemos de tenerlos muy lejos. Gentuzas que critican que el gran Amancio Ortega haga una donación multimillonaria al servicio de los hospitales de España y que el partido aberrante de Pablo Iglesias y sus huestes, tomen dicha dádiva como una humillación, hay que ser hijo de padre desconocido porque no se entiende de otro modo.

Tras las elecciones, como explico, todo indica y nos hace presagiar que no correrá peligro la plaza de toros de Madrid que, por momentos, lo juro, yo estaba muy asustando sabiendo de lo que son capaces estas gentuzas. Como no lo correrá la de Alicante que, como todo el mundo sabe, faltaron tres minutos y medio para que el maldito tripartido que nos gobernó en la ciudad, cerrara para siempre el llamado Coso de la Plaza de España. Una plaza que la salvó un socialista ilustre llamado José Luís Lassaletta Cano, cuando era alcalde de Alicante. Claro que, una plaza de toros que tenía como alusión a España, ostias, había que cerrarla de inmediato, esa era la ilusión de unos insensatos que, para nuestra fortuna ya son historia. Ahora, Alicante, la que será gobernada por la derecha lógica y cabal, seguirá potenciando ese monumento emblemático de nuestra ciudad que, además de ser bello, proporciona cientos de miles de euros para la economía municipal.

Yo no puedo creer en la izquierda que todo lo destruye, ahí está el caso del guapo que nos gobierna que, al respecto de los toros no se ha pronunciado jamás; nunca ayudó en nada y, desde su mandato, nunca le he escuchado una palabra al respecto de los toros y, por ejemplo, en TVE, la que pagamos todos, los aficionados a los toros deberíamos ser respetados y ofrecernos retransmisiones taurinas pero no, eso está mal visto ante los ojos de la izquierda y, como se sabe, los aficionados a los toros no pagamos impuestos en España, por ello no nos atienden

La izquierda, como partido regido por el guapo de turno me parece un partido aberrante en todos los sentidos puesto que, demagogia la tienen toda, pero lo que se dice ayudar a las empresas y a las personas, eso ya es otro cantar. Como antes decía, el tal Gabilondo, se jactaba diciendo que restablecería el impuesto de sucesiones en Madrid, la canallada más grande que un político pueda decir. Como ejemplo, lo que digo creo que es el más válido del mundo.

Sin embargo, aunque parezca paradójico, sigo creyendo en los partidos de izquierdas en los pueblos porque en los mismos, las siglas apenas son nada; lo que valen son los hechos de los gobernantes que, como ha sido el caso- entre otros- de doña Inmaculada Jiménez en Tomelloso, por cierto afiliada al PSOE, seguramente porque es el primero que cayó en sus manos, dicha señora ha logrado su alcaldía, una vez más, por mayoría absoluta y, según cuentan en aquella ciudad, será regidora municipal mientras le quede un soplo de vida o se canse de la política.

¿Saben los motivos del éxito de la señora Jiménez de la que mostramos orgullosos su foto? Los lógicos porque, entre tantas cosas, ha conseguido logros impensables a su pueblo –lo dicen los tomelloseros- en todos los órdenes, ama la vida, la fiesta de los toros, sus gentes y su empatía con todo el mundo es lo que le ha abocado al éxito. Esa es la izquierda que yo quiero, la que construye, la que labora, la que ama y, ante todo, la que respeta a sus ciudadanos, por eso ganó por mayoría absoluta dicha señora, un modelo de ser humano que nada tiene que ver con la apestosa izquierda nacional. Un caso idéntico al de Abel Caballero como alcalde de Vigo que, siglas al margen, ha ganado por abrumadora mayoría. Menos mal que, dentro de lo que son las elecciones, en los municipios manda el sentido común y la grandeza de los candidatos. Es ahí, a nivel local, cuando comprobamos la nobleza de un político.

Pla Ventura