Tres menos. Así lo pensará el taurinismo después de la celebración de la primera corrida de la feria de Castellón que, como sabemos, se lidió una encastadísima corrida de Adolfo Martín que, en manos de las figuras me hubiera gustado ver. Cierto y verdad que, en los toros, y quizás sucederá en cualquier parcela de la vida, al perro flaco todo se le vuelven pulgas como dice el refrán popular que viene como anillo al dedo a lo que en Castellón sucedió.

Nada que desdeñar a los toros de Adolfo Martín, todo lo contrario porque la corrida brilló en cuanto a su presencia y, lo que es mejor, su esencia. Corrida encastadísima para ser lidiada por manos más expertas. Nada que objetarles a los tres chicos que hicieron el paseíllo que, estuvieron heroicos ante semejantes enemigos que tenían enfrente. Triunfos al margen, los tres se dejaron matar, todo un éxito para sus corazones que, como decía, bastante hicieron con salir ilesos de dicho envite.

Sus caras, en el paseíllo, denotaban esa ilusión que pueda tener cualquiera y, mucho más ellos porque toreaban en su tierra, en su plaza; es decir, tenían la oportunidad soñada. Todo un acto de justicia por parte de la empresa que, resolvió como vimos, con una auténtica corrida de toros que, para mayor fortuna, asistió mucha más gente de la esperada; cierto es que, Adolfo Martín tiene su leyenda y la misma no defrauda a nadie.

Paco Ramos, Abel Valls y Vicente Soler eran los afortunados que habían recibido el premio por aquello de su constancia, valor, perseverancia e incluso torería que han demostrado en otras ocasiones. Paco Ramos resultó ser el triunfador por haber cortado una oreja a uno de sus enemigos y, alguna que otra se dejó en su segundo enemigo por culpa de la espada, como le ocurriera a Vicente Soler. Mis respetos para todos ellos, de forma muy rotunda a Paco Ramos que lleva varios años toreando en Perú en las corridas a la desesperada en la que, anunciarse ya es toda una hazaña y, lidiar los toros, una proeza sin límites.

Digamos que Paco Ramos acudió más placeado como dirían los revisteros de antaño a dicha corrida pero, ¿valdrá de algo su triunfo? Sospecho que no, para mi desdicha que lo escribo y para tristeza del protagonista. Y no digo nada de sus compañeros que, jugándose la vida por completo, no lograron mayores hazañas, salvo la de poner sus muslos a favor de los toros para que hicieran con ellos lo que quisieran.

Este tipo de corridas me producen una especie de zozobra muy difícil de explicar; ante todo siento la satisfacción de ver que una empresa es capaz de darles una oportunidad a unos chicos en los que nadie ha creído pero, ¿y el resultado final, es decir, su futuro? Seguirán luchando, no me cabe la menor duda pero, el panorama es desolador; fijémonos que, hasta habiendo cortado tres orejas cada uno, ¿a qué puerta llamar si ya está todo copado? Es decir, al respecto, no sabe uno si alegrarse por el triunfo o por el fracaso.

La vida es dura, muy complicada, pero en todos los órdenes. A tres chavales inexpertos se le ha puesto delante de una corrida durísima que, como pudimos ver, algunos toros valieron para el triunfo pero, a mi entender, la prueba era demasiada dura, yo diría que imposible de solventar. Adolfo Martín sabe la corrida que trajo y los aficionados así lo entendimos.

Es horrible acertar lo que pensará el taurinismo al respecto de dichos chavales, tres menos; suena durísimo pero sospecho que será la pura verdad. Como dije miles de veces, ser torero es todo un milagro; no hay sitio para más gente; es decir, con una docena de toreos los tenemos de sobra, por ende, alcanzar el rango que han logrado Emilio de Justo y Octavio Chacón en los dos últimos años, es un milagro que rara vez dudo que suceda de nuevo. Y no es menos cierto que se han revalorizado ambos diestros en Madrid pero, ¿qué será del que ni siquiera tiene la oportunidad de torear en Madrid?

No seré yo el que desanime a los tres honrados chavales de Castellón que, como dije, se dejaron matar ante sus paisanos, logros de cada cual al margen. Pero si tengo el deber de contar la pura verdad de cómo está la fiesta de los toros.

Pla Ventura.