Hay una frase mítica de un western del oeste. Es una frase que me marcó y la recuerdo especialmente porque eso sucede en la vida real diariamente, la frase dice así –“a ése mejor tenerlo de frente que por la espalda”.  Probablemente dicha frase ahora cobre sentido para la gente que ha trabajado directamente con el torero Nuno Casquinha.

Un torero portugués que apenas es conocido en España y Francia, su carrera ha transcurrido sobre todo en el país de los Andes, el Perú más taurino.  Un país del que tuvo que salir en 2014 por la puerta de trasera y, acortar la temporada, a raíz de unas declaraciones desafortunadas a su antiguo apoderado. Uno no juzga un país por culpa de unos cuantos. Esas declaraciones hacen indicar falta de empatía y pluralizar falta de inteligencia.

Es muy conocido en el mundillo taurino que “el torero es desagradecido”, repetido por ganaderos, empresarios, apoderados, periodistas y aficionados en incontables ocasiones. Hoy Nuno Casquinha demuestra lo agradecido que esta al señor Puchol y a la señorita Obiol. Lo demuestra… -entiéndase la ironía- sacando pecho de lo bueno que es y, lo malos que son los demás,  hablando en los reñideros que si le habían prometido 30 corridas, “que tal, que cual”, que yo soy el mejor, que valgo mucho… en fin, poca elegancia torera. Pero alma de cántaro como te van a prometer 30 corridas, si en España no tienes cartel y en Francia ni te conocen…  tenían cerradas 3 corridas y, luchando por algún contrato más… pero por lo visto eso no es suficiente… nada es suficiente para una persona que es superior al bien y el mal. Falta de humildad, paciencia y sacrificio. No sabe que todo lo que han hecho estas personas es por amor al arte y sin ver un duro… que es muy difícil dar a conocer a un torero, que nadie le ha visto…  -y no pasa de ser uno torero más del escalafón sin nada nuevo que aportar –  no piensa que los más interesados que triunfen y salgan las cosas son las personas que están a tu lado.

Debería meditar, pensar, reflexionar, porque nadie que ha tenido contacto profesional con el, tiene buenas palabras hacia su persona. -tal vez todas esas personas son malas profesionales y el único buen profesional es el mismo-. Mucha coincidencia es que ninguno tenga un buen recuerdo y todos acaben hablando la misma cantinela, como si la repitiesen, uno a otros. Y como dijo un sabio una vez “toda coincidencia tiene una verdad oculta”.

Por Juanje Herero