Cuando abordo el tema taurino, cosa que hago a diario, me siento el más comunista de los mortales porque, desde el fondo de mi corazón anhelo un mejor bienestar para los toreros, que reine la igualdad en la medida de la posible y que todos los toreros vivan con dignidad. Siempre habrá excepciones, como todo en la vida, pero mi idea del comunismo no es otra que todos los que se juegan la vida, en el peor de los casos, puedan llevarse a casa un digno jornal que con tanto sudor se han ganado. Porque yo aspiro al comunismo, pero bajo el prisma de la igualdad por aquello de que todos vivan mejor, no como el comunismo en política en la que, como norma, es que todos seamos más pobres cada día mientras que, nuestros dirigentes viven como reyes. Y, para colmo, los mal hallados presumen de comunismo. El sueño del comunismo debe de venir por aquello de la igualdad, en este caso de los toreros, pero con mucha altura de miras por aquello de que, un hombre se está jugando la vida, no como esos apestosos/as que presumen de comunismo y viven opíparamente y, lo que es peor sin dar una palo al agua.

Digo esto porque se me desgarran las entrañas cuando veo que, por ejemplo, en Madrid –cuidado que he dicho Madrid- un novillero cobra siete mil quinientos euros y, al llegar a casa comprueba que debe dos mil euros tras haber percibido el jornal y haber pagado los emolumentos correspondientes a cada miembro de su cuadrilla, amén de los gastos pertinentes. O sea que, un hombre se juega la vida en Las Ventas y, tras finalizar el festejo y haber cobrado su jornal, es dos mil euros más pobre que antes de empezar el paseíllo. Ahí falla algo y si no hay nadie capaz de resolverlo certificamos que el mundo del toro es una puta miseria.

Ayer, sin ir más lejos, en Madrid se congregaron más de trece mil espectadores que, sin lugar a dudas se dejaron en taquilla más de trescientos mil euros. Si los novilleros cobraron entre los tres apenas veintitrés mil euros, una vez pagados los novillos y los gastos generales de la empresa. ¿Cuánto dinero le quedó a la misma? La desdicha no puede ser mayor y, lo que es más grave, ¿puede explicar alguien dicho dislate? Eso sí, fijémonos si la fiesta de los toros es tan mágica que, pese a vivir todos en la miseria, la misma sigue teniendo adeptos que quieren seguir jugándose la vida.

Ciertamente, la cuestión que abordamos no es nueva; lo contado es el devenir cotidiano desde hace muchos años. Siendo así, ¿qué representantes tiene el mundo del toro que permite que siga habiendo hambre y miseria en ese mundillo? Los toreros, ellos mismos, uno por uno nadie arreglará nada pero sí he llegado a la conclusión que están todos tan desasistidos como pudiera estar el mundo laboral puesto que, si Pepe Álvarez tuviera que dar solución a los problemas de los trabajadores, éstos lo pasarían peor que los toreros. Para dicha del mundo laboral, todos los empleados gozan de un sueldo digno con el que viven y sacan adelante a sus familias. ¿Se imagina alguien que, por ejemplo un albañil, tras trabajar todo el mes, al llegar a casa le dijera a su esposa que no ha cobrado un céntimo y, para colmo, la empresa le exigiera el dinero de la gasolina que ha consumido en la furgoneta en sus horas de trabajo? Es impensable, ¿verdad? Pues eso es lo que ocurre en el mundo de los toros.

La fiesta de los toros camina hacia el abismo si de cuestiones artísticas hablamos o de justicia empresarial para dar oportunidades a todos los que las merezcan y, para colmo, como desdicha más grande, tenemos la económica puesto que, como en notorio, a los novilleros les cuesta dinero del bolsillo después de haber cobrado. ¡Pobres padres o mentores! Claro que, si la cuestión la extrapolamos hacia los matadores de toros ocurre más de lo mismo que, en definitiva sigue siendo mucho más grave. Menudo panorama tienen estos hombres apasionados que, como digo, hasta son capaces de jugarse la vida a sabiendas de que al llegar a casa serán más pobres que antes de ir a la plaza. ¿De dónde sacarán esa fuerza magnética que les mantiene vivos? Es terrible todo lo contado, no existen palabras para poder definir tanta miseria puesto que, la metamorfosis que ha sufrido la fiesta a nivel económico es algo dantesco e impensable. Y, como dije muchas veces, cuando pienso que Pepe Luis Vázquez, de novillero se compró una finca en Sevilla, es ahí donde me quiero morir. Y, muchos, como él, de novilleros ganaron el suficiente dinero para poner cualquier tipo de negocio que les ha permitido vivir con tremenda dignidad.

Para que la desdicha sea todavía mayor, en esta novillada comentada de Madrid, se acerca Cristiano Torres al micrófono de One Toro y nos brinda un toro a todos los aficionados del mundo diciéndonos que, anotemos su nombre que, desde ese mismo momento va a ser figura del toreo, por tanto, rico. Que Dios le oiga que mucha falta le hará. Ilusión que no falte, eso ante todo.

En la imagen de Andrew Moore, Cristiano Torres, el torero de Zaragoza que nos ha prometido que será rico en el toreo. Que Dios le ayude que mucha falta le hará.