Un buen torero tiene que tener por necesidad un buen apoderado porque, de lo contrario se pueden hundir muchos planes. Como siempre dije, en el toreo, aquello de valer para la profesión, ser artista o valeroso, todo ello que debería ser lo más importante para un hombre que se viste de luces, apenas es nada si detrás no hay un gran hombre capaz de gestionar todo aquello que se cuece entre bambalinas.
Y, cuidado, que el primer gran error de un torero no es otro que saberse apoderado por una casa grande, digamos esas empresas que monopolizan todo y en las que el torero es apenas un número más del que se puede prescindir totalmente de él. Por dicha razón hay que tener mucha cautela y fijarnos en la historia de lo que han sido las carreras de muchos toreros que, han llegado a la cúspide y se han enriquecido, no precisamente apoyados por los grandes magnates del toreo.
Los hechos están ahí y son los que hablan por sí mismos. Podría enumerar a decenas de toreros que, triunfaron precisamente cuando dejaron al apoderado que regía muchas plazas y el que intercambiaba los cromos para el juego. Me viene a la mente Espartaco, el torero de la eterna sonrisa que, siendo apoderado por los Hermanos Lozano apenas vio un duro en su bolsillo y, cansado de ser utilizado, sabedor de su valía, llamó a Rafael Moreno, un periodista amigo suyo de Sevilla y, a partir de aquel entonces Juan Antonio Ruíz puso firmes a los empresarios y, lo que era lo lógico, ordenó su vida para él y sus hijos y, con toda seguridad, para sus nietos. El mismo Miguel Ángel Perera se compró una finca junto a Fernando Cepeda en esos casi tres lustros que estuvieron juntos.
Sin ir más lejos ni tener que retroceder mucho en el tiempo, ahí tenemos a Morante que, casado de dar vueltas entre un apoderado y otro, hace años decidió cambiar el rumbo de su vida para poner su carrera en manos de Rafael de Paula, de Lozano el bohemio, hasta llegar en la actualidad desde hace un par de años a las manos de un amigo del alma, Pedro Marques, un chaval lusitano que, al parecer hace sus funciones de auténtica maravilla. Previamente, de los que hemos conocido, recordamos a Santiago Martín El Viti con Díaz Flores, toda una vida juntos. ¿Cuándo ganó dinero Paquirri? Cuando le apoderó su cuñado Juan Carlos Beca Belmonte. ¿Y Esplá? En las manos de Manuel Cisneros. No nos olvidemos que, en los últimos años a José Tomás le apodera un músico amigo suyo llamado Salvador Boix. Y no hablemos de Ruíz Miguel se hizo rico junto a Pepe Luis Segura. La lista de toreros que se han enriquecido yendo con apoderados independientes sería larguísima.
Como explico, en cada final de temporada nos entran los temblores de la muerte al ver cómo huyen despavoridos los toreros de sus apoderados, es algo inaudito que, si se me apura, cuesta mucho de entender. Unos porque han sido explotados por los grandes, otros porque no les contratan y, una gran mayoría porque no tienen condiciones para desempeñar ese papel que les han dicho que tienen pero que, en realidad, es de lo que carecen.
Difícil, muchísimo, la tarea que explico. Por dicha razón, analiza uno las cuestiones y, por ejemplo, en el caso de Diego Urdiales, cualquiera se quita el sombrero ante su apoderado. Ya lo conté alguna vez porque cabía en el contexto del que hablaba, pero ahora estoy convencido de que el binomio que forman Urdiales y Villalpando es digno de admirar. Si somos sensatos podemos decir que todas las ferias del mundo se pueden montar sin Diego Urdiales, y de ahí nace el mérito de este hombre que, sabedor de que es un gran torero y que conoce incluso sus limitaciones numéricas por aquello de que jamás liderará el escalafón, por el contrario, sabe que su arte tiene que florecer en un ámbito adecuado, teniendo como marco, unos compañeros de relevancia en plazas de tremenda repercusión.
La labor, como digo, no es sencilla, pero de ahí emana la grandeza de estos hombres que, por momentos sabían que lo tenían todo perdido pero que, a base inteligencia, sentido común y unas creencias casi religiosas, apoderado y torero han logrado lo que es el sueño de todos pero que muy pocos lo logran. Ahí están los carteles de Sevilla, Castellón, Madrid….en los que Diego Urdiales figura como un gran torero. Y esas son las grandes gestiones de su apoderado que no estudió en Salamanca, pero conoce como pocos el entramado taurino en el que se mueve como pez en el agua. A las pruebas me remito.
Luego, claro, todo dependerá de él porque Villalpando no se pone frente al toro, pero nadie le negará que su labor la haya hecho inmaculada. Que aprendan los que quieren saber, la lección nos la han servido en bandeja estos hombres aludidos. Ahora, todo dependerá del torero y, por supuesto, de que los toros le embistan puesto que, una vez llevado a cabo la contratación, el toro tiene mucho que ver y, como dicen los toreros confiar en los sorteos. Todo eso es cierto pero, muy malo y cabrón tiene que ser un toro como para Diego Urdiales no esculpa una obra de arte en los ruedos. Madrid, Sevilla, México, Logroño, Bilbao, Salamanca, Burgos….. y muchas plazas de enorme relevancia saben de la torería inmaculada del diestro arnedano.
Mostramos distintas imágenes del toreo de Diego Urdiales y, en la última le vemos junto a su apoderado Luis Miguel Villalpando.