La difusión del mundo de los toros va muriendo de forma paulatina y, la gravedad es máxima para nuestro mundillo. Me importa muy poco que Manolo Molés se haya quedado sin su programa pero, pero me hiere el alma que su programa no haya tenido herederos para seguir difundiendo la fiesta de los toros por los hercios de una cadena que otrora era importante y que ahora es la voz de su amo, es decir, de los socialistas que dicen gobernarnos.

Es cierto que, desde la época del aberrante Zapatero que permitió que la fiesta fuera atacada desde sus orígenes y que nunca hizo nada por salvaguardarnos, esa corriente mortecina que se inició en esos años por aquello de que, como se “sabe” un animal ya vale mucho más que un ser humano, los toros, por aquello de que les hacemos sufrir, había que exterminarlos y, poco a poco, sin que nos diésemos cuenta, así está sucediendo.

El subnormal citado se encargó, con sus malditas políticas que nadie le pedía, silenciar, opacar para siempre el mundo de los toros y, de aquellos barros, estos lodos. Es más, creó un malestar tremendo hacia el mundo de los toros, hasta el punto de que, como sabemos, todos los medios del mundo tienen publicidad para que puedan subsistir, menos los toros que, el desgraciado citado se encargó de crear esa corriente contra los toros para que ninguna casa comercial apostara en su publicidad por dicha fiesta.

Al respecto, lo ha terminado de “arreglar” un tipo nefasto como Pedro Sánchez que, no es que nos haya quitado los toros que, si se me apura, sería lo de menos; nos quitará hasta el pan que nos comemos. Entre unos y otros han logrado lo que parecía imposible, que varios millones de personas acudan todos los años a los toros y, a su vez, que dicha fiesta no le interese a “nadie” a nivel publicitario. Por dicha razón, como decía, el grupo Prisa, sin publicidad, no puede llevar a cabo un programa taurino. Como dije, no siento pena por Molés que ha acaudalado una fortuna a la altura de los más grandes toreros, lo que tengo pena es que los aficionados a los toros nos hemos quedado sin una onda en ninguna radio. Fijémonos si la publicidad es importante en todas las cadenas, radio o televisión que, hasta el genial e irrepetible Federico Jiménez Losantos, sin publicidad no podría hacer su fantástico programa en Es Radio.

A nivel nacional nos queda RTVE que, al paso que vamos, no creo que lleguemos a Pascua de Resurrección con los programas que mantienen puesto que, de ello ya se encargará la roja, y no me refiero a la selección española, sino a la tal Rosa María Mateo que para eso la ha puesto ahí su amo, Pedro Sánchez, para que destruya todo aquello que a ellos nos les gusta.

Como sabemos, el programa Clarín de RNE muere en el invierno y, a este paso, dudo mucho que resucite, al igual que Tendido Cero de TVE. Como quiera que para esta plebe de desgraciados los toros no existan, nosotros, los aficionados, esos millones de personas que pasamos por las taquillas de las plazas de toros y que pagamos nuestros impuestos, somos ninguneados como si fuéramos seres apestosos o, lo que es peor, una manada de hijos de puta indeseables.

Como explico, en todas las televisiones y radios privadas, todos viven por mor de la publicidad que les dan, de lo contrario no quedaría un solo medio vivo. ¿Qué ocurre con los toros? Lo antes dicho, que esa corriente que se ha creado para que todo el mundo financiero y comercial odie los toros, razón por la que ninguna firma comercial entregue una sola cuña publicitaria en ningún programa taurino porque eso está “mal visto”. Hasta ese punto hemos llegado, el acabose de una locura al más alto nivel. Y todo se lo debemos a esos criminales de guerra que atienden por socialistas que, lo único que saben es enriquecerse, aplicar la dictadura que a ellos les conviene y, por supuesto, los toros no entran en su “agenda”.

Cuando escribo todo esto y pienso en Emiliano García Page como presidente de Castilla-La Mancha y veo el respeto y dedicación que le dedica a la fiesta de los toros me digo a mi mismo: No, no puede ser posible que García Page sea socialista, es increíble puesto que, mientras sus correligionarios a nivel nacional quieren destruir lo poco que queda de la fiesta de los toros, dicho señor, en su comunidad, es un defensor a ultranza de los toros. Que baje Dios y lo vea.