Si al final, los triunfos de los toreros no sirven para nada, mejor que cerremos el “kiosco” y nos dediquemos a otra cosa. Es lógico que, entre los toreros, desde el primero hasta el último todos pidan una oportunidad, algo que me parece justísimo. Lo que no tiene nada de justo es que un torero, el que fuere, haya sido triunfador de una feria y que no vuelva al año siguiente, eso sí me parece horrible, dantesco y mezquino. Es cierto que, los intereses creados están por encima de los legítimos éxitos de los hombres que a diario se juegan la vida.

Chopera sabrá de sus asuntos empresariales en Almería puesto que, Román, Toñete, Luis David…..todos ellos están acartelados en Almería sin que nadie sepa las razones. Muy presionado ha debido estar el señor Chopera, es decir, los hermanos vascos para soportar ese impuesto revolucionario que no es otra que la contratación de dichos matadores que, repito, deben de tener su oportunidad pero, en dicha feria, nadie les ha llamado. Muy buenos padrinos deben de tener como para ocupar un sitio de relevancia en dichos festejos almerienses.

El hecho de que priven más los intereses comerciales que los legítimos triunfos de los toreros, eso produce repugnancia para cualquiera que ame la fiesta de los toros. Lógicamente, a las figuras no se les somete a dichas presiones y, si algunos de ellos no repite en una feria determinada es porque no ha habido acuerdo crematístico. Pero que de la noche a la mañana se dejen fuera de Almería al triunfador absoluto de los dos últimos años, la cosa es de una gravedad extrema. Hablo de Curro Díaz que, sin duda es artista; vamos, un torero para hacer tres docenas de diestros como los antes mencionados si ello fuera posible.

Curro Díaz se erigió triunfador total de Almería en el año 2017 con toros de Victorino Martín en una tarde inolvidable. De nuevo, en el pasado ciclo, el linarense se alzó como triunfador indiscutible en la feria de la Virgen del Mar. Todo hacía sospechar que, por lógica, este año debería ser el único  torero incuestionable para la confección de sus carteles y, mi gozo en un pozo. ¿Qué diablos pintan en Almería los espadas que he citado? Nadie lo sabe. Es cierto que la feria citada es un ciclo corto y no hay puestos para tantos pero, por favor, que los haya para esa pandilla de pegapases y que el artista que triunfó en los años precedentes se quede fuera, eso es más duro que el crimen de Cuenca.

Digo bien cuando comento lo de la puñalada trapera a Curro Díaz en Almería puesto que, la frase, como axioma queda perfecta, pero es que roza casi la realidad lo que este hombre estará penando al comprobar que, por arte de magia, porque unos amiguetes así lo han decidido, han opacado sus grandes éxitos de años anteriores para dejarlo en la puta calle. En el fondo, dicho en metáfora, es como si una persona le hace un favor a otra y, como pago recibe un escupitajo en la cara por parte del que has ayudado. Así, de forma vil y traicionera ha sido escupido en su cara, en su dignidad, en su amor propio, contra su arte, el diestro Curro Díaz que, como el mundo sabe, tenía todos los requisitos imprescindibles para torear en la feria, la que conquistó a los aficionados en los últimos años.

Confieso que, el único motor que me mueve ante Curro Díaz no es otro que su propio arte, el que conquistó a Madrid en repetidas ocasiones y con el que encandila a los aficionados de cualquier parte del mundo como sus hechos siguen demostrando. Es cierto que, me pongo en su lugar y mi herida sigue sangrando a borbotones. ¿Para eso se juega uno la vida, para quedar fuera de los carteles que uno se ha ganado con su arte y su valor? Es duro comprobar cómo se juega con las ilusiones de un torero que, como el mundo sabe, su único pecado no es otro que ser artista.