Si en esto de la tauromaquia en este nuestro país la monotonía se empieza adueñar de las plazas más importantes, aún hay ferias y lugares, donde los cuales aún apetece ver e incluso acudir.

Que ya que las corridas y las grandes ferias las dominan las figuras y sus toritos, quizás el aficionado debe centrarse más en las novilladas y en los certámenes que de momento es lo más vistoso en cuanto a novilleros y variedad ganadera se refiere.

Y es que estos bastiones en plazas pequeñas donde se celebran estos certámenes son de momento la joya de la corona de la tauromaquia española.

Esas joyas no son otras que Arnedo, Calasparra y Villaseca de la Sagra. Sitios en los que aún predomina la cordura, la variedad y la abstinencia de figuras y corridas de toros.

Su fórmula del éxito es sencilla inhibirse de las ferias repetitivas con corridas que se ven en casi todos los lados y los mismos toreros y dar paso a los jóvenes que tanta falta hacen, y hacer que se enfrenten a todo tipo de ganaderías con todo tipo de encastes.

A la orden del día están los elevados costes para poder hacer frente a este tipo de festejos en localidades más pequeñas y este tipo de certámenes son aire fresco que ojalá se pudieran dar de forma más continuada en nuestro territorio.

El elenco ganadero no tiene nada que desprestigiar a una feria de primera y es que con José escolar, Cuadri, Valdellán, Baltasar Iban, Partido de Resina, Cebada Gago, Fernando Peña, El Puerto, Jandilla, Monteviejo, La Quinta, Prieto de la Cal y Miura en los carteles la expectación está asegurada.

Brindemos, regocijemonos y sobre todo protejamos a la joya de la corona de la tauromaquia española.

Por Borja Garcia