De los muchos toreros que he conocido quizás sea Enrique Martínez «Chapurra» el más perseverante de todos los mortales que se visten de luces que, ante la ingratitud del mundo del toro por aquello de haber el paseíllo en primera línea como en verdad debería ser, Enrique, desbordado por esa ilusión que le invade, hace muchos años decidió seguir vistiendo el traje de luces, en este caso, en sus funciones como sobresaliente.

Son muchos años los que Enrique Martínez está pidiendo poder confirmar su alternativa en Madrid que, a no dudar, es su máximo anhelo; digamos que el gran sueño que desea cumplir. Son varios los empresarios que han pasado por Madrid y nadie le ha escuchado, lo que demuestra la falta de sensibilidad de los empresarios que, igual no son conscientes de la profesionalidad del torero de Andújar, el que reside hace muchos años en Madrid.

Recordemos que, a falta de otras oportunidades, el bueno de Enrique Martínez, desde que tomara su alternativa se gana la vida en los ruedos en calidad de sobresaliente que, en repetidas ocasiones, ese quite que le han permitido los matadores con los que ha alternado, le ha sabido a gloria, tanto a él como a los aficionados que lo han presenciado.

En calidad de aficionado he sido testigo en algunas ocasiones del duro entrenamiento de Chapurra puesto que, a diario, sus trebejos toreros se deslizan por sus manos como si fuera un pañuelo sedoso el que acariciara. Para Enrique, entrenar es su forma de vivir; no es menos cierto que, dada su condición de sobresaliente, debe de estar en total aptitud puesto que, llegado el caso de que tuviera que matar el toro de un compañero, hacerlo con tremenda dignidad, algo que ya ha sucedido y que Enrique resolvió con torería y gusto.

Como cosa curiosa, Enrique Martínez Chapurra ha hecho infinidad de paseíllos como sobresaliente pero, jamás ha toreado en Madrid, una plaza a la que ha llamado en repetidas ocasiones y en la que, al parecer, el cerrojo sigue oxidado porque jamás le han abierto.

Es ahora, con motivo de la feria de Otoño cuando, en el peor de los casos, Enrique debería de tener su oportunidad y, como sobresaliente, hacer en el paseíllo en la plaza de sus sueños; hay dos corridas en las que precisa de un sobresaliente. ¿Qué dificultad puede haber para que la empresa de Madrid no le conceda ese mínimo sueño de poder trenzar el paseíllo en la arena de Las Ventas?

Dentro de todos los males, Enrique, para su fortuna, sigue viviendo con dignidad del mundo de los toros, el que ama y por el que se juega la vida puesto que, en esos bellos lances en los que nos suele obsequiar, su pureza es tanta que, su vida queda expuesta a merced del toro. Bellos lances como digo que, aprendidos junto a su maestro Sánchez Puerto, le salen de una belleza que asusta.

Este año, para su fortuna, está sumando muchos paseíllos como sobresaliente puesto que, dichoso de él, todavía quedan románticos capaces de contar con su persona. Felicidad la suya puesto que, dentro de todos los males, Enrique se gana la vida dentro de los ruedos, algo que ya quisieran decenas de chavales que anhelan ser toreros.

Conociendo la trayectoria hermosa de este diestro, sabedor de sus ilusiones, conocedor de su capacidad como lidiador, debería de haber sido escuchado por la empresa de Madrid y, en el peor de los casos, como decía, dejarle hacer el paseíllo, aunque fuera en segunda línea, pero que él pudiera gozar por pisar era arena maravillosa con la que sueña todas las noches.

Pla Ventura

En la foto que mostramos vemos un bello muletazo de Chapurra en uno de sus entrenamientos a puerta cerrada.