El principio de temporada en Madrid, en el punto de mira por las autoridades sanitarias debido al coronavirus, algo fuera de lo común y que puede ser un desastre con tintes históricos. El 25 de febrero sacamos un artículo sobre el coronavirus, advirtiendo del peligro que podría generar el virus, no a nivel físico, sino a nivel económico y especialmente para los futuros eventos taurinos. Algunos no se lo tomaron en serio.

Cada día el virus está creciendo exponencialmente y todavía no ha alcanzado su pico. El gobierno no supo hacer frente al virus, y simplemente negó la existencia. Dijo con palabras textuales “son casos aislados”, “no existe riesgo de epidemia”, “Se puede hacer vida normal”, “no hay que cerrar fronteras”, “estamos preparados”, y muchas más frases que evidentemente no han servido para frenar el avance del Coronavirus.

Hasta el momento la feria de fallas y Castellón han sido aplazadas o canceladas hasta nueva orden, y las dos novilladas de marzo en Madrid corren peligro de no celebrarse, también la corrida de Ramos y Resurrección. La comunidad de Madrid ha anunciado un comunicado prohibiendo los eventos de más de 1000 personas hasta nueva orden, han cerrado bibliotecas, museos y teatros. Esta circunstancia puede llevar a la cancelación obligatoria de novilladas programadas para los días 22 y 29 de marzo y tal vez a las corridas programadas para Semana Santa.

En la ciudad de Valencia se está estudiando la posibilidad de programar las fallas para el mes de junio, y evitar la suspensión total de todos los eventos programados en la capital del Turia con motivo de sus emblemáticas fiestas.

Se prevén días tensos, de negociaciones, exposición de soluciones y estudio de la posibilidad de riesgo.

La tauromaquia vivirá con el corazón encogido, desgraciadamente estamos escribiendo líneas en los libros de la historia. Ojala el virus acabe pronto, se estabilice la economía y el miedo deje de reinar en las cabeceras de los medios de comunicación.

Por Juanje Herrero