En los aficionados a los Espectáculos Taurinos, Novilladas o Corridas de toros,  suele haber mucha osadía, descaro, imprudencia, desfachatez en las palabras y quizás convendría crecer en respeto, tacto, cordura, cautela, y  prudencia lingüística. El Respeto es la pieza clave para desenvolverse en paz en las  las tramas y tejidos  de la convivencia humana a veces tan  complicada.  Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos, decía  Martin Luther King. El respeto (Respekt)  procede de la misma raíz latina que atención y consideración. Es la circunspección y la medida especial con que medimos a las personas conforme a su dignidad y a su nombre. Tenemos que tener cuidado a la hora de acercarnos a las personas, según dice Jesucristo,  Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. La forma del respeto se basa en la relación de reciprocidad. La envidia se nos puede filtrar por la comparación con los demás especialmente cuando esta juega en el plano de los iguales. La caridad debe primorear todo el respeto de tal forma que este sea la veneración o el acatamiento que se le hace a los demás e incluye miramiento, apreciación, educación, legalidad, ética, moral y cultura. El respeto comienza por uno mismo y por aquello que es su pasión por eso no se entiende un buen aficionado que no trate bien lo suyo. Kant dice que a todas las personas se deben respeto por el simple hecho de ser un ser racionalmente libre y con cierta autonomía. Si a todas las personas debemos respeto cuanto mas a las que se juegan la vida y la sangre.

En muchas plazas de toros, especialmente en las plazas de toros de primera en algunas localidades de las mismas, se ve poco o nada muestra de  respeto en las distintas suertes. Las palmas con las manos y con los pies, los  silbidos, y el vocabulario delata lo que se vive por dentro. Y es que la terminología y jerga taurina no está exenta de osadía. Una de las más llamativas o provocativas es cuando a la hora de hablar de determinados toreros afirmamos que anda justo de valor o incluso, lo que es peor, que no tiene valor. Es verdad que no decimos que sea un cobarde o un miedica pero decimos sin miramiento alguno que anda muy justito de valor o que no tiene valor que esta igual de feo. Por eso cuando alguna persona ajena al “mundo de los toros” escucha semejantes aseveraciones pregunta sorprendida que como podemos decir algo totalmente opuesto a todos los que se juegan la vida ante un toro.  Entonces después de muchas o pocas cábalas (de todo ahí)  puntualizamos que es sólo en sentido alegórico, que es el volumen de ese contenedor invisible como una despensa sicológica el que marca la diferencia. Los toreros pueden ser mejores o peores, más o menos dotados para la profesión, pero el solo hecho de enfrentarse a una res brava supone entrar en una categoría superior en cuanto a valor respecto a la mayoría de los mortales. En el valor hay distintas manera de situarse algunos muy arrojados, otros se asientan en la valentía, otros disponen de una inteligencia donde reside el manual de la mejor técnica con la que se domina…  algunos andan escasos y otros sobrados. Ha habido toreros no sobrados de valor, los menos, que han llegado muy lejos al saber compensar esa parcela con otras cualidades,  y todos hemos comprobado a toreros sobrados de valor y de valentía que han quedado a medio camino porque no solo de valor subsiste el torero. En los toreros podemos recibir lecciones de verdad, aplomo, madurez, serenidad, prestancia, garbo, empaque, pinta, planta, colocación, modo de pisar la arena, postura que adopta en los cites y el sentido de ritmo que lo acompaña. A todo esto se tiene que sumar profundización y perfeccionamiento a la hora de cuajar toros tanto en la técnica como en la práctica. Hay que conseguir cada vez más el toreo puro y genuino.  El torero autentico no es solo el que se arrima y toma distancia para que el toro se pueda expresar siempre de frente, sino el torero que se desnuda de su cuerpo, se vacía de su ego profesional y demuestra su toreo en el ruedo. En el toreo no podemos buscar comparaciones, sino líneas en común con toreros presentes y del pasado e intentar ascender en todo. Este mundo es muy veloz, hay que tener aguante y espíritu de superación en el aquí y ahora porque todo puede ser demasiado tarde y nada espera.  Tenemos que apreciar con respeto y caridad torera cuando el valor se escribe con mayúsculas y cuando se escribe entre comillas o puntos suspensivos.

El torero (más que el aficionado)  tiene que medirse y clasificarse su propia gallardía, arrojo valiente en la manera de concebir y ejecutar las distintas suertes de la lidia.

El valor es la cualidad inherente al torero, por el enorme riesgo que afronta durante la lidia. El Maestro Paquiro decía: “El valor es tan necesario al que intenta ser torero, que sin él jamás podrá llegar a serlo; pero es preciso que no se adelante hasta la temeridad, ni atrase hasta la cobardía: uno y otro extremo podrán acarrearle muchas desgracias, y quizá la muerte”. El valor comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces acaba donde empieza;  no es necesario ser un temerario ni un pusilánime.

Tengamos Respeto torero en todos los sectores de esta profesión. Las empresas y los organizadores de espectáculos taurinos, Novilladas picadas o sin picar y Corridas de toros, deberían tener en gran estima la vida y el sacrificio de todo torero o novillero que quieren contratar. Toda persona humana tiene dignidad y su vida cuesta un precio rico en dignidad. Detrás de cada torero o novillero hay mucha disciplina, orden, entrega, entrenamiento, afición, pasión, emoción, ilusión y muchas cosas mas que no se ven pero se deberían examinar. No se puede torear para hacer rico económicamente a otro o poniendo dinero además de la propia vida. En algunas ocasiones los Empresarios ,  Apoderados,  y demás Responsables  demuestran poca o nada sensibilidad y elegancia taurina sin tener “en cuenta”  que en  toda profesión hay una remuneración que honre a la propia persona.  Lamentablemente a muchos novilleros y toreros no se les aprecia  su valía personal y se les recompensa con un  sueldo que está por debajo de lo establecido por la ley en el peor de los casos. Este mundo taurino, en bastantes ocasiones, encontramos por desgracia una realidad clasista que tiende a valorar a los demás según su Nombre. Y,  lo del Nombre es muy discutible, relativo,  opinable e interesado. ¿Quien describe, define o determina el Nombre? ¿ Quien es quien?  Existen intereses, recomendaciones, favores, correspondencias y negociaciones que difícilmente dejan opción para  introducirse y expresar el torero que vive en uno. Es una existencia  ““desmemoriada desde dentro”” para aquellos que quieren progresar,  desarrollarse y abrirse camino en este mundo taurino,  y para los que ya han penetrado en este círculo y quieren seguir “zambulléndose” y  manteniéndose con su buen hacer. Ciertamente no es la tónica general que se está produciendo en la Fiesta Brava,  ni se puede señalar con el dedo en donde acontece esto, ni lo podemos ver todo bajo las mismas gafas pesimistas y negativas, ni es mi pretensión criticar a nadie sin un previo conocimiento mas concienzudo,  porque hay mucho mas en proporción de personas que juegan limpiamente y trasparentemente  por cánones de conducta benignos y respetuosos. No solo tratan de ser legales y clementes sino de demostrarlo y mostrarlo para el bien de la Fiesta Nacional.  

Por David Benavente