Inicio la fría tarde el ciudarrealeño Carlos Aranda. Ante un novillo con clase pero justo de fuerza y un puntito rajado, le realizó una faena maciza, derrochando técnica y desplegando un concepto que le hace dejar buen sabor de boca y una oreja que sabe a poco debido a la petición y el rasero de toda la tarde.
En el segundo capitulo, el local Perez Pinto, dejo a entrever ganas y voluntad aunque se notó su falta de oficio. Pinchó y logró dejar una estocada ante lo que sus paisanos le premiaron con una oreja.
El portugués Juanito, tras un buen ramillete de verónicas y una torera media, instrumentó una faena muy torera en la que dejó momentos de calidad. Oreja
Por último, el madrileño Toñete, realizó una labor que pecó de extensa y careció de profundidad, aunque llegó al tendido y recibió una oreja como premio