La feria de 2019, que abre un nuevo ciclo de gestión de las corridas de toros y novilladas de la feria, representa, sin duda, una continuidad del esfuerzo hecho los últimos años por poner a Riaza en el mapa de la geografía taurina, gracias a la adecuada selección de ganaderías y toreros.
Además de los interesantes encierros y las capeas populares y de las peñas, las corridas de toros y novilladas han estado marcadas por el denominador de la casta brava, que es la garantía de futuro para la supervivencia de la tauromaquia, sobre la que se ciernen tantas amenazas.
La corrida de Valdellán, ganadería muy apreciada desde que lidió al bravo toro Navarro en Las Ventas, en el desafío ganadero con Saltillo en septiembre de 2018, y que ha refrendado su calidad con la corrida completa de San Isidro, así como la novillada de La Quinta, que es siempre una garantía de casta, mantienen la imagen de seriedad en la elección del ganado de los últimos años, al igual que los matadores que las van a lidiar. Juan del Álamo es un torero que ha triunfado en Madrid y Rubén Pinar y Gómez del Pilar no es aventurado decir que lo harán en breve.

Román recibiendo de capote a Coreano I-28 de José Escolar en 2016 Foto de Andrew Moore

Han pasado estos años por Riaza los matadores de toros Juan del Álamo y Joselito Adame, acompañando al recordado Víctor Barrio, así como Román, Octavio Chacón, Pepe Moral, Javier Cortés y Juan Leal, toreros que han refrendado su buen momento con triunfos en Madrid. También la nómina de novilleros ha recogido y recoge este año a interesantes figuras del escalafón. La propaganda en la feria de San Isidro de los toros y novillos reseñados para las corridas, ha sido una importante publicidad de la feria para singularizarla y darle imagen propia, que este año no se ha realizado, quizá por imperativos del calendario electoral.

Folleto repartido por la Peña Taurina de Riaza en San Isidro 2018, con los toros y novillos reseñados para la feria

La buena imagen de la plaza, además de la adecuada elección de toros y toreros, se consigue por la magnífica actuación del público, que ha sido una constante en Riaza, y por tratar de conseguir que la lidia se lleve a cabo con respeto tanto al público, como a las buenas reglas del arte.
La suerte de varas es fundamental para las corridas de toros. Gracias a la persuasión con los matadores y picadores, se ha conseguido que el tercio de varas en Riaza, en estos últimos años, no haya sido un trámite, sino una suerte más de la lidia y que para ello los picadores no apuraran al toro en un monopuyazo sangriento, sino que le castigaran adecuadamente con las veces que fuera necesario ponerle al caballo. Prueba de ello ha sido el número de varas que se han dado a las cuatro últimas corridas con 8, 10, 11 y 11 entradas al caballo de picar, lo que ha contribuido a dar mayor contenido y belleza al espectáculo. El bravo Manchador de José Escolar, que fue premiado con la vuelta al ruedo, lidiado por Javier Cortés, llegó a entrar tres veces al caballo demostrando su bravura.
Defender la tauromaquia como parte integral e inseparable de las fiestas, hacer bandera de la seriedad en la elección de ganaderías y toreros, intentar que las corridas se desarrollen con el debido respeto a las normas del arte, que son la mayor muestra de respeto al público, es el camino para lograr que la tauromaquia mantenga su importancia como parte de nuestras costumbres, nuestras fiestas y, en definitiva, de nuestra vida.

Encierro con los toros de José Escolar en 2016 Foto de Andrew Moore

Por Andres de Miguel