Juan José tiene un puesto en la gloria del toreo tan importante como si lo hubiera ganado vestido de luces.

Mediado este mes de julio murió en el Hospital Clínico de Salamanca Juan José García Corral, “Juan José” en el toreo. Había nacido en La Fuente de San Esteban, Salamanca, hacía 69 años. Un niño rural que con 15 años vistió el primer traje de luces y en un año y tres días pasó de becerrista a matador de toros.

A los 16 años era matador de toros y con  17 salió a hombros en Las Ventas. Con 19 años un accidente de automóvil le cortó el camino. Fue en la madrugada del 6 de junio de 1971. Volvía de torear de Pamplona una corrida especial, de Lucio Muriel, acartelado con Pedro Benjumea y Juan Calero. Cortó la única oreja de la tarde. Cerca de Aranda de Duero,  el coche que conducía su picador Eugenio del Hierro se estrelló con otro de frente. Juan José iba en el asiento delantero derecho y tras el golpe no pudieron recuperarle el ojo izquierdo los doctores Enciso y Castroviejo, ilustre riojano.

Su reaparición fue el 1 de agosto siguiente, en la plaza de Haro, toreando mano a mano con Palomo Linares. Toros de Román Sorando. Cortó 4 orejas y un rabo pero… el torero ya era otro. Volvió a la plaza riojalteña el 11 de septiembre alternando con Benjumea y Gabriel de La Casa y al año siguiente, el 16 de julio toreó su tercera corrida en la plaza “Los Rosales” con De la Casa y Juan Calero.

Era en aquella época empresario de Haro el histórico y peculiar  Manuel Lozano que dirigió los años de lanzamiento y esplendor del torero salmantino. Recuerdo una publicidad en “El Ruedo” que decía así: “2 épocas 2. Antes: Juan y José. Hoy: ¡¡Juan José!!”. Manolo Lozano fue un gran taurino, buen torero, sin más, y un romántico.

Juan José debutó con picadores el 14 de enero del 68 en Orihuela y obtuvo dos rabos.  Tomó la alternativa en Manzanares, Ciudad Real, en agosto de 1968. En el cartel, Andrés Hernando y Gabriel de la Casa. Toros del Conde de Mayalde. La confirmó el 17 de mayo de 1969 con El Viti y Paquirri. Unos días después salió a hombros de la misma plaza.

Su última corrida la toreó en el coso de Cuatro Caminos (La Fuente de San Esteban) en 1989. En el cartel, Julio Robles y Sánchez Marcos. Toreó 38 novilladas y 221 corridas de toros. Fue premiado, en Haro, con el primer “Zapato de Oro” y se lo entregó Ricardo de Castro, creador del trofeo.

Después del accidente toreó cerca de un centenar de corridas pero solo cuatro años llegó a la media docena. Ni en plazas que había triunfado le repitieron, se enfrentó a corridas muy duras y aún así varios años fue triunfador de la feria de La ciudad del Tormes.

Fue director de la Escuela Taurina de Salamanca desde su fundación, año 1985, hasta el año 2013. Su labor, con los importantes colaboradores Adolfo Lafuente, José Luis Barrero, Flores Blázquez, José Ramón Martín y José Ignacio Sánchez, ha sido histórica. Inmensa.

En el 20 aniversario ya se habían matriculado 962 alumnos que habían estoqueado 2.500 novillos y toreado 4.000 becerras. Datos que parecen un milagro.

Recordamos matadores-alumnos a Juan del Álamo, Eduardo Gallo, Javier Valverde, Leandro Marcos, Javier y Damián Castaño, José Luis Barrero, Álvaro de la Calle, Juan Diego, López Chaves, Pepe Luis Gallego, Julián Guerra, Andrés y José Ignacio Sánchez, Julio Norte, José Luis Ramos, Joselito Muñoz, Alberto Durán, Alejandro Marcos…a quien apoderó Juan José y lo llevó a la alternativa brillando en la novillería y ganando un “Zapato de Oro” en Arnedo.

Banderilleros que también pasaron por la escuela: Domingo Siro, Manolo Linejo, Guillermo Barbero, Bonifacio Martín, Gómez Pascual, Roda, Zuri, Arturo Martín, Óscar Ramos…el picador Mario Herrero, mozos de espadas, empresarios…Ahí sigue la “cátedra” y sobre ella, y muchos más temas taurinos referentes a Salamanca, escribió largo, documentado y ameno el gran Carlos Manuel Perelétegui Vicente. Libros que guardo dedicados por el autor y que con urgencia no tengo a mano para extenderme en el informe.

La “institución docente taurina” siempre ha estado patrocinada por la Diputación de Salamanca. Y recuerdo cuatro nombres esenciales: Tomás Sánchez, alcalde de Topas, Eloy García, Juanjo Melero e Isabel Jiménez que con cargos político apoyaron, con otros, la causa.

Numerosos son los alumnos que han sido triunfadores en el bolsín taurino mundial de Ciudad Rodrigo. Y otros han destacado en confrontaciones con otras escuelas taurinas del país.

Juan José aportó a la cátedra seriedad, ilusión, honestidad y lidia a padres, políticos, criadores de bravo, alcaldes de pueblos y otros bípedos.

Nadie nace torero ni aprende solo a torear y mucho menos en las capeas de “entonces” donde se aprendía a esquivar y regatear…como mucho. Se aprende viendo a toreros, con becerras en el campo y novillos en las plazas.

Salamanca tuvo “La capea de Chamberí” en los corrales de Paco Prados y con el maestro Dionisio “Toreri”. De ahí se pasó a la actual con enseñanza graduada, reglada y racional. De Chamberí, o Tejares, salió Pedro “Niño de la Capea”. Y creo que Andrés Sánchez, El Miura, León del Campo, Nacho Matilla, Morín, Dani, Cesterito…Jesús Benito, Vicente Pérez…Alguno ha compartido las dos “universidades”. Tengo para mí que las escuelas son la base del escalafón del toreo. Ahí está el grupo de escolares extremeños por las ferias importantes.

Juan José ha dejado una labor que se puede historiar con datos y números para los restos y unos continuadores de su religión docente.

Tiene un puesto en la gloria del toreo tan meritorio, importante y universal, o más, que si lo hubiera ganado vestido de luces.

PIE DE FOTO:

-Juan José recibiendo un trofeo en Salamanca por su importante tarea docente taurina. Año 2013. Hotel Horus.

-Juan José en la plaza de Arnedo. Toreaba Alejandro Marcos.

Tanto años más tarde, vemos en la imagen a Juan José con Andrés Hernando y Gabriel de la casa, padrino y testigo de su alternativa.

Pedro Mari Azofra