-Todos somos alumnos, aprendices, incluso imitadores de los que también lo fueron.

-Chorradas como la de “este chaval ha nacido torero” son de charlatanes aún sabiendo que en Kiev, Oslo o Estocolmo no son lugares propicios para nacer toreros.

Soy un convencido de que contemplando a los que destacan en alguna actividad se pueden aprender detalles, gestos, movimientos y hasta técnica para dedicarse a esa tarea o profesión que admiramos en el “maestro”. De aprender o imitar a conseguir una aproximación hay años luz de distancia. Pero algún rastro peculiar puede dejar en cualquier cosa que no sucede en actividades, gestos o tareas “ordinarias” por bien rematadas que estén.

Todos somos alumnos, aprendices, incluso imitadores de los que también lo fueron. En esa rueda unos no pasan de, otros no llegan a, aquellos se acercan y los hubo y hay que incluso superan al preceptor, maestro, jefe de taller o artista. Un ejemplo sencillo es que en las escuelas del toreo los profesores, generalmente, no han sido grandes figuras de la fiesta de toros y entre los alumnos algunos han destacado como tales o se han aproximado mucho a lo que se considera o entiende por figura del toreo.

En el toreo suelen decir, coloquialmente y algunos se atreven  a manifestarlo en público, que “fulano ha nacido torero”, que citano ya recién nacido daba lances con los pañales o mengano aprendió a torear sin que nadie le enseñara… y chorradas o frases similares que a veces no entiendo cómo se dejan terminar al charlatán que las propaga…hasta presumiendo de sabiduría o dotes de vidente.

No creo que, en Oslo, Kiev o en Ottawa, pongamos lugares “extraños”, nazcan niños con el toreo en la cabeza ¡Ni en España tampoco! Como nadie nace sabiendo jugar al ajedrez o manejando un bólido. Otra cosa es que por su ambiente infantil se inicie temprano y añadiendo innatas cualidades talentosas, y dura e intensa preparación, llegue hasta a ser un genio en algo o destaque… que ya es mucho.

Los pastores y vaqueros han manejado bien la garrota y el silbido. Pero no sé de alguno que destacara jugando al golf o grabando discos musicales…salvo Pepe Domínguez “El Cabrero” de Aznalcóllar ¡Qué “Luz de luna” por bulerías! Y eso que lo del golf debe tratarse de un deporte asequible y no difícil porque cuentan que aprenden pronto los que jamás fueron capaces de practicar, con cierto buen aire,  los juegos, deportes y recreaciones físicas de siempre que ya se iniciaban en los primeros años escolares hace siglos, están generalizados y son casi “oficiales”.

A veces es contraproducente ver muy pronto a los grandes porque piensas que su nivel es inalcanzable y tiras los trastos en los primeros pasos o a las primeras de cambio. Ayuda más, de cara al progreso y la continuidad, entender a los que fallan y admirar a los que enmiendan o repiten.

Se iniciaba la década de los sesenta y un grupo de entusiastas formaba en el equipo del “Racing de San Gregorio”, con domicilio social en el bar “La Estrella” de la logroñesa calle El Cristo, con Leandro de entrenador: Campos, Arruza, Pololo, Daniel  “Bikini”, San Juan “Mudito”, Oliván, Mendoza, Vitoria,  Escrich, Sierra…y el que esto escribe, entre algunos más.

En uno de aquellos viajes de aficionados en Logroño para ver al Real Madrid, en el campo de San Juan de Pamplona, contra Osasuna, formaban entre los blancos Gento, Kopa, Rial, Di Stefano, Molomny, Muñoz, Zárraga, Alonso, Santa María, Puskas, Joseíto …con un historial morrocotudo. Entonces no se veían partidos completos televisados. Algo en el NODO… y pare usted de contar. Hasta la televisión en los hogares era un lujo.

Entre los rojillos de Pamplona, Egaña, Sabino, luego buenos palistas de frontón con los que compartí algún rato en “El Tenis” de Pamplona y en “Las Gaunas” de Logroño, González, Cerdán, Sertucha, Eusebio, Marañón, Glaría, Onaindía…¡Que no eran moco de pavo! Aunque estaban lejos de la lista madrileña.

Al ver las cosas que hicieron Gento, Di Stefano…quedé asustado. En la reunión del lunes entregué el equipaje al entrenador Leandro y pedí la baja:  “¡Después de lo visto ayer en Pamplona no quiero jugar más al fútbol !”. Y no jugué.

Me dio por la guitarra y recibí las primeras clases del maestro y compositor Pepe Fernández Rojas, en su domicilio logroñés de calle Bailén. Bueno. Ahí iba avanzando con los acordes elementales a “La cama de piedra”… el “Treinta y tres”…y coplas similares y tabernarias.

Y con la sonanta me fui a trabajar a Sevilla pensando que allí sería fácil aprender por “lo del flamenco”. Coincido con un compañero “maestro escuela”, en El Cuervo (Lebrija), que era guitarrista destacado y profesional, cantaor, hermano de Juan Peña “El Lebrijano”…y de una familia gitana importante en el mundo del toque y del cante de Utrera, Jerez y Lebrija. Era, murió en diciembre del 23, Pedro Peña, padre de Dorantes, un valor mundial del toque flamenco al piano, y del gran guitarrista Pedro Mari Peña,  hijo de La Perrata de Utrera, primo de Curro de Utrera y de Fernanda y Bernarda, de Bacán…

Me dio cuatro lecciones, en su casa compartiendo merienda y cafelito…pero como lo escuché tocar en un bautizo gitano, en la Feria de Sevilla…vendí la guitarra. Entendí que nunca podría ni aproximarme.

Pedro fue un virtuoso de la “sonanta”, padre de Dorantes un genio del piano y de Pedro Mari Peña (1968) otro gran guitarrista colaborador de artistas, productor, acompañante de figuras del cante empezando por su tío “El Lebrijano”…ya fallecido y estandarte de la guitarra gitana flamenca y de la lucha por la etnia calé.

Viendo todo aquello entendí que yo en la guitarra no iba a pasar del “Treinta y tres”…y pulí la sonanta.

Conozco varias escuelas taurinas, sus programas…sus alumnos y algunos profesores…y creo que la preparación es perfecta en lo educativo y lo taurino. Gracias a que algunos de los aspirantes a toreros no se desaniman y perseveran surgen toreros…y algunos muy buenos. Otros se quedan en el camino o renuncian.

Las escuelas enseñan la técnica del toreo y a banderillear desde los inicios. Algunos excolegiales no han pasado de novilleros, pero tienen oficio y luego “se hacen” subalternos y funcionan muy bien de lidiadores y banderilleros. A picar no se enseña en las escuelas taurinas. A los profesionales de la vara larga (varilargueros) por picadores se les conoce y se les “escribe”. También solían llamarse piqueros y con cierta guasa, bien servida, “los de aúpa”.

Han sido mayorales en ganaderías de bravo, o hijos de mayorales, que han aprendido la profesión en faenas de tienta de hembras y machos para madres o sementales. Nadie nace enseñado. O aprendió los primeros pasos de un amigo o vecino, de su tío, padre o hermano que fueron toreros, de su vecino que era banderillero, de una película que vio de chiquillo…Luego, hay un camino largo hasta la gloria que consiguen pocos.

En el proceso de aprendizaje del toreo se pueden adquirir los conocimientos fundamentales por distintos medios, caminos, maestros…pero luego hay que ejecutarlos en la arena. Y eso debe ser muy difícil de hacer…siendo distinto, en la rama valiente o en la artística, y para ser aceptado multitudinariamente con previo paso por taquilla.

En los años hispanos de monasterios a millares y posteriores internados religiosos con enfoques a misiones lejanas, convertir infieles en China y Japón, atender las selvas, pastorear feligreses…y colegios de lujo…el mundo rural, duro, ingrato, pobre… era un foco de vocaciones religiosas.

Los jefes de las diversas “empresas” podían seleccionar y rechazar ante la abundancia de inscripciones. El lema bíblico era este: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Pasaba en lo religioso, hace años que lo de elegir se ha jodido porque a la llamada no contesta nadie, y pasa en el toreo que con suerte multiplica sus aulas de formación en casi toda España. Acabo de leer que se ha oficializado la Escuela Taurina de Huelva que era la única ciudad andaluza que no la tenía “legalizada”. Hay cientos de alumnos toreros…hasta en provincias que no hay festejos taurinos. Pero son pocos los que llegan a figuras. Bastantes acaban en matadores de toros y de estos, un buen número torean en ferias, aunque no estén en la “selección de primera”.

Recuerdo al fraile agustino maño, padre Eustasio, profesor de latín e inglés: “Many are called and few are chosen”. Hace más de 60 años. “Muchos son…”.

En la religión fueron modelos algunos santos. En el toreo son modelos todas las figuras y algunos grandes y buenos toreros…sin ser figuras y que hacen un toreo más puro y técnico que algunos espadas o personajes muy populares.

A través de la historia del toreo, todos los grandes o muy populares tuvieron imitadores o “alumnos”. Es natural. Pongamos a Manolete. Tuvo numerosos críticos que le señalaban el toreo de perfil, pies juntos, escasa variedad, poca alegría…por decir algo. Pero fue el ídolo multitudinario que más público atraía, más trofeos conseguía…y el más imitado. De ahí luego el toreo senequista, amanoletado…que intentaban hacer otros toreros. Lo que no era fácil copiar fue lo distintivo y esencial: quietud y estatismo o la entrega con la espada ¡Entre otras muchas cualidades!

Pedro Mari Azofra

PIES DE FOTOS:

-Algunos maestros del toreo: Joselito, Belmonte y Antonio Bienvenida. Paco Camino dando la alternativa a El Capea, en Bilbao, en presencia de Paquirri y Santiago Martín “El Viti” entregando el Zapato de Oro de Arnedo el año 1996.