Sin pretenderlo o quizás con toda la intención del mundo, lo cierto y verdad es que el pasado sábado, Victorino Marín puso muy cara la feria, hasta el punto de que nadie ha levantado cabeza en las corridas de figuras y esos animalitos que piden para ponerse bonitos. Tras todo lo sucedido hasta este momento, repito, Victorino se estará descojonando de todo lo que ha visto que, como es natural y lógico, nadie le ha superado y, lo que es peor, dudo que alguien lo consiga.

Jandilla es, dentro de la rama Domecq, lo más apetecible para las figuras porque, por regla general, dichos toros tienen un puntito de casta que hacen ver lo que no está sucediendo pero, ya sabemos que, en país de los ciegos, el tuerto es el rey. Sin ir más lejos, frente a estos toros, Pablo Aguado, en el año 2019 obtuvo aquel memorable triunfo que le catapultó a estatus de figura que ostenta. Y otros muchos éxitos del ganadero Borja Domecq que, de cara a los toreros, cría el toro soñado que, como digo, hasta tiene fuerzas y trasmisión. Otra cosa es lo que pensemos los aficionados.

Hoy no ha sido el caso. Un esperpento en toda regla. Frente a este tipo de animalitos, las figuras se salvan porque de vez en cuando sale un torito santificado, le hacen diabluras, la gente se lo cree y todos contentos. Pero claro, de eso a la verdad del toreo existe un abismo muy grande. Hoy Borja ha traído a Sevilla toros bobos, enclenques, escasos de fuerzas y no hablemos de trasmisión y casta que, entonces sí que la jodemos. Corrida para olvidar, pese a que el tercero de la tarde ha tenido un puntito de casta que, hasta nos ha llegado a ilusionar.

Si las figuras quieren hacer el ridículo están en su derecho y, encima les pagan como tales. Es la sinrazón de lo que debería ser la verdad pero, a estas gentes no hay que pedirles que maten el toro encastado, lo que deben hacer es macharse y dar paso a los jóvenes. Manzanares ha tenido una tarde negra. Su primero era sosote y no levantaba pasiones aunque ha ido y ha vuelto en varias ocasiones. En su segundo, más de lo mismo. ¿Habrá algo más horrible que ver a una figura del toreo hacerse el mártir lamentándose de los toros que le han caído en suerte? Seguro que no. Ellos los han elegido, nosotros no tenemos la culpa de que salgan fofos, vacíos y sin el menor atisbo de casta. De tal modo, ¿qué podemos esperar? Lo que ha sucedido.

Lo dicho del alicantino vale para Talavante; en realidad, cualquier crónica de estos días serviría para todos los festejos. Lo que me pregunto es porque somos tan tontos de gastar un tiempo innecesario contando siempre la misma historia. El primero del Talavante no ha querido saber nada del diestro y, su segundo, más de los mismo. ¿Quieren que les hable de las exquisiteces de este señor? No las vi por lado alguno. Está claro que, no les salió el animalito soñado y ahí han muerto sus ilusiones. Como digo, aunque esos animalitos salgan santificados de toriles, al margen de lo que hizo Ortega hace una días, lo demás, por parte de todos, es el calco preceptivo de una tarde tras otra.

Cerraba la terna Tomás Rufo que, para su suerte, un día, los taurinos, metieron en una bolsa el nombre de cincuenta toreros actuales, alguien metió la mano y sacó su nombre y, de la noche a la mañana figura del toreo, eso sí, de la mano de Luis Manuel Lozano que no es moco de pavo. Por cierto, dicen las malas lenguas que Luisma vendía mejor el “lote”, es decir, El Juli y Tomás Rufo que son sus poderdantes. Que nadie se inquiete que, Rufo, tiene todos los argumentos necesarios para ser el relevo de las figuras actuales, sencillamente porque es idéntico a todos ellos. Nadie le negará el esfuerzo que ha realizado el chico durante toda la tarde que, con el capote y la muleta ha estado tesonero como ninguno. Como decía, le tocó el mejor toro del encierro, el tercero, que tenía un poquito de picante, ningún peligro por supuesto, pero sí ese puntito de casta del que hablaba que, es el que les ha salvado muchas tardes de la quema. Rufo ha estado decidido, tesonero, desigual si se me apura pero, lo realmente cierto es que el toro le ha ganado la partida. Una pena porque el animal tenía codicia para tomar la muleta, embestía con franqueza pero, algo ha sucedido para que aquello no cuajara. Un pinchazo y estocada ha dejado todo en unas palmas. En su segundo, un auténtico burro, incluso de hechuras, ha dejado con el culo al aire al talaverano que, voluntad la ha puesto pero, ¿existe algo más horrible que un torero voluntarioso ante un toro moribundo?

Esos toros de las figuras deberían de esta prohibidos por decreto ley pero, como eso es un imposible, si sale una hermanita de la caridad vestida de toro, en el peor de los casos que le toque a Juan Ortega. Pero si hablamos de la verdad de la fiesta, como digo, Victorino Martin puso muy cara la feria. A las pruebas me remito.

Mañana llegan los Santa Coloma de La Quinta, quiera Dios que muestren su casta y, con la misma, nos emocionemos.