-En una corrida de toros, o novillada con picadores, participan 15 toreros subalternos, banderilleros, peones, picadores…necesarios para un espectáculo correcto.

-Este año 2.022 el público de Bilbao se enteró del nombre o apodo que es ovacionado o silbado en banderillas o en varas.

-Los indicadores electrónicos debieran ser obligatorios en la mayoría de las plazas con festejos de “fundamento”.

-La inmensa mayoría de crónicas o informaciones taurinas no mencionan “toreros de plata”, la mayoría “desconocidos”, salvo muy destacadas intervenciones.

Este año 2.022 estrenó la plaza bilbaína de Vista Alegre un panel o indicador luminoso electrónico en el que se iba anunciando a los espectadores las características y nombres de los toros que iban saliendo a la arena, el nombre de los picadores y rehileteros cuando están en las suertes de varas o banderillas…y supongo que otros detalles que puedan interesar en cuanto a devoluciones de toros, contratiempos imprevistos, sustituciones, cornadas, enfermería…

El detalle, tantas veces sugerido y que la grey informativa no ha dado importancia, merece una ovación y debiera ser obligado en las plazas de primera, segunda…y hasta en algunas de tercera con cierto prestigio y alta capacidad de “clientes”. Ya se estrenó el “artefacto” en la corrida de junio que inauguró la temporada bilbaína y creo que es el tercer coso taurino en España que goza de ese servicio con Zaragoza y Pamplona. No es mucho pedir.

Los banderilleros, rehileteros, subalternos, peones de brega o de confianza…son tres en cada cuadrilla. Al primer toro de su matador le coloca un peón el primero y tercer par. Lidia el toro su compañero y el “tercero” de la cuadrilla coloca el segundo par a los dos toros y apuntilla al astado, cuando dobla, para dar paso a las mulillas. En otros tiempos solía haber un puntillero o cachetero “oficial” a cargo de la plaza. El último en Logroño fue Espiga y de mis años por Sevilla recuerdo a Pepe “Lebrija” que era una institución y hasta un día dio vuelta al ruedo en La Maestranza tras apuntillar un toro devuelto a El Paula.  En la familia, oriundos de Lebrija, hubo y hay novilleros, banderilleros, más cacheteros y a un hermano de Pepe, novillero, lo mató un novillo en alguna población sevillana.

El subalterno que ha lidiado pone el primer y tercer par al segundo toro del maestro que está lidiando o brega el pareador del primero. Solían vestir de plata estos toreros auxiliares pero ya combinan el color de la seda con azabache, también llamado negro o catafalco en el toreo.

La misión esencial del subalterno, en el toreo a pie y a caballo, es auxiliar al matador además de cumplir con el segundo tercio de la lidia o suerte de banderillas que suelen colocarse al cuarteo, de poder a poder, a cabeza pasada, a la media vuelta, relance, topa carnero, de dentro a fuera, de frente, huyendo, de ninguna forma…y en teoría sirven para estimular al toro tras el tercio de varas.

Es importante la colocación de cuadrillas durante la suerte para “socorrer y no lucirse”. Y un deber parar al toro, correrlo, llevarlo al peto en la suerte de varas si no lo hace el matador…El máximo de pares son tres y el mínimo dos habiendo sanción para los colocados tras el cambio presidencial.

Se han celebrado, o protestado, numerosos festejos en los que lo más destacado de la tarde fueron media docena, o más, de pares subalternos ovacionados y en algunas fechas hasta han salvado el aburrimiento solemne de la tarde.

Hoy destacan con “las frías”, de fuego ya no existen, Iván García, Fernando Sánchez, Trujillo, Robles, Curro Javier, Punta, Miguel Martín, Vivas, Antonio y Pepe Chacón, Neiro, Contreras, Rus, Viotti, Sierra, Otero, Adalid, Ambel, Fernando Sánchez, Gómez Escorial, Mathieu Guillón, …y la mayoría también lidiando. Hay muchos más notables y de los “terceros” nombro a Julio López, Araujo, Arruga, y Gómez Pascual como “representantes” del puesto.

Suceden al ejército de “toreros de plata” históricos y como ellos mantienen, y repito, el interés algunas tardes soporíferas que han podido ovacionarse una docena de pasajes brillantes o más con “los palos”. Lo de ir al toro a cuerpo limpio, sin capote ni muleta…es de apreciación mayoritaria. Un gran público espera y disfruta viendo parear y lo de la lidia correcta y eficaz, es más difícil de matizar para la inmensa mayoría ¡Aunque los desarmes, huídas  y carreras con salto  de barrera lo aprecia cualquiera!

Tengo para mí que Julio Pérez “El Vito” ha sido uno de los grandes, del cincuenta para acá, ofreciendo espectáculo, prologando la suerte con torería y saliendo despacio. Pero se aproximaron Luis González, Capilla, Honrubia, Tito de San Bernardo, Almensilla, Pirfo, Coelho, Bojilla, “El Algabeño”, Martín Recio, Rondeño, Montoliú, Corbelle, El Chano,  Curro de la Riva, Mariano de la Viña, Cervantes, Carretero, Chacón, Pacorro, Yesteras, El Ecijano, Joselito Gutiérrez, Luque , Curro Cruz, Finito de Triana, Carriles…y mil más.

“En antes…”  los matadores se formaban empezando de banderilleros y todos las colocaban…como podían. No había gremio de banderilleros. Hace un “rato” Miguelín, Paquirri, Esplá, El Soro, Alcalde, Víctor Méndes, Morenito de Maracay, Ferrera, Escribano, El Fandi…formaron carteles banderilleros muy populares que además de anunciarse con duros encierros llenaban las plazas. Las actuales escuelas taurinas obligan a los alumnos el aprendizaje banderillero.

Banderilleros…que algunos primates desprecian o minusvaloran, no así Manuel Machado: “Y antes que un tal poeta, mi deseo primero hubiera sido ser un buen banderillero”.

“LOS DE “AÚPA” (PICADORES, PIQUEROS O VARILARGUEROS)

El picador, dos por torero, debiera observar las querencias de cada toro y ser buen caballista. Además, cargar sobre el palo reunido con el caballo, no saltarse la primera raya ni picar en el brazuelo, los riñones o tapar la salida al astado, recibirlo dando el pecho del jaco y no atravesado…fácil de decir pero difícil de cumplir. Hasta no hace tanto exigía el reglamento un varilarguero de reserva en cada corrida. Hace siglos que no se da el caso-

El público, de aquí y de Roma, aplaude por no picar y pita la segunda vara…y hasta la primera aunque sea correcta de ejecución. Hoy, es general picar a caballo atravesado, cruzado…dándole los hierros al hocico del toro o el bajo vientre del parapeto. “Antes…” se contrataban por su cuenta los piqueros y se anunciaban en cartel con el mismo tamaño de letra que los matadores. De ahí que sigan usando chaquetilla bordada en oro si así la prefieren.

Sin ir a la “carioca” de Atienza, Badila o La Pajuelera, todos recordamos a los Barroso de Jerez, los Muñoz de Sanlúcar la Mayor,  los Chocolate, los Molina de La Algaba, los Quinta de Gerena, los Rivas, Herrero, Bernal, Cenizo, Legionarios, Cáneba, los García salmantinos, García Barrero, Salitas, Doblado, el colombiano Anderson Murillo, el mexicano Nacho Meléndez…y hasta Eva Armenta, hija y sobrina de los banderilleros sevillanos Manolo y Pepe Armenta, que actuó a las órdenes de Jesulín, Mariscal y Manolo Campuzano por los años 90 ¡Y mil más!.

Hoy suenan en positivo Barroso hijo, Núñez, Galván “El Bala II”, Mario Herrero, los Quinta, los Cruz, Leiro, Vicente, Aitor Sánchez, Burgos, De Pedro, Sergio Molina, los Bernal, Manuel Cid, Chano Briceño, Iturralde, los Cenizo, los Sandoval, tío y sobrino…y docenas más.

Salvo excepciones, el mundo subalterno es desconocido y el espectador mayoritario no le echa cuenta a no ser que protagonice un pasaje excepcional. De las cosas más aplaudidas y que entusiasman al público taurino, hace siglos, una es cuando derriba el toro al caballo y al picador. Si el del castoreño va al callejón de cabeza es la ostia el entusiasmo y la ovación al toro.  Otro detalle muy celebrado es que el toro persiga a un banderillero gordito ¡Es la leche! Y para rematar observen cuando un toro salta al callejón y hace refugiarse al personal pasando apuros…y hasta con alguna voltereta ¡Es el descojono! Sin que haya percances graves.  Los comentarios son de retórica universitaria selecta y filosófica: “Que se jodan por no pagar”. “Lo quieren todo. Ir por la cara y no correr peligro”.

Olvidan estos ejemplares ciudadanos que en callejón, además de los de luces, hay areneros, mulilleros, alguacilillos, cirujanos, tres “mosoespás” y tres “ayudas”, chóferes, porteros de barreras, chiquero…capellán, corraleros, estañadores y paragüeros que se han podido despistar o desubicar un momento de su puesto y el furo ha saltado sin avisar para “taparse”.

Cuando se comentan estos detalles, aunque sea de forma superficial o con guasa, surgen los ilustrados de si el aficionado, el entendido, el enterado, el profesional…chorradas y armas al hombro. Todo el mundo ha conocido profesionales, y hasta en lo alto del escalafón, que son muy malos aficionados y a toreros modestos muy buenos aficionados ¡Como para clasificar al público en general!

En estos casos de “cambio de impresiones”, la intolerancia en cosas taurinas es muy polémica, lo mejor es agarrarse al Diccionario de la Lengua Castellana: “Aficionado es el que siente afición por un espectáculo y asiste frecuentemente a él”.

Para qué crearse inquietudes no productivas.

Pedro Mari Azofra

PIES DE FOTOS:

-Un puñado de estampas que protagonizan Julio Molina “El Algabeño”, Antonio Robles “El Sevilla”, gran puntillero, y Antonio Galván “El Bala II”. Cite, preparación, cuadrar, subir las manos, buen caballista…