Ideas claras, gran capacidad de comunicación, gusto por el detalle, están reunidas en la conversación con Victorino Martín. Propietario de la ganadería más importante de la segunda mitad del siglo XX, heredero del ganadero que cambió el rumbo de la historia de los toros en los años 70 y personaje por el que pasan los hilos del futuro de la tauromaquia en este vaivén del cambio de milenio.
Se resiste a hacer comparaciones de su ganadería con el pasado, pero tiene claro que este es un momento de transición donde los ganaderos están ganando importancia frente a los toreros, lo que históricamente siempre ha significado que el toro gane casta y trapío, frente a los momentos en los que una figura del toreo manda en los ruedos.
La tauromaquia está en un momento de cambio económico y social. Las presiones prohibicionistas, se juntan con un decaimiento de las figuras que han dominado el panorama en los últimos años. La necesaria renovación, también de aficionados, se junta con el auge de las tauromaquias populares, que traen nuevos públicos y modos a la fiesta, además de ser un balón de oxígeno para las ganaderías. Ahí se inscribe el papel de la Fundación Toro de Lidia que preside y que busca el establecimiento de una única voz del sector taurino ante los poderes públicos.
La Fundación Toro de Lidia es la voz del sector taurino hacia fuera, pero no entra en las discusiones de organización, calidad o actuaciones gremiales de las corridas de toros, pues estos fueron motivos importantes del final de los anteriores organismos sectoriales. Por un elemental respeto, Victorino no entra en valoraciones de toreros, empresarios y ganaderos, tan necesarias para establecer semejanzas y diferencias con su ganadería, lo que la distingue y la hace singular.
Le gusta recorrer la historia de las corridas de toros para lo que despliega su erudición de encastes, ganaderías, compras y ventas, con las que también ilustra la genealogía de sus otros hierros de Monteviejo y Urcola. Monteviejo que va completando con distintas ramas de Vega Villar y Urcola que se resiste a abandonar. Aprovecha estas interesantes historias para explicitar su tesis de que las ganaderías se han tenido que adecuar a los cambios del toreo y los gustos del público y que el ganadero debe estar atento a esos cambios e ir por delante de ellos. Quizá por eso habla poco de la importancia de su ganadería y prefiere mirar al futuro en vez de regodearse en el pasado.
Trabajador que parece incansable, recorre la geografía taurina, recibiendo premios, presentando festejos y ferias, organizando el día de la Tauromaquia donde se integran las corridas de toros con los festejos populares, y el festival de Valencia que proporcionó los ingresos para el funcionamiento de la FTL, y todo mientras atiende a sus ganaderías junto con su hija.
Tiene pendiente completar el libro Victorino por Victorino, donde cuenta la historia de la ganadería hasta el cambio de siglo, pero el tiempo no da para más y quizá esa continuación la tenga que hacer su hija, como él hiciera la historia de su padre. También se quedan muchos temas pendientes en esta agradable y distendida Tertulia, que no ha podido recorrer ni una ínfima parte de la historia, el presente y la proyección de la ganadería que ha sido santo y seña de la casta brava en los últimos cincuenta años.
Por Andres de Miguel
Fotografia Andrew Moore