La confirmación de que Roca Rey ha dado por terminada su temporada debido a la lesión que arrastra desde Madrid, algunos dicen que desde Chota, allá por tierras peruanas, nos ha dejado a todos consternados. Sí, porque pese a que Roca Rey no es el Dios del toreo, el chaval sabe conectar con las masas, lleva gente a las plazas de toros y esos valores son incuestionables.
Roca Rey, ayuno de muchas cosas tiene en su haber esa disposición tremenda que le confiere un plus de autenticidad a su toreo; un valor que, como decía, es el que cala entre el gentío, que no en los aficionados; pero no es mala cosa que, en los tiempos que vivimos, un torero, el que fuere, sea capaz de concitar la ilusión de las gentes para que éstas llenen una plaza de toros, todo un milagro en los tiempos que corremos porque, como ejemplo, el cartel de ayer en Bilbao no podía ser más interesante y, apenas cuatro mil personas asistieron; una debacle de época.
Como sabemos, los toros son el reflejo de la sociedad en que vivimos, pero en todos los órdenes. ¿Qué sucede cuando quiebra una empresa del ramo que fuere? La quiebra, para el defenestrado es un fiasco total, sin parangón y, lo que es peor, sin solución de continuidad. Pero, ay amigo, las demás empresas del ramo se frotan las manos a sabiendas que acapararán esa cuota de mercado que otro dejó.
Justamente, esto es lo que ha pasado con Roca Rey que, ante su «quiebra» de esta temporada, muchos se han frotado las manos; yo diría que, hasta los mismos empresarios que, cicateros como ellos mismos, eso de pagar cifras astronómicas les viene cuesta arriba y, el chaval ya tenía unos emolumentos altos, sencillamente por la gente que suele llevar a las plazas de toros.
Es cierto que, en algunas ferias, la baja de Roca Rey se ha dejando notar; no tanto como algunos pensaban, pero así ha sido. Pese a todo, seguro estoy que los empresarios han salido ganando porque se han ahorrado mucho dinero porque, en honor a la verdad, a los empresarios les importa un rábano este o aquel torero, con tal de pagar poco ya están contentos.
Y gracias a Roca Rey, es decir, a su lesión, algunos toreros han tenido la suerte de que les tocara la lotería por aquello de sustituirle. Jamás en la vida pensaría Cayetano que haría la temporada que está haciendo gracias a sustituir al diestro peruano; vamos que, ni en sueños pensaría ese hombre que torearía lo que está toreando y, lo que es mejor, con todas las figuras del toreo a su lado y, por ende, las corridas que no hieren ni hacen daño; un lujo que Cayetano, repito, ni soñaba.
Pero no ha sido solo Cayetano, han sido muchos más y, en lo que resta de temporada, muchos serán los favorecidos por dicha dádiva que el peruano ha dejado sin pensarlo. Claro que, si los toreros fueron totalmente justos, que no lo son, a estas alturas, los sustitutos ya deberían de haber organizado una peregrinación hasta Sevilla para rendirle plácemes de gratitud a Roca Rey, con Cayetano al frente, por supuesto.
Y no he dicho ninguna barbaridad porque no es lo mismo coger una sustitución de Roca Rey que la de, pongo como ejemplo, López Chaves llegado el caso. Lo digo porque entrar en las ferias en vez del diestro peruano ya tiene como garantía que saldrá el medio toro sin alma, sin fuerzas, sin maldad, sin mala idea y con muchas posibilidades de triunfo, la prueba no es otra que un torero tan vulgar como Cayetano está triunfando a diario. Sustituir, por ejemplo, a Manolo Escribano ya es otra historia. Ese «plato» ya no es del gusto de todos.
No es menos cierto que, como decía, los empresarios, en primer lugar, serán lo que más se frotarán las manos por aquello de que a los sustitutos ya se les paga con la comodidad de las corridas que matan; vamos, como para que encima pidan dinero, ni de coña ¿verdad?
Ha muerto el rey: entonces, ¡viva el rey!