Al perro flaco todo se le vuelven pulgas, así lo dice uno de nuestros sabios refranes que, como siempre, son la pura realidad de la vida. Es el caso del diestro Manolo Escribano al que estos días una lesión producida mientras entrenaba en una ganadería le ha fracturado el escafoides de su mano izquierda, lo que le impide torear en Venezuela, justamente en la feria de San Cristóbal, por cierto, un país donde el diestro de Gerena es ídolo admirado.
¿Qué se puede hacer cuando el destino se pone en contra nuestra? Sencillamente, nada. Si acaso afrontar la realidad según nos viene, en el caso de los toreros con paciencia franciscana, algo de lo que Manolo Escribano sabe más que nadie. Por saber, sabe de traiciones, de incomprensiones, de cornadas, de sangre derramada y de otros muchos asuntos turbios del toreo que, en repetidas veces le han atenazado. Claro que, él, es como en Ave Fénix que renace de sus propias cenizas, en este caso de las terribles cornadas que ha sufrido y de las que se ha repuesto.
Muchos toreros, la inmensa mayoría tienen que luchar contra las adversidades que les produce el mismo taurinismo pero, si a todo eso le añadimos los lances macabros del destino es como para ponernos a pensar. Lo digo porque, Manolo Escribano, como sabemos, es el hombre más lacerado a cornadas en los últimos veinte años, algunas le tuvieron al borde de la muerte, caso de Alicante y Sotillo de la Adrada, percances de los que se salvó y, hasta le hicieron más fuerte para combatir contra el destino y las circunstancias adversas de los propios taurinos.
¿Por qué ha sido herido Manolo Escribano en repetidas ocasiones? Mitad por la mala suerte que le acompañó y, en el otro cincuenta por ciento, por los toros que suele lidiar que, lo que se dice cornadas las reparten por doquier. Evita la ocasión y evitarás el peligro, eso habría que decirle a Escribano pero, en su persona no cabe evitar nada porque su sino está frente al peligro de esos toros en los que irremediablemente, hasta el más tonto del lugar comprueba que un hombre se está jugando la vida.
Claro que, la cuestión radica en que, esa decisión, valentía, torería y pura lección de la más absoluta verdad, que eso no tenga el refrendo que merece traducido en contratos, es para ponernos a llorar. Además de sus muchos valores, ¿quién podría poner en tela de juicio la honradez profesional de Manolo Escribano? ¡Absolutamente nadie! Y, lo que es peor, muchos todavía cuestionan al referido diestro cuando, pocos como él, insisto, son portadores de una verdad tan clara y rotunda como la que él nos esgrime cada tarde.
Se habla muchos de los toreritos artistas de nueva ola, esos que han recibido las bendiciones del empresariado taurino pero que, a fin de cuentas, son unos exhibidores del toreo bonito sin el menor riesgo. ¿Qué quieren que les diga? Puesto que hablamos de toros, me quedo con la verdad intrínseca de Manolo Escribano antes que con la magia de todos aquellos que, aunque lo parezca no lo son. La emoción tiene que estar sustentada por el elemento toro puesto que, lo demás, como dije, es pura magia, es decir, la antítesis de la realidad.
Cobradiezmos, aquel emblemático toro de Victorino Martín que indultó en Sevilla debería de haber sido el pasaporte que le catapultara al estrellato taurino pero, el hombre propone y los taurinos disponen, nunca mejor dicho dado el trato vejatorio con el que se le pagó a Manolo Escribano tras aquel triunfo irrepetible. ¿Acaso se indultan toros de Victorino en Sevilla todos los días? Esa pregunta es la que debería de darnos la respuesta a todos los valores que adornan la persona y obra de Manolo Escribano que, al igual que se hartó de cortar orejas a los Miura en Sevilla, precisamente, a un toro de Zahariche le perdonó la vida en la plaza de Utrera en el año 2019, un caso insólito que no había sucedido en la historia de tan mítica ganadería, otro logro más del gran Manolo Escribano que, precisamente, reaparecía en Utrera después de la gravísima cornada que había sufrido veinte días antes en Madrid.
Es cierto que, los indultos de han puesto de moda en los últimos años en que, cualquier animalito, solo por su bondad franciscana ya es indultado, pero no es el caso de Manolo Escribano puesto que, los dos toros que ha indultado y que nos hemos referido, tanto en Sevilla como en Utrera, el primero era de Victorino Martín y el segundo de Eduardo Miura, por tanto, no cabe sospecha alguna de cachondeo o algarabía por parte de unos aficionados irresponsables ya que, lo de este hombre siempre está rociado de la verdad más absoluta. Confiemos, recemos para que un día de la vida la VERDAD del toreo pueda resplandecer como Dios manda porque, de tal manera, llegado ese momento todos reconoceremos a Manolo Escribano como un grande de la torería actual.
En las imágenes vemos a Manolo Escribano con el toro Cobradiezmos en Sevilla, citando en el estribo con las banderillas, con un dibujo formidable de Mer Fidalgo, saboreando el éxito junto a Victorino Martín y en la apoteósica vuelta al ruedo el día del indulto de Tahonero de Miura en Utrera.