Lo que está ocurriendo en Valencia respecto a los toros clama al cielo pero, eso era lo que querían los nefastos sociatas de la comunidad, que llegara una pandemia para poder acabar para siempre con los toros o, ¿lo duda alguien? Seres malignos los que ostentan el poder en este bello trozo de España que, en su gran mayoría, somos gentes civilizadas, trabajadoras, nobles y rebosantes de alegría; digo casi todos porque, para nuestra desdicha, desde la Diputación de la que depende la plaza de toros de Valencia, pasando por el ayuntamiento y acabando con la misma Generalitat, estamos secuestrados por esa mafia izquierdosa que, lo que a ellos no les gusta no existe.

Siguen poniendo trabas para que el coso de la calle de Játiva no se abra nunca más; es decir, seguimos la misma estela que en Cataluña pero, lo triste de la cuestión es que estas gentuzas, en unas próximas elecciones, volverán a ganar en las urnas. ¿Qué pasa aquí entonces? ¿De verdad somos tan buenos como nos creemos y les damos el voto a esos miserables? Desde que se permitieron esos partidos absurdos, aberrantes, criminales que, como único logro éste no es otro que enriquecerse mediante la política, nunca más gobernará la derecha en Valencia porque, insisto, hay mucha basura suelta y, como quiera que a la juventud la han aleccionado los sociatas desde hace muchos años inyectándoles una tremenda dosis de odio hacia lo que sea progreso y bienestar, siempre perderemos las nobles gentes que solo anhelamos el trabajo.

Desde que un día nefasto entró en el poder un indeseable como Zapatero, desde aquel momento me convencí de que, la mayoría de los españoles solo aspiran al hambre, la miseria, la desolación y el desorden todos los aspectos. Ellos, los rojos son grandes vendedores de humo y saben sacar el conejo de la cristera cuando les viene en gana y, lo que es lamentable, millones de personas se lo creen. Los gobernantes actuales saben de qué el pueblo es borrego porque no piensa, no analiza, no es capaz de leer un mínimo de historia y, todos se conforman con la doctrina del proletariado que, aunque mueran de hambre y desdicha, para ellos no hay nada mejor que el comunismo. ¡Y nosotros pidiendo toros!

No hay toros en Valencia y no pasa nada; somos tan cobardes que no hemos tenido ni el valor de salir a la calle con pancartas alusivas para que, en el peor de los casos, Toni Gaspar y sus secuaces sintieran la presión de las gentes a tenor de dicha falta como son los toros en la bellísima Valencia, como digo, tomada por los rojos y ya sabemos ellos como las gastan. Pedimos que haya toros en Valencia y se lo suplicamos a unas gentuzas que, entre otros “logros” han prohibido que los niños estudien en castellano. ¿Se puede alcanzar un mayor grado de ruindad? Ellos lo han logrado, como el apestoso de Garzón que como ministro decía que el turismo era algo trivial para España, que no se necesitaba para nada. ¡Y lo dice un ministro! Se demuestra que, para ser político de izquierdas se tiene que ser retrasado mental porque de otro modo no se entiende. Eso sí, el muy apestado recomienda no comer carne porque eso es muy caro, hay que tomar arroz que es más barato pero él, en su ágape nupcial puso los mejores solomillos del mundo. Hay que se cretino y mala persona para actuar de dicho modo.

Pese a que se están enriqueciendo todos con la política, no tienen ni la decencia de permitir que, una fiesta tan arraigada a la capital del Turia como los toros pueda seguir su curso normal. Estos personajes de la izquierda actual han superado con creces, a los sociatas que dieron el golpe contra la CEDA cuando ésta ganó las elecciones allá por los años treinta. Lo digo porque, criminales como Indalecio Prieto y Largo Caballero jamás cuestionaron la fiesta de los toros, será por eso que ambos tienen un monumento en Madrid. Lo que haga la izquierda, por muy criminal que sea, para este gobierno tiene todas las bendiciones del mundo; bien es cierto que, debemos de agradecerle a los sociatas que sacaran a Franco del Valle de los Caídos porque era un peligro público. Váyanse todos a la mierda que es el lugar que les corresponde.

La izquierda, salvo excepciones, solo disfruta destruyendo y, unidos a esas gentuzas del separatismo, los criminales de las más grandes aberraciones, los iluminados de podemos y su santa madre, todo ese contubernio tienen garantizado de por vida una existencia suculenta y placentera porque, en realidad, ¿en qué trabajaban cientos, miles de oportunistas que ahora pululan en la política criminal de la destrucción por el placer de emular a Nerón cuando quemó Roma?

Seguid votándoles, valencianitos que, con vuestro voto nos espera un futuro muy negro, muy desdichado, muy infeliz porque, como se ha demostrado, esas gentuzas no gobiernan para el pueblo, lo hacen para satisfacer su puto ego y llevarse una pasta calentita que, sin ese medio que financiamos todos, jamás hubieran obtenido porque, como se sabe, son una pandilla de gandules, además de grotescos como el cínico del alcalde que, el día que tomó posesión como tal acudió al ayuntamiento en bicicleta y, algunos subnormales le aplaudieron el gesto.

Si queréis saber de las andanzas de una tal Mónica Oltra, no tenéis más que leer el libro de Cristina Seguí, una valenciana genial, culta, admirable, investigadora de toda la corrupción de Valencia que, en su último libro, LA MAFIA DEL FEMINISMO, nos muestra la cruda y dura verdad de unas gentes sin alma que, como única vocación, la misma no es otra que el dinero y, por supuesto, el maldito ego del poder del que disfrutan. Pero no creamos que Cristina Seguí se recree solamente con los turbios asuntos de Valencia, de eso nada; la periodista investiga todas las tramas de corrupción de la izquierda en toda España para darnos una auténtica lección de honradez y moralidad, lo que estos personajes siniestros desconocen.

Y, pobres de nosotros, con semejante palmarés seguimos pidiendo que haya toros en Valencia; ya vimos como “destrozaron” la plaza de Játiva los revanchistas del comunismo. ¿Saben una cosa? Despidámonos del santo que se lo han llevado. RIP.