De todos es conocida la historia de Máximo Huerta puesto que, en su haber tiene un record que nadie ha superado y, lo que es mejor, nadie le arrebatará dicho “galardón”. Se trata, nada más y nada menos del ministro que menos tiempo duró en el cargo, apenas una semana porque, sus hechos lamentables que Hacienda le descubrió le obligaron a dimitir. Al menos, en ese instante fue decente dentro de la indecencia en que andaba sumido. Nada que censurarle por el hecho de que sea homosexual porque, de esta especie son casi la gran mayoría, lo que aceptamos con callada resignación, especialmente las mujeres que están abocadas al lesbianismo.

Según Hacienda, el personaje siniestro defraudó más de doscientos mil euros, al tiempo que le pillaron a tiempo porque tenía preparada una trampa para llevarse calentitos más de trescientos mil más, es decir, saltarse a la torera las normas que asumimos todos los españoles honrados dejando de pagar los impuestos que le correspondían. Él, a su vez, se consideraba inocente, igual que los asesinos que nadie confiesa su crimen. Sigo creyendo que los que pagamos impuestos de forma religiosa y, para colmo, abanderamos la honradez, en definitiva, somos una pandilla de idiotas.

Máximo fue uno de los primeros “éxitos” de Pedro Sánchez que, de haber tenido vergüenza hubiera dimitido a su vez que el “valensianet”. Pero no, no cayó la breva y, eso sí, automáticamente, su “sanchidad” le buscó acomodo en TVE que es el lugar donde recalan todos los sociatas más indecentes del mundo pero que, como esa televisión es del amo del partido, es decir, de Pedro Sánchez, ahí trabaja el que él considera oportuno, que se lo digan a Jesús Cintora, otro pájaro de mal agüero pero, como tiene el carnet de sociata en la boca, miel sobre hojuelas. Por cierto, ese impresentable de Cintora fue el que criticó con saña a Morante por aquello del Premio Nacional de Tauromaquia pero, el muy cafre, lógicamente, obvió que Morante donó dicho premio a la Casa de Misericordia de Pamplona, un lugar que, de viejos, quiera Dios que no tengan que acogerles al Cintora y gentes de dicha estirpe.

Duró poco el tal Huerta en TVE y, el amo de Valencia, Chimo Puig, muy pronto reclamó sus servicios para la aberrante televisión valenciana llamada A PUNT, por cierto, el canal menos visto de todas las televisiones de España. Y en dicho canal ejerce como periodista pero, lo que la gente no sabe es que el tal Huerta, como la gran mayoría de los sociatas, odian la fiesta de los toros con un frenesí desmedido, la prueba no es otra que dicho sujeto que conduce un programa para enaltecer la cultura de los pueblos de la Comunidad Valenciana, a estas horas, todos estamos esperando que diga una sola palabra de toros en su programa. Y todos sabemos que, precisamente en la Comunidad Valenciana si existe una cultura ancestral e irrepetible, ésta no es otra que la de Bous al Carrer que está por encima de cualquier tradición del pueblo que fuere; es más, la inmensa mayoría de los pueblos valencianos, todos, sin distinción, rinden culto al toro pero, el “ministret” todavía no se ha dado cuenta de lo que entendemos como cultura. Les puede más el odio que la sabiduría que puedan tener que, en realidad, es muy poca.

Como hemos podido saber, en estos días, el pueblo de Museros, en Valencia, está que trina porque en el programa que ha realizado el sociata aludido, ha obviado los toros de una forma descarada, partidista y mezquina pero, tampoco debemos de sorprendernos tanto porque esas gentuzas son así y nunca les cambiaremos; lo que a ellos no les gusta no existe y, como quiera qué tienen el poder en sus manos, unos en la política y otros en los medios, hacen lo que les viene en gana y, los demás, a pagar y callar.

Ante estas gentecillas, amigos, solo nos queda el derecho al pataleo porque nada conseguiremos mientras estos tipos sigan en el poder, como decía, unos en la política y sus adláteres en los medios que, por cierto, hacen más daño que incluso los políticos. No tenemos alternativa posible, hemos perdido la batalla y, lo que es peor, la guerra en su conjunto porque estamos rodeados de reptiles, dictadores, gentes de mal vivir y peor hacer, por tanto, nos queda rezar, es la única opción que nos asiste. ¿Servirán de algo nuestras oraciones? Lo dudo mucho pero, para los creyentes es nuestro único asidero.

Analiza uno a estos personajes y, cualquiera se derrumba. Lo explico. Aquí se premia el delito, Máximo Huerta es el ejemplo de lo que digo. Si como se demostró en su día, Hacienda le pilló en aquel renuncio tremendo y, su jefe de filas, en este caso Pedro Sánchez, para no dejarle sin trabajo, debería de haberle mandado a recoger naranjas en Valencia pero, como dije, al defraudador había que premiarle y, el premio no fue otro que darle un puesto de relevancia en TVE con un sueldo astronómico. Queda claro que, toda política de izquierdas invita a la delincuencia porque como se ha demostrado en cientos de ocasiones, los malhechores son bendecidos por sus superiores.

Visto lo cual, todavía tenemos que dar gracias a Dios porque tal y como está el panorama político de la pestilente izquierda que nos rige, todavía podían existir más delincuentes. Por todo lo visto y dicho, no es nada sorprendente que don Joaquín Leguina, socialista de la antigua escuela, al ver el panorama se eche las manos a la cabeza pidiendo perdón por pertenecer a dicho partido.