Quiera Dios que el próximo martes se consume el entierro político de ese personaje siniestro llamado Pablo iglesias que, como el mundo sabe, era el mayor peligro externo que teníamos dentro del mundo de los toros. Si no teníamos bastante con nuestros males internos, faltaba el susodicho para que la hecatombe fuera mayor. El tipo citado era un peligro público para los toros pero, incluso para el devenir de España. Y digo que era porque, con la bendición de Dios, como antes decía, confío que el día 5 de mayor Pablo Iglesias sea un vestigio del pasado.

No me cansaré de repetir que, los que conocimos al PSOE cuando éste representaba todos los valores de España, entre ellos, el respeto de los políticos de unos para con los otros y que, al paso de los años, dicho partido se haya convertido en una cloaca de excrementos, eso derrumba a cualquiera. El artífice de la destrucción del partido y de España no es otro que Pedro Sánchez, “su sanchidad” el que se cree por encima del bien y del mal y que ha llegado al poder mediante la mentira y la falsedad, incluso tuvo la “feliz idea” de colocar como a su vicepresidente al referido apestoso de la más criminal izquierda.

Si gana la derecha en Madrid, como así presagiamos los españoles de bien, ganará España porque alejando de la política a un tipo tan nefasto y ruin como Pablo Iglesias, no es que España le deba una a Isabel Díaz Ayuso, resultará ser que, gracias a la gestión de dicha señora, España quedará libre de un tipo tan macabro e indeseable como el Pablito en cuestión que, gritando, alborotando y sin hacer nada, en su momento logró más de cuatro millones de votos de personas ignorantes que, pasado el tiempo, hasta sospecho que se habrán dado cuenta del engaño a que fueron sometidos y cambiarán el devenir de sus votos.

Fuera la casta, el Partido Popular es un partido corrupto, hay que ayudar a los pobres, hay que erradicar la fiesta de los toros y, consignas de dicho calado eran las que este tipo utilizaba para convencer a los ignorantes. Quiero pensar que, cuando todo el mundo ha comprobado las mentiras del indeseable, cambiará el devenir de España. Esa casta a la que él criticaba, es ahora él el máximo exponente porque los ignorantes de Vallecas, el barrio de Madrid que él decía defender, se los dejo a todos y se compró una mansión en Galapagar diciendo, yo he logrado lo que quería, a los pobres que os den.

Eso sí, Pablo Iglesias tiene en su palmarés ser el más gandul del mundo y, a su vez, un completo inepto. ¿Cuántas responsabilidades asumió durante la pandemia en la que, por cierto, era él el responsable de las residencias de ancianos? No hizo nada, se murieron las personas como cucarachas pero él no visitó jamás lugar alguno de sus competencias.

Decía que había que acabar con los toros porque el toro sufría, algo que él consideraba como un atentado contra la especie bovina. ¿Se puede ser más retrógrado e imbécil al afirmar dicha cuestión? Al margen de la grandeza del toro y todos los beneficios que dicho animal con sus ganaderías aporta al media ambiente, ¿sabe Iglesias la de cientos de miles de personas que viven del toro, directa o indirectamente? Seguro que lo sabe pero a este tipo le importan menos las personas que a mí las cucarachas de cualquier alcantarilla.

Insisto que, sin ese tipo en la política la fiesta de los toros habrá dado un paso de gigante que, en los tiempos que corremos será todo un éxito de clamor. Eso sí, una vez fuera de la política, Iglesias debería de irse a Venezuela y compartir mesa y mantel con su amiguete Maduro, el que piensa como él en todos los sentidos pero que, uno y el otro viven opíparamente gracias a la política que, de la misma, han hecho el centro de sus maldades.

Tras lo dicho, confieso que me emocionó el señor Leguina hace una par de noches cuando apareció en televisión para decir todas las verdades que la izquierda no quería oír y de las que habrán hecho oídos sordos, por supuesto. Pero que Joaquín Leguina, un hombre de izquierdas como Dios manda, pusiera contra las cuerdas al actual PSOE, su mérito es incalculable; y no digamos ya todo lo que dijo de Pablo Iglesias; vamos que, si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, entre otros, tuvieron un mínimo de decencia ya se habrían ido de España. Leguina, como otros muchos socialistas auténticos que siguen vivos en España, ante los hechos consumados del actual partido, piden “la muerte” a gritos antes que sufrir los desacatos que estamos viviendo.

¿Cuándo se ha visto que un político de izquierdas apoye a una candidata en Madrid de derechas? ¿Verdad que parece imposible? Pues esa es la postura de Joaquín Leguina que, apoyándose en la lógica, en los hechos cabales de la señora Ayuso y en todas sus acciones, que el último presidente socialista de la Comunidad de Madrid se incline por la señora Díaz Ayuso, el dato no puede ser más revelador. ¿Qué queda de aquel PSOE? Nada, basura y excrementos.

En la imagen, el señor Leguina apoyando a doña Isabel Díaz Ayuso, un caso insólito entre dos partidos. No es menos cierto que, don Joaquín Leguina es un socialista de los años ochenta cuando, derecha e izquierda eran capaces de entenderse porque ambos partidos defendían a España. Todo lo contrario sucede en al actualidad porque, como es sabido, la izquierda solo quiere hambre y destrucción para ellos vivir como reyes, las pruebas que tenemos son contundentes.