Por fin, tras muchos meses de ostracismo, Madrid ha vuelto a saborear la gloria taurina en el festival que se ha celebrado esta tarde en Las Ventas. El mérito, como digo, hay que atribuírselo a la señora Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad que, sabedora de la ilusión que albergaban los madrileños al respecto, de su parte ha puesto todo lo posible e imposible para que el festejo se llevara a cabo. Era el 2 de Mayo en Madrid, la fecha grande por antonomasia; la fecha en que, los madrileños se alzaron en armas para derrocar a las tropas de Pepe Botella, un triunfo que costó la vida a miles de madrileños, entre ellos a Daoíz y Velarde.

De igual modo celebrábamos el XXV aniversario de la primera corrida goyesca en la que, José Miguel Arroyo Joselito obtuvo el triunfo más memorable de su carrera en aquella encerrona en la que el diestro de Madrid demostró con creces su auténtica categoría como figura del toreo matando seis toros de distintas ganaderías en las que, al final, la apoteosis fue de clamor, un triunfo que, tantos años después nos sigue alimentando el alma.

Abría plaza Diego Ventura que, con un toro de El Capea ha estado rotundo, mágico, brillantísimo y excepcional; una de sus mejores tardes en Madrid y, como sabemos, este hombre en Las Ventas ha tenido muchas tardes apoteósicas. Genial en todos los tercios y, como quiera que ha matado de un rejón en todo lo alto, las dos orejas han sido un premio justísimo, el que hacía honor a un caballero fantástico con una labor para el recuerdo.

Enrique Ponce es un caso especial en el toreo; estará en activo hasta los noventa años, que nadie lo dude porque con semejantes animalitos que se trajo en la «furgoneta» su fracaso no ha podido ser mayor. Le han cambiado su toro porque no tenías fuerzas, ha salido otro animalito de Juan Pedro que, como su hermano anterior, tenía menos fuerzas que la cagada de un jilguero. Dos toros al corral para empezar y, su tercero, de El Capea, apenas ha servido por la endeblez que tenía encima. Ponce ha querido estar de enfermero y ni eso le ha valido. Ese tipo de toros y esos toreros, con Ponce incluido, son los que han echado de las plazas a los aficionados. Para empezar, ridículo de clamor.

El Juli se ha enfrentado a un toro de Alberto Álvarez. Lo explico para que nadie se confunda. El animalito era de Garcigrande pero, su bondad, su manera de embestir nos recordaba al toro mecánico que tiene Alberto Álvarez en Zaragoza que, como quiera que se mueve por unas poleas mecánicas, Álvarez le da la velocidad que quiere para poder torear a placer. Eso ha hecho El Juli en Madrid, torear a placer, llevar a cabo sin duda alguna la mejor faena de su vida pero, sin toro; es decir, ante un animalito que no mostró peligro alguno, por ende, sin emoción alguna. El Juli estuvo perfecto pero es que, de no haber estado tan bien como estuvo, era para detenerle: una hermanita de la caridad le tocó en suerte para que, sin esfuerzo alguno y con una soberana estocada cortara por vez primera en su vida las dos orejas a un toro en Madrid. Estuvo cumbre, sensacional pero, ¿acaso el toreo no se fundamenta con la emoción del toro?

El que ha rayado a un altura insospechada en Madrid ha sido Manzanares que, sin duda, se ha enfrentado a un toro que no se lo esperaba; ni él ni nadie. Que un toro de Victoriano del Rio mostrara aquella bravura, pujanza, casta, emoción y deseos de comerse al diestro, eso no es tarea común entre las figuras. Con toda seguridad que Manzanares ha toreado muchas veces a placer pero, siempre, con el burro adormilado como lo ha hecho El Juli. Por el contrario, la vibración que ha sacado este toro ha puesto a Manzanares a prueba, la que ha superado con éxito.  Muchos creerán que el toro ha sido malo al estilo de Pablo Iglesias pero se han equivocado; el toro ha sacado la casta de Santiago Abascal para deleitar a la concurrencia. Manzanares ha dado una lección de torería, especialmente por el pintón derecho al más alto nivel porque, insisto, se estaba enfrentando a un toro que le ha hecho sudar a borbotones pero que, sin duda, ha salido triunfador. Una oreja de muchísimo peso; una oreja de ley porque, reitero, lo de Manzanares en Madrid en el día de hoy no ha sido la broma que nos gastó El Juli con su torete. Sigo que, si en dos docenas de corridas para las figuras salieran toros como el que ha lidiado hoy Manzanares en Madrid, la fiesta se venia arriba de inmediato. Lo que es lamentable es que quieran sustentar la fiesta con la parodia del toro moribundo.

Miguel Ángel Perera ha estado digno con un toro de Ricardo Gallardo que nos ha equivocado a todos. Cuando creíamos que el animal iba a desarrollar esa casta y peligro que nos suelen mostrar, en esta ocasión, parecía que el animalito sabía que estaba ante una figura del toreo y solo mostró nobleza y bondad, pero sin ninguna trasmisión. Desde luego que, como le salgan muchos toros a Ricardo Gallardo como el citado puede hacer dos cosas, que se los maten las figuras de una santa vez o, mandarlos a matadero. La profesionalidad de Perera apareció, pero su faena no dejará recuerdo alguno.

Paco Ureña ha fracasado de forma rotunda con una animalito de Vegahermosa, un jandillita sin alma en la que Ureña ha querido ponerse bonito cuando, como se sabe, este diestro, para emocionar necesita del toro de verdad; con lo de hoy, su fracaso estaba cantado. Insulso, sin alma, sin ideas pero, seguro estoy, todo porque el toro le ha derrotado nada más verle. ¿Qué hago yo con este bomboncito? Lo que hizo, el ridículo a estilo Ponce.

Guillermo García, el único novillero de la tarde ha estado en novillero que es lo que correspondía; mucha voluntad, varios revolcones, una dosis de ilusión inquebrantable, todo ello unido a un bien hacer que, por supuesto, el chaval está por hacer, pero ya apuntando cosas bellas. Ha cortado una oreja que, sin duda, le sabrá a gloria.

Si la temporada en Madrid, como se ha comprobado, Las Ventas debe de abrirse ya cuando antes; yo diría que el día de San Isidro, Madrid no puede quedarse sin toros. Ya sabemos que con seis mil personas no  se pueden contratar a las tres primeras figuras de la actualidad pero, en estos momentos tenemos toreros de auténtico lujo que, con el aforo permitido se podrían dar las corridas venideras y, por ejemplo, para el día 15 en Las Ventas, anotemos el siguiente cartel: Toros de los que fueren, para Curro Díaz, Diego Urdiales y Emilio de Justo, un cartel que sería de clamor para Madrid, eso sí, con seis toros de verdad. Que no se emocione Juna Pedro que no debe de volver jamás a Madrid.

Pla Ventura