Ilusionados estábamos todos al ver anunciados los carteles de Sevilla porque, de alguna manera, veíamos la resurrección de la fiesta de los toros que, como es notorio, la pandemia dejó estancada. Un año sin toros en los grandes escenarios de la tauromaquia entristecían a cualquiera, de ahí la dicha que todos sentíamos al ver esos carteles maestrantes, al igual que anhelamos verlos en Madrid.

Claro que, una cosa es la ilusión y otra muy distinta la realidad de todo lo que puede suceder en Sevilla. Ilusión, como decía la teníamos todos pero, a su vez, había que afrontar la forma de cómo se han organizado dichos festejos que, por lo que estamos viendo no han dejado contentos a nadie; mala cosa. Si dentro de todos los problemas que tenemos, una vez que ha llegado el momento de poder dar toros- al menos esa es la idea- la empresa organizadora hace las cosas mal, el caos lo tenemos servido.

Hemos leído las declaraciones de Diego Martínez González, en calidad de presidente de la Unión Taurina de Abonados de Sevilla y, las palabras de este hombre nos ponen a temblar. Martínez pone mucho énfasis en la organización de la feria y, según sus palabras, a la empresa le da lo mismo ocho que ochenta, todo con la finalidad de recaudar cuanto más dinero mucho mejor pero, ¿qué precio tienen que pagar los aficionados para poder ver toros? ¿Y si compran el abono y luego no se dan los festejos puesto que no hay nada seguro?

Al parecer, según todo lo que hemos podido saber, tiene tintes de locura pasar a comprar el abono que, por encima de todo, hay mucha incertidumbre al respecto y, para colmo, el precio del que antes hablaba. Recordemos que, si de forma natural, sin pandemia alguna de por medio, para los auténticos aficionados de Sevilla era casi imposible acudir a los toros por el alto precio de sus localidades; es decir, de forma natural, la empresa Pagés montaba la feria para los señoritos del lugar y, los aficionados que se jodan, que para eso son pobres.

Que la feria se monta para cuatro señoritos es una verdad incuestionable y, mucho más en los momentos actuales en que, con ese cincuenta por ciento de aforo el precio se ha desorbitado mucho más. Pero no lo digo yo, esa idea de que la feria maestrante se montaba para los ricos era una quimera de José Gómez Ortega “Joselito” en los años veinte en que, bajo su efluvio y auspicio, se construyó la Monumental de Sevilla para que todo el pueblo pudiera ir a los toros pero, muerto el perro se acabó la rabia y los mismos maestrantes hicieron toda la fuerza del mundo para que se derribara la citada Monumental, lo que era el sueño de Joselito para que todo el mundo pudiera ir a verle. Y así, sin competencia alguna, los maestrantes y la empresa han campado a sus anchas durante toda la vida y, como siempre han tenido señoritos pudientes para llenar la plaza, aquí paz y después gloria.

Como vemos, reina un descontento general entre los aficionados maestrantes y, como explico, más que una feria es una exposición de señoritos andaluces y llegados de otros lares en que, todos, con el clavel en la solapa acuden para verse unos con otros sin importarles para nada la clase de toros que puedan lidiarse. ¡Qué más da! Piensan todos. Por dicha razón, por lo que he podido deducir, las opiniones de Diego Martínez en calidad de presidente de los abonados maestrantes no le habrá hecho gracia alguna a la empresa, pero el hombre tiene más razón que un santo porque se hace preguntas que nadie le responderá.

El señor Martínez dice que la feria debe de sustentarse con el toro. ¡No ha dicho usted nada, amigo! Eso de la autenticidad del toro en Sevilla no tienen ni la más repajolera idea de cómo se come. En Sevilla todo es especial, empezando por la rama Domecq en cuanto a toros se refiere y, sin duda, con la participación de todos los señoritos del escalafón en que, con toda certeza, saben que torean en el patio de su casa. Pero bueno, como mal menor, pensemos que Morante, por vez primera en su vida se ha anunciado con los toros de Miura. ¿Os parece poco? Y, por si faltaba algo, como dije, para rematar los despropósitos, ahí está el cartel anunciador de la feria, un auténtico bodrio el que se ha premiado, como se premia siempre lo más simple de la feria. Ser figura y torear en Sevilla debe ser lo máximo ¿verdad? Lo digo porque llevarte un buen dinero sin exigencia alguna debe ser algo así como tocar el cielo con las manos.

En la foto, su Majestad El Rey en la Maestranza de Sevilla.