Quizá “me meta en camisa de once varas” sin pretensión de abordar el tema ni de “abrir más la herida” de lo que esta, pero es absolutamente necesario ver “por donde nos vienen los tiros” para esquivarlos, evadirlos, y sentirnos fortalecidos, y para saber qué respuesta ofrecer. . Insisto que es un tema que me desborda, me trasciende y me precede,…., por supuesto es un tema que admite sugerencias y matices tanto para avanzar como para revisarnos.
Los anti taurinos revelan un rechazo tanto a la Tauromaquia como a otros espectáculos o festejos en los que se “usan” toros, y que atentan contra la vida y/o integridad física y sicológica de estos animales. Desde que estos Espectáculos Instructivos y Artísticos con Toros nacieron en España en su sentido más calificado han incitado criticas, reproches, amonestaciones, reprendas, censuras, desacreditaciones, desdoros, y han desatado polémicas y mil jaleos; incluyendo prohibiciones esporádicas. Los argumentos de los detractores de las Corridas de toros y Novilladas u otros espectáculos con reses bravas han cambiado en el trascurso del tiempo según el momento histórico, y han tenido justificaciones y tópicos variados. Los silogismos tienen tantos enfoques como murmuradores tienen: religiosos, morales, económicos, estéticos, políticos y culturales, entre otros. Y los tópicos suelen ser aburridos como repetitivos: “La Tauromaquia es un moribundo al que mantienen con subvenciones”; “Si lo quieren llamar Cultura, son libres de llamarlo como quieran, pero objetivamente lo que hay detrás de todo es la tortura del animal”; “Existe el mismo peligro exponerse a las astas de un toro que a las uñas y a los dientes de un león. Salvemos la vida de todo ser humano”; “ ¡ Cuantos escándalos nacen en estos juegos en que se atormenta y mata a un toro, y lo que es más grave hacerlo en Fiestas en Honor a los Santos”; “ No se puede arriesgar frívolamente la vida humana por tanto estos espectáculos hay que prohibirlos”; “ Esto es comparable a eventos violentos con animales que en la antigüedad romana se hacían en el anfiteatro”; “ Estos espectáculos son indignos y propios del populacho, son poco didácticos, son un síntoma de atraso, todo se reduce a sangre y crueldad”. (Hay más tópicos pero con estos ya nos podemos hacer una idea).
Las justificaciones según los anti taurinos están más que razonadas. Los líderes de los anti taurinos se suelen esconder en la masa y usar a otras personas para que se manifiesten, suelen mover hilos como se mueven marionetas, aprovechar la ignorancia y el desconocimiento de la gente para hacer adeptos entre sectores populares, liberales, democráticos, universitarios, clases políticas y eruditos. Probablemente un conocedor de la Historia de España y de sus tradiciones no sería Anti taurino. El arma del anti taurino no es la palabra cordial sino el lenguaje del ataque, de la oposición, de la traba y de la ofensiva contra la realidad taurina a todos los niveles. Parafraseando a San Pablo podemos afirmar que: “Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan;…” y esto desde hace décadas.
Tras la Guerra de la Independencia Española, a lo largo del Siglo XIX, surgía con frecuencia en el Congreso de los Diputados el Debate sobre las prohibiciones de las Corridas de los toros. En el Siglo XXI, a través de presiones y manifestaciones contra esta realidad, se ha enraizado el Mundo Taurino (En mayúscula) en España, Portugal, Francia, México, Colombia y otros países Hispanoamericanos. Se ha mostrado como una Tradición arraigada ininterrumpidamente en nuestra sociedad, y como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional. Ciertamente gracias a lo taurino gozamos hoy de bienes y derechos por antigüedad y bien hacer cuya aportación es económica para nuestra humanidad. Gozamos de la excelencia en el gusto por lo bello y hermoso a la hora de la cultivación y mejora, del refinamiento en las aspiraciones e ideas nacionales.
Los anti taurinos como burros con orejeras o como el caballo del Picador con los ojos vendados niegan lo obvio e innegable por razones políticas y económicas. Bien es sabido de todos que la política mal concebida es como tinta china que lo ensucia todo. A partir de pequeños puntos lo pretenden abarcar todo presuntamente. En la política, no en la dictadura del pensamiento, se debe cívicamente matizar argumentos, unos para bien y otros para mal.
En la balanza democrática hoy parece que los ataques anti taurinos, el panorama desalentador y el futuro negro tiene más peso que lo taurino y el mejoramiento de la Fiesta Taurina en todos sus aspectos desde el campo hasta la plaza. En la Balanza hoy tienen voz los políticos generalmente que poseen como ocupación e irrupción casi primordial la abolición de la Fiesta de los Toros y de los Toreros. Detrás de estas voces se esconde en muchas ocasiones directa o indirectamente, patente o latentemente, un anti sistema, un anti lo establecido constitucionalmente en nuestro territorio , y el despegue contra los emblemas de España y lo Español. El antitaurismo ya no depende tanto de grupos re accionistas, activistas, populistas, y animalistas sino que ahora hunde sus indecorosas manos en la política y administración. Se ha convertido en una cuestión de ideología y programa político. La “madre” política por salvar a sus hijos “satélites” no tiene el mínimo inconveniente en saltarse la legalidad sea o no necesario. El Antitaurismo ha cambiado y ha dejado de ser un movimiento social y presuntamente de grupos revolucionarios para transformarse en un ente poderoso y profundamente político y económico. Se han cambiado las reglas de juego. Esto no significa que no existan grupos independientes de la política que de forma sibilina se manifiestan en lo anti taurino, y dejen huellas, sombras, dudas, sospechas y una nefasta gestión que salpica a lo política y a la economía.
¿En la oscuridad donde están las antorchas luminosas de los Taurinos?
No tengo miedo a la maldad de la oscuridad sino al silencio de la luz de los Taurinos. Para amar la Fiesta Brava hay que conocer la Tauromaquia y la manifestación Taurina; ante todo no caer en el pecado de omisión. Este pecado Lo defino como «el bien que podemos hacer y no hacemos»; he ahí tal vez el más grande pecado que cometemos, quedándonos de brazos cruzados los aficionados y profesionales Taurinos y con la boca enmudecida. “No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad”. Decía Aristóteles.
Luchemos por mostrar las razones, y, no escondamos la cabeza bajo tierra como el avestruz ni nos arrastremos como el caracol. Somos leones que podemos perfeccionar este mundo y águilas que podemos alzar el vuelo por heridas que estén sus alas.
Por David Benavente