Las declaraciones de Carlos Escolar Frascuelo en la noche de ayer en RNE han dejado una huella imborrable. Frascuelo, un tío donde los haya se ha rebelado contra el poder y, de sus palabras pudimos entresacar su amargura al más alto nivel.

Es increíble que, en el mundo de los toros, unos hombres son capaces de jugarse la vida sin piedad y, a la hora de hacer prevalecer sus derechos, todos viven acomplejados por no querer hacerle daño al «amo» que les gobierna. Por fin, tras muchos años de silencio por parte de todos, un artista, un torero cabal como Frascuelo, ha desgarrado su voz para demostrar que, si alguien puede reírse de su hambre no es otro que él. Tomen nota todos los acomplejados del toreo puesto que, de hacer valer sus derechos a todos los iría muy bien; así, de tal modo, callando, siempre se benefician los mismos, los que no se juegan la vida y no tienen piedad para con los que sí lo hacen.

Entre ilusiones y torería, un grito de protesta. Esta podría ser la definición de un gran Frascuelo que, repito, nos dejó a todos anonadados puesto que, la fuerza de la verdad tiene un valor incalculable.

Frascuelo reclamó anoche, como explico, por los micrófonos de RNE la gran injusticia que ha cometido la empresa de Madrid con tan insigne torero que, como el diestro comentó, todas las veces que ha pedido torear en Madrid siempre le dieron la esperanza por aquello de «no te preocupes que te tenemos presente y podrás torear» Han pasado tres años desde el primer «no te preocupes» y, Frascuelo, harto de sentirse humillado se lo ha contado al mundo.

Como sabemos, Frascuelo es torero de Madrid, la plaza de la que ha salido en hombros, la que ha cincelado faenas maravillosas y, por encima de todo, es un consentido de dicha afición que, sabedores de su torería inenarrable, siempre ha sido recibido con plácemes de alegría. En realidad, como el diestro dijera, ¿a qué otra plaza puede llamar? Por lógica, a ninguna; pero si debería de haber sido Madrid su asidero para poder seguir demostrando que, su caudal de torería es inagotable.

Ya era hora de que un torero, un hombre cabal, le dijera a Simón Casas lo que son sus engaños porque no existe engaño más grande que prometer algo y no darlo, caso de lo que le ha sucedido a Frascuelo que, tras tres años de promesas incumplidas ha creído que ya era el momento de lanzar sus gritos desgarrados en la búsqueda de la justicia que le corresponde.

No estamos hablando de un «gracioso» en el caso de Frascuelo. Mentar a este hombre son palabras mayores puesto que, es el diestro más veterano del escalafón en todo el globo terráqueo; veterano, pero firme, convencido de su valía, de sus facultades, de su torería; en definitiva, de todo lo que es capaz de hacerle a un toro bravo a poco que le entregue quince embestidas para hacer el toreo, el que sueña Frascuelo y, en definitiva, el que tantas veces ha hecho en Las Ventas.

Es tremendamente vergonzante que, Simón Casas, el que ha confesado muchas veces que pasó miserias en Madrid cuando quería ser torero y, llegado el caso tan sangrante de Carlos Escolar Frascuelo, que ese hombre no se acuerde de su pasado es algo repugnante. Ya lo dice uno de nuestros dichos populares; «Dios nos libre de un pobre rico» y, como siempre, la sabiduría popular se eleva a lo más alto para definir a un personaje.

Me apasionaron las palabras de Frascuelo pero, cuando se definió como torero eso me pareció tremendamente admirable cuando dijo: «No soy un torero rico, pero si soy un rico torero, que se lo pregunten a los aficionados de Madrid y ellos responderán» En una sola frase, el diestro de Madrid nos ofreció un compendio maravilloso de su persona y, sin duda, de su clase como torero.

Sin duda alguna, tres años de espera son muchos años para un hombre como Frascuelo que, sin duda, no estamos hablando de un chaval, pero sí de un grandioso torero al que la empresa de Madrid capitaneada por el palabrero Casas, ha dejado a Carlos Escolar sumido en las más grande de las miserias.

Tras la aparición pública de todos los carteles que restan de la temporada en Madrid, como es notorio, no aparece el nombre de Frascuelo,  quiera Dios que, su grito de protesta sirva para que en temporada próxima le puedan poner en el primer cartel de la apertura de la temporada en Madrid. Pese a su torería, facultades, afición, vocación y tres mil valores mas que adornan a Frascuelo, hay una cosa que es inevitable, el tiempo apremia y solo por eso, Simón Casas debería de tener piedad con el diestro que, con toda la razón del mundo le ha criticado, si es que a decir la verdad se le puede llamar crítica.

Pla Ventura.