Despertar y buscar no sabiendo exactamente el qué.

Una colina verdosa, un puente de fondo con barcas solitarias mirando hacia aquí, una niebla que va desapareciendo por segundos, gentes que duermen y el mundo parece ser mío.

Unas vacas que mugieron parece que me dieron los buenos días.

Coches de lejos, sus ruedas sobre el asfalto rompe momentáneamente el perfecto silencio de esta preciosidad de paisaje.

Solo mirando desde la pequeña colina, escucho el precioso cantar de los pájaros, que energía transmiten en sus cantos.

En el maletero de uno de los coches cercanos descansan un capote y una muleta.

El sol empieza a asomar desde la otra colina llena de árboles, nos miramos de frente.

Pequeños pasos buscando la salida de un camino.

Intento describir lo que siento y veo en este precioso amanecer.

Caminando en chanclas sobre la hierba el rocío de la mañana moja mis pies.

Los ladridos de un perro de una casa cercana parecen querer apuntarse al concierto del canto de los pájaros y justo cuando termino de escribir esta frase se calla.

Difícil de entender lo que aquel hombre quiso expresar, no importa lo que los demás piensen de él, yo sí le entendí y creo que le entenderé.

Ayer a la salida de una Iglesia, una chica tocaba el arpa, que bien sonaba la música en aquel recoveco amurallado.

Antes de ayer un pescador furtivo cogía entre las rocas cangrejos con sus manos, al día siguiente al atardecer le vimos cerca del Castillo medieval de este pueblo preparando sus artilugios para volver a salir a pescar.

Y… Quiero escribir más pero son otras historias que no vienen a cuento, son historias para mí ya pasadas aunque no olvidadas, ahora las viven otros, las sienten otros, las viajan otros, las sufren y las disfrutan otros, esas historias ya las viví y las escribiré, hoy quise describir mi amanecer.

Amanecer en San Vicente de la Barquera.

Julián Maestro, torero.