Recuerdo cuando D. Manuel Chopera que en paz descanse era empresario de Madrid, esperaba hasta bien avanzada la feria de abril de Sevilla para cerrar los carteles de San Isidro en Las Ventas, porque siempre contaba con los posibles triunfadores de dicha feria o con alguna novedad que sorprendiera en la misma.

Pero no sólo eso es que en la plaza de Madrid, puesto que si triunfaba algún torero modesto, ya fuese novillero o matador antes de la feria lo incluía en los carteles de San Isidro y no me invento nada. Recuerdo una novillada que toreé en dicha plaza en el mes de marzo del año 1984 tuve una buena actuación sin cortar orejas y me sirvió para que D. Manuel (D. E. P.) me incluyera en una novillada de la feria del referido año.

Él tenía visión de futuro y promocionaba el futuro de la tauromaquia dando cabida a toda clase de toreros, tanto figuras como toreros modestos, siempre rompía alguno, acordémonos del maestro Paco Ojeda cuando era un torero humilde, luchador y  sorprendió en una corrida de verano en la plaza de las Ventas un mes de julio del año 1982 con una corrida de las denominadas duras «Cortijoliva», a los pocos meses de esa corrida veraniega se puso en figura del toreo.

¿Cómo es posible que una feria de la categoría de Madrid, se cierre en el mes de enero, sin esperar los resultados artísticos de las primeras ferias?

Por mucho que triunfe y sorprenda cualquier torero que esté anunciado en las primeras ferias, ya sabe que en Madrid de no estar anunciado en Enero toreara en las Ventas por la vía de la sustitución si es que se acuerdan o quizá lo pongan en las corridas de verano cuando casi todo el pescado está vendido (las ferias hechas).

Qué difícil se lo ponen a los toreros humildes, cada vez más.

Ya no tienen sitio ni en Valdemorillo pueblo serrano de la provincia de Madrid que servía de trampolín para torear en Las Ventas a los toreros que destacaban.

Hasta en eso era un referente D. Manuel Chopera, recuerdo verle de espectador en la antigua plaza de toros portátil del pueblo mencionado para saber e interesarse como estaba el escalafón de los toreros que toreaban poco, estaba a la expectativa de la novedad y la sorpresa para dar cabida a esos toreros en Madrid.

Eso es preocuparse por el toreo, eso es ser empresario con visión de futuro, demostró ser quizá el mejor empresario de su época.

Dentro de que era empresario, tenía su parte de romántico, nos escuchaba a todos los toreros que nos acercábamos a su despacho para pedirle toros y nos puso a casi todos.
Ahora cuando van los toreros a pedir que los pongan en las Ventas tienen que dar primero su nombre en la garita al guardia de seguridad.

Qué cosas, como han cambiado los tiempos. Volviendo a D. Manuel Chopera, recuerdo que a veces hacía corridas y novilladas de 6 toros o novillos para 6 toreros para tratar de atender a todo el mundo.

Las temporadas de la plaza de las Ventas las empezaban a primeros de marzo y se terminaba bien entrado el mes de octubre.

Jamás nos dejó un domingo de verano sin toros en Madrid.

Las estaciones de metro de la capital de España estaban promocionadas con carteles murales anunciando los festejos taurinos de cada domingo.

Las novilladas nocturnas iban acompañadas de vacas para el público asistente que quisiera participar al término del festejo serio, eso se llama saber promocionar y saber atraer nuevos públicos, porque muchos jóvenes no iban a los toros por ver la novillada sino por ponerse delante de las vaquillas, muchos de ellos se engancharon a los festejos taurinos por el tema de las vacas, hablo de la primera plaza del mundo de Madrid, eso lo hizo D. Manuel Chopera, él fue el inventor de la feria de otoño.
Él fue quien con su sabiduría y estrategia de buen empresario aumentó el número de abonados en la plaza de las Ventas.

Humildemente diría a muchos empresarios que mirasen el ejemplo de D. Manuel Chopera que supo dar y mantener la categoría en las plazas que regentó y en especial Madrid, siempre dio sitio a todo el mundo, ese sitio que ya sólo se da a muy pocos.

Julián Maestro, torero