“Tengo el  gusto de brindar la muerte de este toro a don Manuel Lozano Sevilla que es el trincón más grande y más sinvergüenza que hubo jamás en la crítica taurina”.

Así fue como Jaime Ostos destapó a uno de los mayores periodistas mafioso y acosador del toreo de los años 60.

No solo vale la valentía en el ruedo, y contra los toros… sino también plantando cara a las injusticias, hablando claro de las “extorsiones” y sacando ese lado oscuro, que todos conocen pero nadie critica. Uno es torero tanto dentro como fuera de la plaza… y el otro día Lea Vicens dio una lección de torería, arte, personalidad, coraje, integridad y valor al denunciar sin tapujos la venganza personal de Rafael Peralta.

Un hombre que vive de las glorias pasadas de un padre. Al final , cuando el talento falta, el apellido es lo único que se puede amortizar.  Aunque de eso también sabe mucho su amigo Vicente  Zabala de la Serna, como dice el refrán «dios los cría y ellos se juntan».

Por lo visto, macho, machito y machote -Zabalita, Peralta y Acevedo- son los tres mosqueteros que primero atacan y luego cotejan. Vaya fenómenos. Aunque algunos les llama «pájaros» porque solo pican cuando no hay comida. Evidentemente la credibilidad de ambos está en entredicho.

Que vivan las venganzas personales. Algunos no les basta con amargar una vida diaria durante 15 años, que sigue intentando destruir desde su micrófono. Sinceramente ¿quién hace el casting de canal toros? Basta ya de enchufes y periodismo rancio que huele a venganza.

Ahora los malos quieren hacerse pasar por buenos, y alguno incluso va de íntegro con la hemeroteca que tiene a sus espaldas. Un día dicen blanco, al otro negro… cambian de opinión según el viento. Uno tiene que juzgar con la profesionalidad y equitividad que marca esta gran pasión que se llama tauromaquia.

Dejar las venganzas personales, que ya sois mayorcitos, y ninguno es un santo. Ya no engañáis a nadie, vuestro tiempo pasó.

La tauromaquia necesita veracidad, integridad y honestidad, palabras que nunca han defendido los tres mosqueteros.

Imagino que para Rafa Peralta ha tenido que ser duro ver como nadie le hacía caso, y todas las miradas de la casa iban a parar a la amazona francesa. El rencor se fue acumulando día tras día, y por desgracia nunca fue capaz de superar la envidia. Nadie ha regalado nada a Lea Vicens, y aún así está mujer tiene un agradecimiento casi olímpico a los hermanos Peralta y familia.

La malicia de Rafita Peralta llega hasta tal punto, que cuando el maestro Ángel Peralta falleció, el susodicho le obligó a Lea a sacar los caballos de la finca al día siguiente del entierro del gran rejoneador. A pesar de la oposición del resto de familiares que no querían que la joven rejoneadora saliera tan deprisa de lo que fue su casa durante 15 años, puesto que no lo tenía previsto, y todavía no había terminado de construir su finca. Con ese simple detalle se puede visualizar la clase de persona que es…. por ejemplo vengativa entre otras muchos calificativos.

La justicia divina llega para todos.

Por Juanje Herrero