Traición, que antiguo y eficaz recurso ¿No creen ustedes? Cuando se traiciona a alguien a propósito de un beneficio de algún tipo—y más cuando los medios son el fin en sí mismos—podemos observar y diferenciar con claridad dos estados anímicos o expresiones personales: ilusión, expectación, nerviosismo y—tras el golpe de la realidad—ira, cansancio, pena, desilusión o pesadez. Es decir, que la tradición conlleva por su propia definición una promesa, un anuncio o algún tipo de compromiso que, por escrito o no, produce en quien lo recibe y en aquellos a los que va dirigido un motivo de celebración, al menos hasta cierto punto, y en algunos casos de alivio al ser algo muy esperado.

Escribió Góngora hace cuatrocientos años la historia en verso de una de las grandes traiciones trágicas—por amor, como casi todas las tragedias—de la mitología griega: La fábula de Polifemo y Galatea. En ella se relata la historia que aquí vengo a resumir: Galatea era una hermosa ninfa siciliana de cabellos rubios y Polifemo, hijo del dios Poseidón, un cíclope gigantesco, monstruoso, que estaba enamorado de Galatea. En cambio, la hermosa ninfa estaba enamorada de un pastor de la zona: Acis, joven como ella.

Polifemo, para enamorar a Galatea, creó una flauta de cien cañas y se subió a una roca desde donde tocaba y cantaba para su amada Galatea con la esperanza de su amor. Pero ella, loca de amor por el pastor Acis, no lo correspondía. Celoso y enfadado al no ser correspondido, Polifemo se armó con una roca y la lanzó contra Acis, acabando con su vida. Galatea pidió ayuda a los dioses, y éstos convirtieron el cuerpo y la sangre de Acis en un bello río.

Así, Polifemo traicionó a su amada, a lo que más quiso, arrebatándole lo que ella más quería y truncando sus ilusiones. Pues bien, todo ésto se puede extrapolar a los toros y más concretamente a Las Ventas. Recientemente se ha venido diciendo que en Madrid se va a dar un festival por el 2 de Mayo—que ilusión—. Y se dice que van a matar novillos de diversas ganaderías Ventura—ya se sabe que al pueblo «pan y rejones»—, Ponce, Juli y Manzanares—en este caso «pan y cubata»—. Promesas o rumores, unas u otros, llenan de esperanzas al aficionado de poder, en algún momento de la temporada, llegar a disfrutar de alguna tarde memorable. Pero el fantasma de Polifemo ronda la Monumental y no sería la primera piedra que lanza en el último año casi y medio. Ya muchas esperanzas en forma de Acis han matado estos cíclopes que se llaman Plaza 1 y medios de información, y siendo racionales, este Acis del 2 de Mayo parece tener las horas contadas dado el caldo hirviente que es Madrid, si nos atenemos únicamente a datos sanitarios.

Por otro lado las inminentes por esas fechas y furtivas elecciones autonómicas convocadas por la muy loable y nada huracanada presidenta de la Comunidad de Madrid, hacen surgirle a uno preguntas como si de perdices a la muestra de un pointer se tratase, y es que ya es casualidad—que cosas tiene la vida a veces—que justo dos días antes y tras meses y un verano, que podría haber servido para dar toros en Las Ventas aprovechando la baja incidencia del virus, de negativas por parte de la Comunidad, ahora que se acerca una fecha que resulta interesantemente golosa para quienes postran sus posaderas en el gobierno autonómico todo sean rumores y con información más clara que la de aquella «feria» que se pretendía dar el otoño pasado. Lo dicho: que cosas tiene la vida a veces.

Sea por cuestiones sanitarias—las primordiales—que en esta situación deben primar por encima de cualquier cosa, sea por cuestiones políticas a fin de evitar que la sociedad tantas veces tan equivocada, esperemos que este cartel no se dé y tengamos que, pacientemente como hasta ahora, esperar para disfrutar de una nueva tarde de toros en Madrid.

Por Quesillo.