Esa droga profunda que se llama toreo y que envenena a tantos hombres por el globo terráqueo, al igual que sucede en España, México es otro bastión importante al respecto del mundo de los toros en el que, como se sabe, hay luchadores por la causa a la que aman, es el caso de Manuel Rocha El Rifao, el torero de Humantla, por tierras tlaxcaltecas que, pese a sus diez años como matador de toros sigue buscando la gloria, seguramente aquella que paladeó en sus últimos años Rodolfo Rodríguez El Pana que, si de miserias hablamos, El Pana, del tema supo más que nadie.

Dicen los que le conocen que El Rifao es un modelo a seguir si de entrega y actitud se trata puesto que, hablamos de un torero completísimo en todos los tercios pero que, como sucede en España, al hombre no le ha llegado todavía su gran oportunidad; o pequeña, vaya usted a saber. Este Manuel Rocha tlaxcalteca no deja de ser un ejemplo más del amor que se le puede profesar a una profesión que, como es su caso, en un decenio de luchas y batallas, apenas ha logrado nada relevante.

Es cierto que, en México, la nómina de toreros es extensísima, tanto como en España, razón por la que, lógicamente, muchos chavales siguen a la espera de que les llegue su hora, eso sí, con paciencia franciscana puesto que no se entiende de otro modo. Visto así, a vuela pluma, podríamos entender que en México pudiera ser todo más sencillo que en España, por citar dos países emblemáticos al respecto de los toros. Utilizo el vocablo de “más sencillo”, a sabiendas de que en el país azteca no existen figuras tan relevantes como en España, de ahí que, como yo barruntaba, podría repartirse un poco más de justicia; pero no, no es el caso.

México goza de buenos toreros, pero ninguno con vitola de figura al estilo español; no podemos desdeñar a nadie, caso de Arturo Macías, Sergio Flores, Octavio García El Payo, Arturo Zaldívar, Joselito Adame, Leo Valadez, Luis David Adame, Diego Silveti, el joven Armillita, Juan Pablo Sánchez y, sin duda alguna, Manuel Rocha El Rifao podía ser uno más de la extensa lista de matadores de alto nivel que existen en la tierra de Moctezuma. Sin embargo, por lo que he podido saber y deducir, El Rifao sigue pidiendo a gritos su oportunidad, en este caso en La México que, muy al estilo de España, el coso de Insurgentes es el que puede lanzar a un torero.

Es de admirar que sigan habiendo soñadores para la gloria, caso de Manuel Rocha El Rifao y tantos otros porque, como diría el poeta, ¿qué es un hombre sin un sueño? Recordemos que, soñar es una forma de vivir porque todo aquel que no sueña, si se me apura, no vive y, lo que es peor, no existe para la sociedad en la que vive. No sé cómo será el futuro de este torero tlaxcalteca; ni lo sé yo ni siquiera él, pero si es muy de alabar la lucha titánica que emprendió este hombre hace ya muchos años, justamente, la que le sigue dando fuerzas para amar y vivir.

El toreo, como sabemos, une tanto como la música, es decir, el lenguaje es universal porque lo que sucede en México es exactamente igual que lo que pasa en España al respecto de los toreros porque todos están unidos por el mismo cordón umbilical de la ilusión. Es verdad que sigue habiendo vida al margen de los toros pero, esa es una realidad que palpamos todos aquellos que no nos dedicamos a dicho arte, no en vano, los que se sienten protagonistas de la fiesta más bella del mundo, el toreo, para ellos solo existe el sueño de la gloria con la que sueñan.

En la fotografía, Manuel Rocha El Rifao, otro ejemplo de perseverancia taurina