La pandemia que azota España desde el pasado mes de febrero nos ha hecho recapacitar a todas las personas, de ahí la consternación que sentimos por todos los compatriotas que han muerto y, de igual modo, por tantos enfermos que, sin culpa que se les achacare, ahí están sufriendo las desdichas de esta cruel enfermedad.

Nos suenan muchas las cifras malditas de las grandes ciudades como Madrid y Barcelona pero, lo que nadie se ha parado a pensar que, el coronavirus ha hecho más estragos en Tomelloso que en ninguna parte del mundo, siempre partiendo de la base de la población de cada ciudad y, como sabemos, Tomelloso es un pueblo con poco más de treinta y cinco mil habitantes que, para su desdicha, ha tenido más de doscientos cincuenta muertos, algo insólito que nadie puede explicarse pero sí que todos los tomelloseros lloran amargamente. El dato es revelador, un pueblo como Tomelloso que, a fin de cuentas, mueren poco más de trescientas personas al año y, en esta ocasión en menos de quince días casi que perecieron el mismo número que a lo largo de un año.

Estuve varios años consecutivos disertando en dicho pueblo y, como es natural y lógico, de allí me llevé el recuerdo de unas personas singulares que, sin poder nombrarles a todos, utilizaré como “buque insignia” de mi amistad con dicho pueblo, la figura y obra de Luís Antonio Perales Casajuana, un amigo querido que, al margen de su profesión como letrado, es un amante de la filantropía al más alto nivel, razón por la que desde hace ocho años organiza, junto a su Peña de Tomelloso, la corrida benéfica para aliviar las penas de los más necesitados de la localidad manchega.

Me cupo la fortuna de entrevistarle para nuestra página puesto que, como pudimos ver, eran muchas las razones por las que Luís Antonio Perales Casajuana merecía nuestra atención y, por ende, la de nuestros lectores que, como pudimos ver tras la publicación, tanta acogida tuvo la entrevista con el letrado manchego.

Por estas fechas, de haber transcurrido todo con normalidad, ya estarían preparando en Tomelloso todos los detalles para la celebración de la corrida benéfica que tendría lugar el último domingo de abril. El hombre propone y Dios dispone como ha sucedido en este año horrible que, quiera Dios que todo sea para bien lo que estamos penando en aras de la salud de tantos miles de compatriotas que han sido devorados por la maldita pandemia.

Enterado del cruel azote que dicha enfermedad se cebó con Tomelloso, lógicamente, me puse manos a la obra para saber de primera mano las circunstancias adversas por las que atraviesan tantos amigos como allí deje y, me puse habla con Luis Antonio Perales Casajuana y, cual sería mi sorpresa cuando este señor me habló de las vicisitudes que le impedían salir a la calle para comprar el pan. ¡Estaba contagiado!

Quedé inerte, sin sangre en las venas, sin alientos para poder responder o consolar a este amigo que me explicó con todo lujo de detalles lo que estaba sufriendo, uno más de los miles de infectados en España que, en su nombre, rindo gratitud a todos mis compatriotas que están pasando por este amargo trance que, como dijera Perales, no se lo deseamos a nadie.

Luís Antonio tuvo que alejarse de las personas que más quiere, su esposa e hija que, ante la situación, por prescripción facultativa se tuvieron que alejar de él ante el riesgo que todos corrían de ser infectados como el propio amigo Luís Antonio Perales Casajuana que, no llegaron a internarle como me contaba, pero que días pasados sufrió en la soledad de su casa la incertidumbre de no saber el alcance que podría tener su enfermedad que, mediante un tratamiento, en estos instantes en que narro estas letras, Luís Antonio ya está curado, confinado, pero sin muestra alguna de la enfermedad. A la espera, eso sí, de que pase la situación de confinamiento para poder reunirse con su esposa e hija.

MI gratitud, mi cariño, mi amistad y mi apoyo para todo el pueblo de Tomelloso que, empezando por la señora Inmaculada Jiménez como alcaldesa y terminando por la élite de amigos que allí me arroparon, en la persona de Luís Antonio Perales Casajuana, junto a él, ahí les dejó mi más sincero cariño y mis oraciones pidiéndole a Dios por el alma de todos los fallecidos de Tomelloso y, sin duda, orando todavía mucho más para que se restablezcan todos los que, como el amigo Perales, contrajeron dicha enfermedad. En el próximo año, Luís Antonio, con el permiso de Dios tendremos que organizar, no una corrida, serán dos porque para desdicha de vuestro admirado pueblo, tras esta hecatombe todavía habrán más personas necesitadas de vuestro cariño y entrega. De Dios estará que lo lograremos.

En la imagen, Luís Antonio Perales Casajuna, todo un icono en Tomelloso