Mucha razón tenía Álvaro de la Iglesia cuando en uno de sus asertos maravillosos nos decía aquello de: “Reina un fresco general procedente de Galicia” Refiriéndose al tiempo, claro. Pero dentro de aquella frase se escondía un mensaje subliminal puesto que, de reinar ahora aquel fresco general, España no sería lo que es un solar desmantelado en que, irremediablemente caminamos hacia el abismo sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo.

Los datos que manejamos respecto a la política son de auténtico escalofrío.  El mundo gira al revés y, lo que es más grave, cuando de la vuelta completa nos aplastará a todos sin remedio alguno. No hay la más mínima lógica, ni rigor, ni educación, ni respeto y cada cual puede hacer lo que le venga en gana y, cuando mayor sea la barbaridad, más seguidores tendrán; es decir, se les tratará como un auténticos ídolos. Ahí tenemos los disturbios del pasado domingo en Barcelona que, unos salvajes criminales, además del botellón, les dio por romper escaparates, asaltar comercios y la policía, por órdenes de “arriba” totalmente maniatados para que esos criminales hicieran lo que quisieran sin el menor pudor. Ya es curioso que sea Barcelona la ciudad más violada y violenta del mundo, todos tenemos en nuestras retinas lo sucedido el año pasado y, lo que es peor, todo lo que está por llegar.

¿Qué pasará por la mente de un policía al verse maniatado y no poder desempeñar sus funciones? Y lo digo sabedor que, para nuestra fortuna, tenemos una policía admirable pero, recordemos todos los hechos vandálicos del año pasado en esa Barcelona que apesta en que, la policía podía ser herida por cualquier hijo de puta, pero esos mismos policías no podían tocar a nadie. Claro que, esa desdicha que sufre la policía se ha expandido por toda España y, tras lo visto, me gustaría ser cualquier cosa menos policía.

Lo de Barcelona clama al cielo; en realidad, lo que sucede en toda España, pero lo de la ciudad Condal con la pestilente Ada Colau como alcaldesa en que, su mayor logro es quemar fotos del Rey de España, cambiar nombres de las calles, entre ellas la de los Reyes Católicos porque la muy cerda supo que dichos reyes eran primos del fresco general, fomentar y ayudar a los okupas, poner lazos amarillos, prohibir el español, tener maniatada a la policía para que, ni de broma se les ocurra detener a nadie y, ante todo, permitir todo tipo de delincuencia porque eso es lo que “vende”. Si esto se le llama democracia que baje Dios y lo vea. Y pensar que, en su momento, el fresco general acudía a Barcelona en olor de multitud y era aclamado como jamás pudo imaginar. Esa Barcelona admirable, creativa, trabajadora, culta y envidiada en todo el mundo, en la actualidad ha quedado en la nada porque, por ejemplo, respecto a las empresas, entre ellas el Banco de Sabadell presidido por Josep Oliu –con ese nombre y apellido nadie dirá que es de Albacete- trasladó su sede a Alicante y más de cuatro mil se han marchado de un lugar tan lúgubre donde no se puede vivir.

¿Se imagina alguien, por un momento, si hablamos del recibo de la luz si en estos momentos gobernara España la derecha? Yo sí lo imagino. Al igual que Nerón quemó Roma, Pedro Sánchez y sus huestes ya hubieran quemado España, pero por los cuatro costados. En el mandato de Rajoy, el recibo de la luz subió un 4% y la izquierda se echó a la calle para quemar todo lo que encontraran diciendo, a su vez, todas las felonías posibles contra el mandatario gallego. Ahora no es un 4% la subida, se trata del cuádruple de lo que pagábamos el año pasado, ¿ha escuchado usted a alguien en la izquierda romper una lanza a favor de este asunto tan gravísimo para defender a los pobres? No ha pasado nada, a lo sumo, una asquerosa ministra dijo que la solución para el ahorro no era otra que, cuando hagamos unas tostadas, en vez de poner una en el tostador, que lo hagamos de dos en dos. ¿Se puede ser peor persona? Ese gobierno progresista del mentiroso más cruel de España decía que iban a ayudar a los pobres y éstos, de forma desdichada se lo creyeron. Que levante la mano un pobre que se haya visto favorecido por el gobierno actual.

Mientras todo eso pasa, el ministro Escrivá dice que para que España funcione bien recomienda que nos jubilemos a los setenta y cinco años. ¿Tendrá cerebro este tipo? Seguro que no. Es difícil, muchísimo, encontrar al alguien con cerebro en la izquierda de este país, el que lo tenga que levante la mano. El tal Escrivá, en vez de ministro debería ser repartidor de botellas de butano y subirlas a un cuarto piso sin ascensor, o albañil, o fontanero, o soldador; vamos, en la profesión que fuere. Pero decir semejante barbaridad, como explico, eso solo puede decirlo un demente.

Lo de Puigdemont es de juzgado de guardia, nunca mejor dicho. Se nos escapa un delincuente –en su momento- y el muy hijo de padres desconocidos se las ingenia para que nadie le pueda detener y, para colmo, viviendo en un palacete en Bruselas a cuenta de los cafres mandatarios catalanes que, para ellos es mucho más que un dios. Unos dirigentes que, por lógica, Pedro Sánchez hizo lo posible e imposible para que salieran en libertad, eso sí, diciendo que lo volverán hacer; que no se arrepienten de nada y que cuando nos descuidemos provocarán otro golpe de estado. Y Pedro Sánchez venerándolos a todos y haciéndole reverencias a la bandera separatista. Claro que, de esto sabe mucho el guapo de la Moncloa porque lo suyo es premiar a los criminales, a los asesinos, a la gente de mala condición mientras que, que yo sepa, jamás ha dicho una sola palabra a favor de las víctimas del terrorismo de ETA. Eso sí, dichos presos, el que no ha sido puesto en libertad, ha sido acercado a su tierra porque hay que ser humanitario con los criminales; con éstos sí, pero con las víctimas que se jodan, esa es la auténtica realidad. La prueba es el homenaje que tenían preparado el fin de semana al más criminal de los asesinos, Henri Parot y, Sánchez, ni se inmutó. Vivir para contarlo.

Esa analfabeta que llegó a ministra, porque para ser político de izquierdas lo único que hace falta es ser mala gente, es decir, la tal Irene Montero, la ministra de igualdad. Se llama ministra de igualdad porque ya se igualó ella con los demás ministros para cobrar fortunas cada mes. Esta tiparraca dijo que las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos y si quieran abortar nadie debe de impedírselo. En ese aspecto, tiene razón. Pero esa misma analfabeta oportunista debe de saber que los médicos también tienen su derecho a decidir practicar o no el aborto y, la gran mayoría, todos están en contra de ello. ¿Qué has dicho? Para dicha mujercita ya no hay libertad, toda la culpa la tiene la derecha y zarandajas de este tipo. Digamos que, si no se hace lo que ellos dicen, todos somos de ultraderecha.

Sin duda alguna, cuando la izquierda habla de progresismo, lo dicen refiriéndose a ellos mismos porque, ellos si progresan y de qué manera. Las pruebas son concluyentes porque lo único que les importa es el sillón que ocupan y el sueldo que perciben. Estas gentuzas de ahora no se han enterado que cuando reinaba en España aquel fresco general, los políticos lo eran por convicción, pero sin salario alguno; a lo sumo, a los ministros y diputados se les pagaba el viaje en tren desde su lugar de origen y si pernoctaban en Madrid, el correspondiente hotel. Igualito que ahora, sí señor.

Allí en La Palma estuvo Pedro Sánchez para la foto y les prometió a los isleños todo tipo de ayuda para paliar la tragedia que se les ha venido encima por culpa del volcán que, en esta ocasión no tiene la culpa Sánchez. Juro que, al escucharle temblé porque cuando este tipo promete algo es el sinónimo de que no dará nada. Me viene a la mente ahora cuando Zapatero acudió a Lorca en aquel devastador terremoto que asoló la ciudad, les prometió de todo y tantos años después todavía están esperando.

Pla Ventura