Qué tiempos tan duros por los que estamos atravesando no solo a nivel nacional sino internacional. Es complicado imaginarnos la vida sin eso que un día elegimos querer, eso que nos agudizó los sentimientos y nos enseñó a ver la vida de otra manera, que nos enseñó a querer el animal más perfecto de la creación y sin duda alguna es el toro de lidia.

Un animal que no es como cualquiera que alrededor de el quien iba a pensarlo movería tantas masas y despertaría tantas críticas, un animal que creó miles de ritos y con el pasar de los años se volvería mítico.

Miles de letras dedicadas entorno a él, arquitectura diseñada para su lidia, miles de hectáreas dedicadas y miles de personas que estarían dispuestas a dar su vida por él.

Quién creería que hoy tenemos la mayor parte de recintos cerrados por un bicho invisible que nos cohíbe estar presentes y que las personas que dedican su tiempo e invierten su dinero en su cría estarían pasando efugios para mantenerlos vivos, lo creeríamos de políticos de doble moral que aun así, con falacias, nos han querido prohibir nuestra tauromaquia y que hemos remado contra viento para que esto no se haga realidad y que de un momento a otro debamos marcharnos por culpa de un enemigo silencioso.

Hoy me atrevo a decir que la tauromaquia se ha venido modificando y que gracias al bendito internet podemos recordar esas faenas que han marcado historia y que todos vibramos en torno a lo mismo, porque esto de la tauromaquia es un bichito que una vez te pica nadie puede quitártelo, como lo llamaría yo, el vicio más bueno que un ser humano puede tener.

No sé qué tan justo o injusto podamos llegar a ser en hablar o encontrar verdaderos factores de la deserción de las plazas o de la decadencia por la que hemos atravesado en los últimos años y que aun sigamos culpando a los mismos, cuando quizás todos aportamos un grano de arena a este.

Es verdad que la dura realidad por la que han venido atravesando empresarios, toreros, ganaderos, pintores, músicos y todos los que viven del mundo taurino preocupa y que muchas veces no sabemos cómo ayudar para que estos no desfallezcan, nos ha llevado a difundir nuestras tradiciones de otras maneras y que muchas veces fallamos en ese intento, creo que debemos remar para el mismo lado y apoyarnos más  sin querer tener protagonismos porque si nos ponemos a mirar aquí todos jugamos un papel muy importante.

Dejemos de dárnosla de buenos taurinos y de dar como dicen en mi país, papaya por redes para que este no nos juegue encontrar después, a veces somos demasiados duros con eso que decimos defender y no nos damos cuenta que hay un enemigo no solo silencioso si no uno que viene por muchos años tratando de censurarnos y cerrándonos para siempre.

Quizás debamos reflexionar más sobre esto, en fin, hoy podemos seguir disfrutando de lo que amamos de maneras diferentes y tratando de reinventarnos.

Mientras sigamos llevando en alto y con orgullo el ser taurinos podremos decir que hay algo, mientras los ganaderos, empresarios, toreros sigan luchando por esto podremos decir que seguiremos vivos y qué bueno que nuestras futuras generaciones también conozcan esas tardes grandes, que sepan y sientan el significado de un ¨olé¨, por mi parte si quisiera que mis hijos o sobrinos conozcan eso que desde niña me enseñaron y con lo que un día soñaba ser.

Así que hablar hoy por hoy de nuestra tauromaquia y la crisis por la que hemos atravesado en este último año, que me atrevería a decir que ha sido la más preocupante de los últimos años, donde nos hemos visto más desamparados y olvidados, estamos en tiempos difíciles y debemos tener más unión, apoyar esos eventos privados virtuales, que se están realizando con enormes sacrificios creo que no nos costaría nada, si todos aportamos un grano de arena.

Estoy convencida que pronto volveremos abrazarnos, y las puertas de nuestra segunda casa (las plazas de toros) nos estarán esperando abiertas, el sonido de la banda sonara con más fuerzas y volveremos a gritar con más fuerzas ese ya conocido olé, así que sigamos luchando  por eso que nos hace vibrar muy fuerte.

Laura Tatiana Gallego

La foto que mostramos es obra de nuestra compañera, la que firma este bello ensayo.