El Niño de la Capea y Julio Robles regresaron a la pomada esta temporada del 50 aniversario de la alternativa. El primero de ellos, además, honrando al traje de luces ya la Tauromaquia con la histórica tarde de Guijuelo donde lució el terno de luces para regalarnos una lección maestra. La del temple el poso y la torería. Una lección que además es el broche de oro de una generación tan auténtica como la de los 70 que escribió tantas páginas gloriosas y donde El Niño de la Capea fue uno de sus iconos.

Su brillo está presente a lo largo del año, al igual que el de Julio Robles –sin olvidar a Roberto Domínguez, la otra gran figura de esta cosecha-, que acaparan el recuerdo de los aficionados de todo el orbe taurino, tanto europeo como en las naciones taurinas del otro lado del Atlántico.

En recuerdo a tanta grandeza y a los maravillosos años que protagonizaron se escribió el libro CAPEA-ROBLES (50 años de competencia y torería). Se trata de una obra que desde su salida a la luz a nadie ha dejado indiferente y ya se ha convertido en el libro taurino del año, en el más demandado por los aficionados que se impregnan en su lectura para volver a sentir lo ecos de una de las rivalidades más auténticas vividas en el toreo.

A principios de junio, aproximándose la efemérides de las alternativas de los dos protagonistas, la obra ve vio la luz en Madrid, para proseguir después presentaciones en diferentes localidades y que se extenderán a lo largo de los próximos meses, con actos en prácticamente toda España para volver a sentir los latidos de dos colosos.

De aquel Niño de la Capea y Julio Robles, que auparon taurinamente a Salamanca a lo más alto, además de ser una de las referencias de la época. Y protagonistas de una época que ha vuelto a la actualidad, además de quedar plasmada en tinta en CAPEA-ROBLES (50 años de competencia y torería), un libro convertido en la principal referencia literaria taurina del presente año.

Redacción