Hagamos una pregunta obvia ¿Para qué sirven los idiomas? Para entender mejor el mundo que nos rodea, tener otras vivencias, entender otras maneras de ser, pensar y sentir. Nos da una riqueza cultural impresionante. Quién no sabe idiomas se lo pierde. Cada idioma refleja historia, costumbres, vivencias, olores y sabores de un país diferente que conocemos. Un idioma es una puerta a un mundo nuevo. Cuando hablamos y pensamos en otro idioma, cambia nuestro registro, la esencia lingüística. Me preguntan ¿En qué idioma piensas? La verdad es que no lo sé. Depende del tema y del contexto.

Cada idioma expresa ciertas cosas mejor que otras lenguas. El español es un magnífico idioma para expresar estado de ánimo y emoción y, sorprendentemente, una lengua perfecta para burocracia, debido a las características en que se ha cimentado el Estado español. El alemán es un idioma tan preciso y exacto como cabe esperar. No hay ninguna cosa en la vida humana que no tuviera una expresión precisa en inglés. A su vez, el finlandés expresa vivazmente el entorno natural y distintas estaciones del año.

Las verdaderas diferencias lingüísticas entre idiomas se notan poco si tratamos temas cotidianos, pero si intentamos contestar a cuestiones más complejas como ¿Qué es la vida?, la respuesta traducida cambia bastante debido al vocabulario específico y al bagaje histórico-cultural de cada idioma.

¿Es cierto que a los españoles se les da mal los idiomas? Es como afirmar que un español tiene un déficit genético a la hora de aprender idiomas. No es cierto, solo una excusa más para no estudiar. Estadísticamente más del 40% de la población española no habla ninguna lengua extranjera. En España saber idiomas es una cosa de pocos, igual que la lectura. Todos los universitarios, de serie, deberían saber dos idiomas extranjeros y los demás, uno.

¿Es cierta la afirmación que un niño aprende más fácil un idioma que un adulto? Sí por su mentalidad abierta, que no se escabulle errores, por lo tanto, aprende y avanza. Sin embargo, un adulto aprende más rápidamente un idioma desde cero que un niño porque sabe cómo hacerlo. Un adulto no estudia idiomas probablemente no por falta de interés sino por falta de necesidad. Precisa una fuerte motivación personal o profesional, de otra manera la cantidad de horas y esfuerzo que vemos por adelante nos supera.

En el caso de los niños, ¿Es necesario y beneficioso empezar a estudiar idiomas extranjeros a los 3 años? Por regla general no. Únicamente si los padres quieren que sus hijos sean bilingües de verdad o si un niño muestra claramente interés hacia idiomas desde una edad temprana.

¿Hay idiomas objetivamente fáciles o difíciles? Esas comparaciones las debemos hacer entre idiomas que no son de la misma  familia lingüística. Si un español estudia italiano reparte con una ventaja. Ambos son lenguas románicas y comparten las bases. La cosa cambia si estudia checo o alemán o sueco. Por lo general los idiomas europeos suelen tener una estructura gramatical parecida que le facilita a cualquier estudiante de idiomas del mismo continente.

Muchas veces se oye decir: «Alemán es muy difícil?» «¿Cómo lo sabes? ¿Sabes alemán?» «No, pero me han dicho.» Para cualquier español el alemán no es ni más ni menos difícil que, digamos, el lituano o checo y al revés. La supuesta dificultad nace del empleo múltiple de eses y las palabras compuestas. Eso es todo. Sí es cierto que, objetivamente, hay idiomas que, para adquirir un buen nivel, requieren más horas lectivas que otros idiomas. Por ejemplo, para tener un buen nivel de inglés igual hace falta 1.000 horas lectivas, pero, para tener el mismo nivel en húngaro requiere 1.400 o en chino 1.800 horas. Más trabajo, mismo resultado.

¿Por qué muchos que proceden de los países del este de Europa aprenden español tan rápido? Principalmente por dos razones. Por pura y dura necesidad para poder trabajar y hacerse entender. Segundo argumento es cultural, educativo y mental. En muchos países de Europa oriental los padres y abuelos transmiten cultura y conocimiento por ejemplo contando historietas y en varios países se lee con asiduidad.

¿Qué podemos hacer? Hoy en día tenemos a nuestro alcance todos los medios para aprender idiomas. No lo tenemos que tomar tan seriamente, pretendiendo tener un nivel excelso en un par de meses. El proceso requiere paciencia y constancia. Inicialmente basta estudiar todos los días unos 20 minutos. Esto debido a que el cerebro necesita tiempo para asimilar las novedades. Entonces ¿Qué idioma elijo? Cualquiera que te apetezca, aunque el género, la edad y la clase social son factores que influyen a la hora de elegir. Por último, recuérdense: la mente es como un paracaídas, solo sirve si está abierta.

Quiromasajista Juha Karlsson

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