Se me desgarran las entrañas cuando leo las barrabasadas que sueltan los políticos de izquierda, los que han perdido las últimas elecciones y me asombro ante todo lo que dicen. Sin lugar a dudas, el hombre más criticado, digamos que hasta el extremo del odio, no es otro que Vicente Barrera que, por supuesto, no se le critica en condición de torero, eso quisiera él porque sería el detonante afirmativo de que seguía en activo en los ruedos.

No es el caso y, cuidado que la historia tiene bemoles. Vicente Barrera, un torero retirado, con la vida resuelta, empresario, licenciado en derecho, por pura vocación decide meterse en política y, lo ha hecho de la forma más complicada del mundo, formando parte de VOX, una formación que tiene las ideas muy claras, pero que jamás obtendrá la mayoría para poder gobernar; eso sí, como partido bisagra es gloria bendita para el partido Popular, es el caso de la Comunidad Valenciana y de tantísimos lugares de España.

Como digo, Barrera forma parte de este partido al que nadie le puede acusar de nada, absolutamente de nada y, por ser Barrera el Vicepresidente de la Generalitat, sufre ataques frontales por parte de toda la basura de izquierda, entre otros muchos, de ese pobre ser, labriego donde los haya, llamado Joan Baldoví, el que afirma que la fusión entre ambos partidos será la ruina para nuestra comunidad y, sin duda, para toda España. Pero vamos a ver, a Baldoví solo hay que mirarle a la cara, su rostro dice mucho más que sus palabras.

Hay que se retrasado mental –con perdón para todos los enfermos que sufren dicha lacra- para hacer semejante afirmación, y lo dice un tipo asqueroso que pactó con Irene Montero, la cajera de España, la ley del Si es sí. Es decir, esa aberración sin límites en la que decían defender a la mujer y, en el caso que nos ocupa, puesto que defendían a la mujer de los violadores y maltratadores, desde que entró en vigor la puta ley, casi cuatrocientos violadores están en libertad y, más de mil, a la espera de ser puestos en la calle, gracias a la ley citada. Y todos los cafres que han apoyado la ley descrita y otras similares, todos critican con saña y muestran su odio a Vicente Barrera.

El problema que tiene la política es que para ser político y triunfar, como ha sucedido en el PSOE y demás formaciones de izquierdas, solo hace falta tener el carnet adecuado en la boca, lamerle el trasero al jefe de filas y, de repente te ves convertido en ministro. Échale hilo a la cometa. Fijémonos como es de corrupta la política en su fuero interno que, por ejemplo, en la actualidad, para ser basurero hay que opositar, tener una formación y luchar por ese puesto de trabajo. Por el contrario, para dirigir España en los puestos de la más altísima responsabilidad, el primero que pasa por la calle lo hacen ministro y si encima es maricón, la dicha no puede ser mayor.

Por supuesto que no tengo nada contra los trabajadores porque mi vida se ha desarrollado siempre junto al trabajo y, para colmo, nunca fui a la escuela. O sea que, sé de lo que hablo. Y está muy bien que cualquier persona tenga acceso a la política pero, mediante unos cánones que deberían ser inviolables; digamos que, una formación cultural en todos los órdenes y, llegado el caso de que se tenga que ocupar un puesto de relevancia en el gobierno, no puede ser ministro/a, el primer idiota que pase por la calle. La Seguridad Social, no puede estar en manos de un político, debería de ser regida por un médico; cultura, otro tanto de lo mismo, y así todos los ministerios. Digamos que, cada cargo de altura debe ser ocupado por una persona avezada en materia, cosa de lo que carecemos en la actualidad y Dios quiera que sea ya por poco tiempo. ¿Qué pasa? Lo que ocurre. Una cajera de supermercado se pone cachonda, dicta una ley que dice defender a la mujer ante los violadores y, gracias a esa ley los violadores salen todos de la cárcel para seguir violando, ¿qué otra cosa hacer? Y así podría dar miles de ejemplos más.

Lo que sí ha quedado latente y de puro manifiesto es que noventa y cinco por ciento de todos los políticos de izquierda, son unos gandules que, para colmo, han mentido ante la sociedad puesto que, hoy, sin ir más lejos, he visto la “hoja de servicios” de la gran mayoría de los ministros, los que ocupan escaños en el parlamento y, nadie puede llegarle a las suelas de sus zapatos a Vicente Barrera que, ante todo, no ha mentido cuando ha mostrado su currículum y, sin duda, su vida laboral. Ese loco bailarín en los mítines del PSOE que es ministro de Cultura tiene la misma formación que yo. Patxi López dejó la carrera de derecho en el primer año de estudios porque, para abogado no valía pero, más listo que hambre, sabía que junto al partido lograría la gloria y, vaya si la logró. La lista es interminable, además de dramática. La derecha, con todos sus errores a cuestas, lo que sí tienen a su favor es que no mienten, no engañan a nadie diciendo y presumiendo aquello que no tienen.

Y, cuidado, se puede ser “analfabeto” y ser todo un triunfador. Pero como caso curioso, esas personas analfabetas, dicho con todo el cariño del mundo y el máximo respeto, no se dedican a la política, consagran su vida al mundo de la empresa y ante todo, con la ilusión de crear puestos de trabajo. Ahí tenemos el caso de un hombre que nunca fue a la escuela porque a los diez años estaba como dependiente de una camisería de La Coruña. Hoy, pasados los años, Amancio Ortega, que así se llama, es el empresario más grande que tiene España. Ha creado cientos, miles de puestos de trabajo y, quisiera ver la cifra que paga anualmente de impuestos y, como honores recibidos por parte del gobierno, para todos ellos, dicho en cristiano, se le tiene como un gran hijo de puta. El hombre que más ha hecho por España a nivel empresarial, el que ha donado, además de pagar sus impuestos, decenas de millones para la Seguridad Social, Cáritas y otras entidades caritativas, para esas gentuzas que nos gobiernan es un mal nacido y un explotador de seres humanos. La pregunta es obligada: ¿De qué viviríamos, hijos de mala madre, si no existieran personas como Amancio Ortega?

Digamos lo que queramos, la izquierda sigue criticando a VOX y, en este caso, al torero Vicente Barrera; y le critican los gandules, los sin oficio ni beneficio pero que viven a cuerpo de rey gracias a la olla grande que es el estado que todo lo soporta.