Un aficionado a los toros cualquiera, ante la situación política que estamos viviendo en España la definiría de una forma lacónica y singular, estamos contra las tablas. En realidad, nada más cierto puesto que el porvenir que se nos avecina, yo no se lo desearía ni a Pedro Sánchez que, para nuestra desdicha es el adalid de toda la maldad que reina en nuestro país, la sesión de investidura de Feijóo fue la muestra de todo lo que digo que, si Dios no lo remedia, vamos directos al abismo y, no lo remediará porque Dios está más entretenido cuidando de Cáritas para que no les falte comida y ropa a los pobres, antes que estar pendiente de un descerebrado llamado Pedro Sánchez.

Cuidado que, el asunto que estamos manejando no es tarea baladí, todo lo contrario. Que España pueda depender de un ser maligno, criminal, fugado de la justicia por haber dado un golpe de estado en Cataluña y que vive opíparamente en Bruselas como si de un maharajá se tratare y se llama Puigdemont, la cosa tiene bemoles. Pues con ese indeseable tenemos a España en sus manos gracias al corrupto más grande que existe en Europa, un tal Pedro Sánchez que, como todo apunta, está dispuesto para arrodillarse ante la rata de alcantarilla antes dicha para que Sánchez pueda ser presidente de este pobre país que, gracias a la política de izquierdas se encuentra anclado en el pasado.

Fijémonos hasta qué punto tiene que ceder Sánchez que, como primera medida, en el Parlamento de España, por decisión de Puigdemont, se han instalado pinganillos para que se hable en el Parlamento, el catalán y, acto seguido, claro está, en vasco y gallego, todo por la decisión de un tipo asqueroso y ruin al que hay que contentar con todos sus caprichos. Esa decisión solo puede decidirla un descerebrado criminal que, desde Bruselas se está riendo a mandíbula batiente. ¿Qué pasa, que después de dos mil años en el Parlamento no saben hablar todos en castellano? Pero los sociatas tragan con todo, hasta con esa necedad asquerosa que, como digo, no sirve para nada. Eso sí, alguna que otra apestosa catalana, al ver que la gente cabal del Parlamento se quitaba los pinganillos como señal de protesta, la muy guarra siguió su discurso en castellano. ¿En qué quedamos, cerdos asquerosos catalanes?

Claro que, ante semejante panorama, Pedro el cruel que es un orador brillante –no dice nada, pero es capaz de estar una hora vendiendo humo y luego se lo compran- dejó que hiciera la réplica a Feijóo a un indeseable llamado Oscar Puente que, en su momento, Sánchez lo eliminó como portavoz del partido pero, ahora, como le ha servido de perro de presa, le puso en el estrado para que dijera calamidades puesto que, antes de hablar debería de pensar todo lo que ha hecho como alcalde de Valladolid puesto que, sería bueno que, viajes en barco pagados por su amigo, le preguntásemos a los vallisoletanos qué logros ha dejado en la capital del Pisuerga. Ninguno, como Ximo Puig en Valencia que, lo único que logró es que los niños estudiaran en valenciano cuando, en la Comunidad Valenciana no habla nadie el valenciano en ningún centro social, político o sanitario; o sea, un cuento para decir que había hecho algo. Eso sí, pobres niños de Biar, por ejemplo que, cuando lleguen a Villena que está a cinco minutos, no sabrán entenderse.

Me gustó mucho el discurso de investidura fallida de Feijóo que, en su alocución demostró señorío a manos llenas, coherencia al más alto nivel, sentido de estado y, por encima de todo, sin ninguna mácula qué achacarle. Y no digamos de Santiago Abascal que, en su señorío y don de la palabra le dijo a Sánchez que es el ser más corrupto de Europa y, el galán de esta película dramática, ni se inmutó. Como digo, pudimos ver la altura de miras del señor Feijóo y de Santiago Abascal mientras que, todos los demás gritaban y calumniaban sin argumento alguno porque, como dijo Puente, ¿será posible que todos los problemas que estamos sufriendo ahora resulte que el PP el que tiene la culpa de todos nuestros males? Eso lo afirmó el indeseable que reinó en Valladolid para desdicha de aquella ciudad admirable.

Sánchez quedó callado en todo momento porque, claro, los cobardes tienen miedo de enfrentarse a sus adversarios porque, de haber tomado la palabra tenía que haber respondido ante las exigencias que un criminal y sus decenas de secuaces, le han exigido para que pueda ser presidente de España, algo que le están recriminado, no ya sola la derecha lógica y cabal, también los socialistas que han regido España durante muchos años con sensatez y sentido de Estado. Esos, según Puente, son unos nostálgicos que no han sabido adaptarse a los tiempos actuales. O sea que, unas personas que han defendido las siglas del socialismo ahora son, apenas uno locos del pasado.

Todo hace presagiar la hecatombe puesto que, el enano del Parlamento catalán está muy convencido de la amnistía, la autodeterminación y de toda la corrupción que se nos avecina. Yo tengo miedo, lo confieso, más que nada porque Sánchez ya ha dicho más de una vez que aquel golpe de estado no fue otra cosa que una desidia por parte de Rajoy por no intentar dialogar antes de que llegara el conflicto.  Pero, ¿se puede dialogar con criminales? Según Sánchez, así es y, como se está viendo es lo que hace él. Cuidado que, el tipo “monclovita” nos puede dar una sorpresa mayúscula arrepintiéndose en el último momento diciendo que hay nuevas elecciones. Lo primero es algo criminal, inaceptable, asqueroso, fuera de la ley, anti constitucional y repugnante pero, si decide que haya nuevas elecciones, entonces si se proclamaría adalid de la defensa de España y, a no dudar, ganaba las elecciones por absoluta mayoría, lo que viene a certificar que en España, el número de sonámbulos es infinito.